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El Basilisco
El Basilisco, revista de filosofía fundada en 1978 por Gustavo Bueno
 


El Basilisco, número 1, marzo-abril 1978, página 64

Gustavo Bueno Sánchez

Ontogenia y filogenia del Basilisco

El Basilisco, número 1, marzo-abril 1978, páginas 64-79.

En este estudio ofrezco algunos de los materiales sobre los que he basado un estudio mucho más amplio sobre el mito del Basilisco. Omito, por tanto, los análisis propiamente mitológicos para entregar simplemente algunas muestras interesantes de mi excavación. Poco, o nada, suscita la palabra basilisco al ciudadano medio, incluso universitario actual. Incorporada en sintagmas como estar hecho un basilisco, tener ojos de basilisco o ¡estáte quieto, basilisco, demonio coronado!, son escasos quienes se paran a reflexionar sobre el significado de la palabra aislada. En los diccionarios se mantiene un lacónico «animal fabuloso al cual se atribuía la propiedad de matar con la vista». Sin embargo, tras este nombre, se encierra uno de los mitos más ricos que se hayan dado. Su importancia radica no sólo en la abundancia de matices, circunstancias y atributos que le rodean, sino en el hecho de su antigüedad y presencia en culturas, tradiciones y pueblos bien diferentes.

La etimología de basilisco se encuentra en el sustantivo griego basiliskos, que significa reyezuelo, como diminutivo de Basileus, rey. En latín se produjo la misma derivación, apareciendo la voz regulus (en castellano regulo) con la que se le conoce. Los términos basilicock, cockatrice, cocodrille (al contaminarse con el cocodrilo) surgen a finales de la Edad Media en Francia e Inglaterra.

Versión digital de este texto en el proyecto Filosofía en español

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