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Teselas

Linneo y Darwin

Gustavo Bueno analiza las diferencias entre el fijismo de Carlos Linneo (1707-1778) y el evolucionismo de Carlos Darwin (1809-1882).


Gustavo Bueno, Linneo y Darwin

Tesela nº 115 (Oviedo, 5 de diciembre de 2013)

Transcripción GTGB ⋅ t115
Linneo y Darwin
1 ❦ 00:04

Vamos a hablar hoy sobre la relación histórica Linneo-Darwin.

2 ❦ 00:15

Relación de la que tratamos con cierta amplitud en unas lecciones que dimos, hace un mes o así, aquí en la Fundación, sobre el tema del Hombre y la Idea de Hombre, pero que, al parecer, según me han dicho algunos, quedó desdibujada la relación ordinaria, tradicional, convencional, si se quiere, entre Linneo y Darwin. Entonces, se trata de redibujar esa relación, atendiéndonos lo más posible, partiendo del punto de vista de la oposición convencional, normal, canónica que se ofrece, que es, simplemente, como todo el mundo sabe, la relación entre el fijismo y el transformacionismo o evolucionismo; no es lo mismo, pero en fin; porque el evolucionismo no tiene por qué ser transformista. Es decir, el evolucionismo puede tener lugar, tal como lo concebían los naturphilosophen, incluso el propio Hegel, que admitía evolución de las especies y de las formas de la naturaleza, pero no transformación de unas en otras; sino que, simplemente, lo que había era un orden ortogenético o progresista o degeneracionista, o lo que fuera; había un orden, pero no porque unas se transformasen en otras, esa es la cuestión.

3 ❦ 01:49

De manera que la posición fijismo, es decir, las especies en las que la naturaleza se reparte, no evolucionan, ni se transforman, están siempre fijas; lo que hacen es reproducirse o mantenerse tal como estaban, multiplicarse, pero no propiamente transformarse ni evolucionar. Entonces, la relación fijismo-evolucionismo es distinta de la relación fijismo-transformismo, pero…, en fin, yo creo que ya está dicho todo.

4 ❦ 02:26

Entonces, la cuestión es la siguiente: que esta relación (fijismo, evolucionismo o transformismo) parece, a primera vista, y así la consideran muchos, como una distinción fundamental, que es la clave de la evolución. Y así les pareció, también, a muchos que subrayan, que se ocupan, o que se han ocupado, de la influencia que Spencer, Herbert Spencer, tuvo sobre Darwin. Y esto, no en plan externo, sino en virtud de la propia confesión de Darwin que cita a Spencer, precisamente un artículo de Spencer sobre el desarrollo, varios años antes, ocho o diez años antes, de la publicación del Origen de las especies en 1859. Esta cita de Darwin se apoya precisamente en esto: decía Spencer que hay dos posibilidades para elegir cuando se refiere uno al origen de las formas vivientes y demás, a saber: el creacionismo y el evolucionismo. Claro, esta oposición es completamente…; vamos es muy importante, pero está concebida por Spencer, por los particulares planteamientos que él había hecho, y porque era la que tenía Spencer en aquel momento, pero no es ni la más importante filosóficamente, aunque es muy importante, por supuesto, ni por sí misma dice nada; porque creacionismo, claro, es un concepto también muy vago que puede referirse o bien al origen del universo, cuando se contrapone el creacionismo bíblico y cristiano con el no creacionismo, con el eternalismo, diríamos aristotélico, por ejemplo, donde el mundo, la naturaleza es eterna, por tanto, no es creada, pero, sin embargo, ¿es fijista?; sí, en parte sí, principalmente fijista, pero no es lo esencial, diríamos, de este asunto. Porque la palabra, el concepto de creacionismo, o no creacionismo (eternalismo, vamos a decir), envuelve a todas las demás y las desdibuja, esa es la cuestión. Y, de ahí, precisamente, de esta relativización o contextualización de la oposición, es de donde vienen las dificultades y los peligros de interpretar que, cuando se enmarcan estas distinciones en otras más amplias, parece que se desdibuja lo que parece evidente, que la diferencia entre Darwin y Linneo fue esta: el fijismo de Linneo frente al evolucionismo de Darwin, evolucionismo transformista de Darwin. Y esta distinción que, digo, es muy importante, sin embargo, no es lo fundamental, porque es una cosa, más bien…, la importancia, sobre todo, [es] histórica.

5 ❦ 05:45

Entonces, claro, la situación depende, precisamente, de la organización de la naturaleza, de lo que llamamos “naturaleza”, del universo vamos a decir, el universo visible; la interpretación del universo visible como se ha visto siempre; se cita a Platón por decir algo, porque Platón, efectivamente, tiene explícitamente esto y, además, de ahí deriva toda la teoría de los universales de Aristóteles, de la Edad Media, &c; de la transformación de las especies, el origen de las especies. Es el análisis del universo no como un caos, constituido por objetos individuales, por ejemplo, concretos. Individuales no, porque individuo implica especie; por sucesos que, en principio, son caóticos y que son distintos unos de otros, y entre los cuales no hay siquiera relaciones de causalidad, ¿verdad? A pesar de lo cual (lo decía Kant, lo volvió a repetir Gabriel Tarde, por ejemplo, y además muy bien), podría hablarse de un universo que, sin relaciones ninguna de causalidad determinista (de manera que, de tal suceso tenía que salir tal otro y no otro), sin embargo, podría hablarse de un mundo. Pues bien, frente a esta idea de la posibilidad de un universo caótico, vamos a llamarlo así, o para utilizar otra expresión de Anaximandro, de la misma tradición, un universo de ápeiron, un ápeiron; cuando el ápeiron se transforma en Cosmos, el Cosmos en gran parte consiste en que estos sucesos están enclasados, forman parte de clases (clases lógicas en el sentido de las clases lógicas) y estas clases pueden ser de muchos rangos, de muchos niveles; pero, en todo caso, que los individuos (porque cuando hay clases ya hay individuos, elementos que pertenecen a la clase, pero que si no hay clases no hay individuos, eso es lo que quiero decir, por eso hablamos de sucesos) que estos individuos están siempre enclasados; por tanto, no hay individuos, que el individuo siempre pertenece a una clase. Y se atribuye a Platón, precisamente este descubrimiento, con su teoría de las Ideas. La teoría de las Ideas de Platón sería la primera vez que se habría subrayado la circunstancia de que, precisamente, la diferencia entre un caos o un ápeiron y un cosmos es que en el cosmos, los contenidos de ese cosmos están clasificados, sencillamente; forman parte de clases y que la tarea principal del conocimiento es clasificar. De hecho, efectivamente, en la Academia de Platón se dedicó una actividad constante y muy intensa, precisamente a clasificar. Me acuerdo ahora de una famosa cita (me parece que es de Aristoxeno el pitagórico) irónica, donde está poniendo en solfa a las labores de la Academia cuando era Espeusipo, el segundo escolarca, su director, cuando dice: después de varias horas de discusiones animadas y muy intensas, lograron demostrar el lugar que ocupa la calabaza. Claro, esto para Aristoxeno y los que leían esto era una ironía fatal, ¿verdad?; pero hoy día es una estupidez completa porque en el momento que hay facultades de botánica o de zoología, donde la clasificación…; es una ironía de estas que quedan completamente…; es un poco como las bromas que hacía Aristófanes a Sócrates cuando decía que había logrado medir la distancia, los saltos que da cada salto de pulga; pues esto es lo que hace cualquier etólogo hoy día. Es decir, que son bromas que todavía siguen en los manuales y en las Historias, para mostrar la crítica que hacían los sofistas, el sentido común, a las tareas de los filósofos entonces (que, además, esas tareas hoy no se llaman de los filósofos, son más bien de los naturalistas en este caso: etólogos, biólogos o lo que fuera), que son bromas que muestran el carácter puramente histórico y relativo de estas bromas, que hoy día no tienen gracia, vamos nadie las ve como bromas; es decir, y lograron determinar donde estaba la calabaza, pues muy bien, pues lo lograron dentro de una clasificación; es decir, es difícil, incluso, verlas como chistes, pero sin embargo algunos todavía las…; y cuando se dice: las terribles críticas que Aristófanes hizo de Platón; ni críticas, ni historias, eso son estupideces (visto desde hoy) que decía Aristófanes, y luego los literatos que se mantienen en esa escala.

6 ❦ 10:45

Entonces, lo que ocurre es que estas clasificaciones…; la idea de clasificación sigue siendo muy ambigua, porque la clasificación supone una totalidad que tiene partes, pero esta totalidad puede ser atributiva o distributiva y esto es uno de los puntos centrales en este asunto que nos movemos hoy. Es decir, una totalidad distributiva es una totalidad (𝔗 gótica lo designamos nosotros) en donde los elementos de la clase son distributivos y, entonces, las relaciones entre los objetos incluidos en la clase son diairológicas, es decir, los objetos pueden ser independientes unos de otros y, sin embargo, se conjuntan en clases por relaciones de semejanza, principalmente, o de igualdad. En cambio, si las totalidades son atributivas, las partes de esa totalidad ya no necesariamente son diairológicas, sino que son sinalógicas, es decir, son interacciones entre unas y otras, contigüidades; y estas conexiones (más que relaciones){1} sinalógicas, naturalmente no forman clases distributivas, sino atributivas. Y, naturalmente, la organización del cosmos, según este tipo de círculos de interacción es totalmente distinta de la organización del cosmos como círculos de clases distributivas. Quiero decir que esta cuestión, que aquí no vamos a entrar, simplemente enunciarla para justificar la dificultad del asunto; esta distinción fundamental, fundamentalísima, por ejemplo, en el caso que nos ocupa: es muy distinto establecer unas conexiones, unos círculos de conexiones genealógicas entre unos individuos vivientes y otros dentro de la biosfera; estas conexiones genealógicas no necesariamente tienen que ser semejantes o iguales (la semejanza siempre está de algún modo, según el criterio de semejanza), pero no tienen por qué tener la semejanza de una clase porfiriana; lo que llamamos “clases plotinianas” tienen que ver con esto, cuando decía…, la famosa cita de Plotino, cuando dice: los heráclidas forman una unidad no porque se parezcan entre sí –es decir, los descendientes de Héracles–, sino porque proceden de la misma estirpe, proceden del mismo tronco; es decir, es un género plotiniano que no implica semejanzas y, menos aún, igualdades; es, lo que, precisamente la teoría de la evolución, a través de Haeckel en este caso, introdujo un taxón distinto con el nombre de phylum, los phyla, el phylum, la estirpe. Y, entonces, la organización de la Biosfera por medio de líneas de phyla en plural, de phylum, de estirpes, es totalmente distinta de una organización al estilo de las que, al parecer, hacían los platónicos (según la anécdota que he contado) en donde las relaciones genealógicas, prácticamente, aunque no se nieguen, sin embargo, no están presentes en la clasificación.

7 ❦ 14:22

Y, entonces, claro, la distinción tampoco es dicotómica, porque las relaciones de semejanza también pueden subsistir en el caso de las clases atributivas. El ejemplo más a mano y conocido por todos los que han leído a Platón, es el que Platón da en el Protágoras cuando habla de las totalidades tales como la barra de oro (es el ejemplo de Platón: la barra de oro se divide por la mitad y sigue siendo oro, y sigue siendo oro, es decir, que forma partes homogéneas) y, luego, la cara (dice Platón) que es una totalidad en donde las partes son heterogéneas (los ojos, la boca, la nariz, los labios, &c.). Y, entonces, en un caso, en el primer caso, la totalidad no es distributiva sin embargo (en el caso de la barra de oro), porque las relaciones entre las partículas o moléculas de oro siguen siendo…, a pesar de ser semejantes y formar parte de una clase y, por eso son sustituibles, en principio; sin embargo, la barra de oro no es una totalidad distributiva, sino atributiva. De manera que la interferencia es notable y esta es la base de todas las dificultades y en gran parte las que vamos a contemplar hoy con motivo de la distinción entre Linneo y Darwin.

8 ❦ 15:48

Porque Darwin… Bueno, y esto tiene que ver, a su vez, con las cuestiones de los universales, las que se trataron de los universales; las cuestiones que, comentando a Porfirio, que Porfirio ya había suscitado. Porfirio, como sabemos, en la Isagogé a Aristóteles (la Introducción al Tratado de las Categorías de Aristóteles) introdujo varios predicables y allí introdujo el concepto de especie, de género próximo, de género remoto, de categoría, de género supremo, y otros predicables, sobre todo, el propio y la especie, quinto predicable. Naturalmente, aquí la especie es la que estaba completamente ya en entredicho, ya por Aristóteles. Porque, claro, la especie en el fondo era el sujeto de la predicación, es decir, cuando se decía: el hombre es animal racional, entonces, la especie animal racional, el hombre como animal racional, la especie no era un predicable, era el sujeto de la predicación, por tanto, la especie no podía ser predicable. Este asunto lo trató en España muy bien Zúñiga, un escolástico del siglo XVI, en donde niega la especie sencillamente como predicable; no es que niegue la especie, no en plan nominalista, sino que la especie queda negada porque dice que está a otro rango, y además es verdad. Y toda la teoría de las especies de Darwin y de Linneo gira sobre estos temas, esto es lo que quiero decir yo. Que son problemas que se han planteado con especial interés y riqueza de contenidos en Darwin y en Linneo, pero que son problemas tradicionales de los universales; y es el concepto de especie que todavía está abierto. Es decir, que Darwin no resuelve en absoluto el problema de las especies y los géneros; ni el nominalismo, ni el realismo. En cierto modo, se podría decir que la oposición entre Linneo y Darwin desde este punto de vista, que Linneo es más bien realista de los universales, mientras que Darwin es nominalista; es una forma de decirlo. Principalmente porque Darwin se ocupa de individuos de especies más o menos convencionales que no tienen realidad propiamente, porque la realidad son los individuos, en la medida en que entre ellos hay relaciones de descendencia, que son las que interesan desde el punto de vista biológico y de la clasificación. Las relaciones de descendencia entre unos individuos y otros forman unas líneas genéticas que son las que van evolucionando; las especies en general no evolucionan, ni tiene sentido que evolucionen. De manera que estos problemas con los cuales Darwin se enfrentó armado de una lógica totalmente sumaria, imprecisa y vaga; y no digamos Spencer. Spencer era un ingeniero que no tenía ni noción de estas cosas; simplemente que se le ocurría lo que se le ocurría, y que tuvo un éxito impresionante en Inglaterra y en muchos países. Incluso obras suyas, lo del orden y el progreso y demás, pasó inmediatamente, incluso, a constituciones como las de Brasil, &c. Es decir, Spencer fue una especie de Hegel de los países anglosajones, pero era de una simplicidad, a pesar de que…, porque era un autodidacta realmente y se dedicó toda su vida al trabajo, pero vamos… Introdujo la teoría de la evolución, por eso es tan importante; la evolución de Darwin está inspirada por Spencer; introdujo la idea de Progreso, la evolución como progreso{2}. Y aunque Darwin…, había adquirido tal impregnación la teoría de la evolución que todo el mundo era evolucionista después de Spencer, y Darwin no tuvo más remedio que aceptar esta terminología, aunque no le convencía demasiado, pero, en fin, la aceptó.

9 ❦ 19:49

Pues bien. Entonces, lo que quiero decir con todo esto es que la teoría de la evolución de Darwin o la teoría de las especies y los géneros de Linneo es totalmente una cuestión filosófica de siempre, desde tiempos de Platón o antes aún. Lo que pasa es que el darwinismo introduce una revolución lógica, muchas veces lo hemos subrayado, tanto como biológica, es decir, lo que significó el darwinismo fue una revolución lógica, de la lógica de clases, tanto como una revolución biológica. Por ejemplo, la relación entre el género y las especies estaba completamente, totalmente, poco analizada, era confusa, ¿verdad?; porque ¿qué eran los géneros?, ¿en qué se diferenciaba un género próximo de una especie?, ¿la especie era especie en relación con los individuos únicamente? o ¿acaso los géneros no podían directamente aplicarse a las especies, predicarse de los individuos sin pasar por la especie?, en cuyo caso habría que distinguir, como hemos hecho nosotros muchas veces, entre géneros anteriores y géneros posteriores, en el sentido de que los géneros anteriores se pueden predicar de los individuos sin contar con las especies. Es decir, yo puedo decir, pues, qué sé yo, para poner el ejemplo tradicional, puedo decir de los hombres que son animales, de un individuo que es animal, sin pasar por la especie hombre; y tiene una serie de propiedades características y comunes a otros animales sin contar con la especie: el hecho, simplemente, de que cuando se cae de un avión un premio Nobel y una maleta, los dos caen bajo las mismas condiciones de la gravedad, de las masas; la especie maleta o premio Nobel no significa nada; desde ese punto de vista quedan igualados en el género lógico, diríamos. En cambio, los géneros posteriores son aquellos que solamente pueden predicarse de los individuos cuando la especie está dada. Un ejemplo que hemos puesto muchas veces es el que tiene lugar en la teoría de los gases; pues, por ejemplo, si tomamos como individuos cm3 de gas sodio o de gas butano, o de lo que fuera, entonces todos estos gases, por el principio de Avogrado, como sabemos, o el número de Loschmidt, estos gases, a misma presión y temperatura, &c., tienen el mismo número de moléculas, unos veintisiete trillones de moléculas. Entonces, ¿qué queremos decir con esto? Pues que para decir que todos estos gases tienen el mismo número de moléculas hay que haberlos especificado previamente, si no lo que decimos no tiene sentido; entonces son géneros posteriores.

10 ❦ 22:48

Ahora ya podemos replantear desde esta perspectiva que, como se ve, es mucho más compleja, porque el problema principal es dónde están las especies; si las especies son reales, ¿están en la mente?, ideas que se planteó ya Porfirio como sabemos. ¿Las especies están en la mente?, que es un poco la solución del nominalismo: las especies no existen, ni los géneros, son simplemente artefactos mentales, se dice, porque lo que existen son los individuos, “de carne y hueso”, que decía Unamuno, ¿verdad?, son los individuos de carne y hueso. Entonces, las especies son ficciones clasificatorias, pero, en fin, que no existen. Problema, este, que se replanteó en todas las discusiones sobre el marxismo del siglo pasado, del siglo XX, entre, para decirlo rápidamente, los teóricos del capitalismo y los teóricos del marxismo. Para los teóricos del capitalismo, que eran nominalistas, claro, la idea de clases sociales era una invención de los soviéticos, principalmente, y del marxismo para justificar un tratamiento de los problemas políticos en términos de clases, de clases sociales, como si tuvieran la verdadera existencia y los individuos fuesen, simplemente, elementos de esas clases; mientras que el planteamiento nominalista era negar las clases como invenciones propiamente ideológicas de la propaganda y subrayar que únicamente tienen existencia los individuos. Esta discusión cruzó todos los debates políticos del siglo pasado y todavía ahora, por supuesto; y el problema era, en el fondo, puramente lógico. De manera que, pero vamos a dejar este asunto porque los problemas ahí se anudan, se encabalgan y no hay forma de abandonar este terreno.

11 ❦ 24:46

Volvemos a Linneo, es decir, cuál es la posición de Linneo en este asunto. Pues la posición de Linneo es (yo creo que se puede decir, bueno hay que decirlo, es así, yo creo; no veo otra posibilidad de sostener lo contrario desde el punto de vista histórico-filológico) exactamente la misma que la del relato bíblico, teniendo en cuenta esta observación, esto se puede ver teniendo los textos de la Biblia presentes cuando dice: Dios crea a los individuos, a las plantas, a las rocas, &c., las crea según su especie, es decir, que la idea de especie está completamente presente en el relato bíblico, como está prácticamente en todos los pueblos primitivos, que esto es una cosa que ya la Etnología del siglo pasado ya lo aclaró, sobre todo, las obras de Lévi-Strauss, El pensamiento salvaje y demás. Es decir, hay una botánica, hay una clasificación, hay una taxonomía en los pueblos llamados “primitivos” o “preindustriales” o “preestatales”, donde los animales que nos rodean, las plantas que nos rodean, las cosas que nos rodean, están clasificadas, realmente clasificadas, a través del totemismo o directamente. Y estas clasificaciones en gran parte se mantienen en los círculos donde ya ha aparecido la Academia de Platón; es decir, que en el fondo se fundan esto. Quiero decir que el relato bíblico, al ofrecer esta idea de creó según las especies, no es que esté transmitiendo alguna revelación propia de la Biblia, es una cosa completamente general en todos los pueblos que tienen, según los gramáticos, lenguaje. Y antes del lenguaje también habría otras formas de clasificación, pero vamos a aceptar esto que para el caso es lo mismo. Entonces, el lenguaje suele ser caracterizado por los lingüistas, precisamente, como un lenguaje en donde están las clases, porque las palabras siempre pertenecen a una clase, es decir, están siempre enclasadas de algún modo. Entonces, lo que dice Linneo, siguiendo literalmente el relato bíblico, es que Dios creador, crea la Naturaleza –con mayúscula–, el imperio de la Naturaleza; y este imperio, como le llama Linneo, tiene tres reinos; claro, las clasificaciones políticas son clasificaciones también, son clases lógicas, pero, en este caso, son sobre todo atributivas. Este es el interés de la idea de reino o de imperio de Linneo: que está clasificando no en plan de clases distributivas, sino atributivas, porque un reino, desde el punto de vista político, no es simplemente un conjunto de individuos que se parezcan entre sí, sino simplemente una circunscripción del territorio de la superficie de la Tierra que está entre sí en interacción frente a otros que están fuera de él. Es decir, que las metáforas clasificatorias de tipo político, que son, sobre todo, los reinos, los dominios, los imperios, son clases atributivas. Y, entre ellas y a través de ellas, están las clases distributivas donde resulta que diferentes reinos forman también clases, aunque no tengan interacción; es el caso cuando se discute, precisamente, y los etnólogos y antropólogos lo reclamaron al principio, el propio Tylor, &c., reclamó, que el evolucionismo ya apareció en Antropología. Y el evolucionismo, lo que llamaban en el siglo XIX evolucionismo, y en el siglo XX, el evolucionismo antropológico, era más bien una denominación antropológica y se oponía no al creacionismo, ni al fijismo; se oponía, precisamente, al difusionismo. Es decir, algunas teorías radicales, las de Elliot Smith, por ejemplo, el difusionismo: el caso de las pirámides es el más conocido. Las pirámides aztecas o mayas, &c., ¿qué tienen que ver con las pirámides egipcias o mesopotámicas? ¿Es una evolución paralela de las culturas que han seguido unas líneas paralelas de desarrollo? Y, entonces, estas líneas de desarrollo, aunque sean independientes entre sí, sin embargo, forman clases similares, clases distributivas. O bien, esto es inverosímil y las pirámides de Egipto son resultado de un difusionismo de la cultura a través de Egipto (según la teoría de Elliot Smith y otros) o de las pitagóricas que llegaron a América a través del Kon-Tiki o de lo que sea, o través, simplemente, del estrecho de Bering, como es lo más probable. Entonces, la oposición evolucionismo / difusionismo, con mucha razón, solían decir los antropólogos que ellos habían introducido la idea de evolucionismo frente al difusionismo.

12 ❦ 30:22

Linneo lo que establece es una clasificación del universo ante todo en clases atributivas. Al universo le llama el “imperio de la Naturaleza” y este imperio está dividido en tres reinos: el reino mineral, el reino vegetal y el reino animal. Como es bien sabido, lo que hace Linneo es incluir sin más al hombre en el reino animal, es decir, el hombre es un animal. Naturalmente, con esto Linneo se opone enteramente al espiritualismo cartesiano concretamente, que es el dominante: el hombre es espíritu sobre todo, un espíritu que está dentro de un animal, pero el hombre no es animal, como género próximo; el género próximo del hombre es ser espiritual. Y ¿qué es animal? Pues aquí están todos los problemas de Gómez Pereira, el automatismo de las bestias, &c. Esta es una tarea muy larga pero esencial para la argumentación general. Entonces, lo que dice Linneo es que hay tantas especies y géneros (él considera sobre todo las especies y los géneros; añade nuevos taxones, como son las familias, las clases, los órdenes, &c., pero vamos a atenernos a los géneros y a las especies)… Linneo viene a decir que hay tantos géneros y especies cuantas Dios creó en el principio en la Naturaleza. Creó en el principio, esto quiere decir que las especies están fijas, que no han evolucionado, no se han transformado. Y, a estos efectos, hay una cuestión centralísima, que nada más puedo enunciarla, y es que Linneo sigue aceptando incluso la convención o la tesis, el dogma tradicional de la creación hace cinco mil años, que luego Buffon la alargó a los diez mil, pero, vamos. Esto es muy importante porque no es una cuestión accidental de decir bueno qué más da que fueran cinco mil años a que fueran doscientos millones o un millón de años o doscientos cincuenta millones de años. Da mucho, pero ¿por qué? Muchos dicen: no, no cambia, en cuanto a la esencia es lo mismo, es cuestión de cálculo. No, no, el cálculo es esencial, yo creo, por estas razones, entre otras: porque el mundo, el universo, tiene la duración que está en función de su extensión, lo cual hoy día es ya una evidencia desde la teoría de la expansión del universo, es decir, el universo es tan grande porque es muy viejo, esta es ya una conclusión resultante de Hubble, de la teoría de la expansión del universo. Si el universo hoy día tiene un radio de varios miles de millones de años luz, pues es porque hace tanto tiempo que está expandiéndose. De manera que esta misma idea es la que podemos aplicar aquí, en el sentido de que no es lo mismo tener cinco mil años de antigüedad que tener cinco mil millones de años o, para hablar de la Biosfera, pues tres mil millones de años, tres mil doscientos millones de años. Entonces, ¿por qué? Pues, porque, precisamente, las transformaciones necesarias para explicar por qué ocurren los fenómenos que conocemos históricamente necesitan un grado de extensión, de volumen, de masa, &c., de temperatura, que solamente en ciertos volúmenes a cierta escala se pueden obtener, sencillamente por esto, y entre otras cosas.

13 ❦ 33:14

Entonces, lo que hace Linneo es suponer… Bueno, Linneo, entonces, supone que las especies son fijas desde el principio: tantas especies son cuantas Dios creó en el principio. Los géneros, la cuestión de los géneros. Muchas veces se ha dicho que Linneo prefigura, de algún modo, el transformismo porque admite, ya en obras posteriores al Systema Naturae, &c., la hibridación entre individuos de diferentes especies dentro del mismo género y supone que los géneros son también unidades, pero que siguen siendo fijas, creadas por Dios, es decir, que Dios habría creado los géneros. Y, entonces, además, y esta es una idea de Linneo que efectivamente ha sido explotada muchas veces entre otros por Foucault en Las palabras y las cosas, en donde Foucault está intentando interpretar a Linneo desde el punto de vista del racionalismo cartesiano, claro, como siempre hacen los franceses, ¿verdad?; el racionalismo cartesiano, llamando “racionalismo” al sistema de clasificación numérica que corresponde, por ejemplo, a lo que hizo Mendeleiev con la tabla de los elementos. Es decir, Linneo habría establecido que los géneros hay que analizarlos en varias categorías que corresponden, precisamente, a totalidades atributivas dentro de cada género, las cuales, a su vez, se multiplican por varios parámetros y, entonces, resulta un total, multiplicando unos por otros, de cinco mil ochocientos cuatro géneros que habría, que serían los primitivos. De manera que, aún la teoría de los géneros de Linneo, a mi juicio tiene muy poco que ver con el transformismo o el evolucionismo porque los géneros son fijos; lo que ocurre es que hay cierta capacidad combinatoria dentro de unos géneros fijos en obtener fenoménicamente o fenotípicamente, diríamos hoy, diferentes fenómenos, fenotipos morfológicos pero siempre dentro del mismo género.

14 ❦ 36:33

Entonces, con esta teoría Linneo intentó clasificar todo el mundo. Se pondera, sobre todo la Ilustración ponderó, al hablar de Linneo, la gran revolución que habría logrado al considerar al Hombre como animal, originariamente, dentro de la perspectiva, diríamos, más o menos materialista, y racionalista sobre todo. Pero, claro, Linneo no era ningún racionalista, en ese sentido, la prueba es que la diferencia específica del Hombre la puso en la sabiduría, el Homo sapiens; y entonces la sabiduría era una propiedad precisamente de Dios; era el Dios sabio, que era el propio Linneo cuando hacía el mapa del Mundo. De manera que ahí está el embrollo que hemos hablado de Linneo, en donde se ve claramente que lo que estaba haciendo Linneo era, así lo hemos interpretado en otras ocasiones, una aplicación más de lo que hemos llamado “inversión teológica”. En donde Linneo no es el científico que ya se ha olvidado de Dios y de la Teología, sino que, más bien, está considerando a Dios para ver las cosas del mundo, según aquella máxima de Malebranche (su enemigo, claro, en este sentido) nosotros vemos en Dios a todas cosas. Se utiliza a Dios (esto lo hace Descartes, lo hacen prácticamente todos los científicos o geómetras o naturalistas de aquella época, sobre todo los ocasionalistas), es decir, ¿por qué la inercia?, porque viene de la inmutabilidad divina; ¿por qué –pues qué sé yo– la ley del cuadrado?, eso es ya más complicado, pero también se intentó explicar la ley del cuadrado por propiedades teológicas. Es decir, se trata de buscar en Dios la razón de las cosas{3}. Y, entonces, Dios prácticamente no es el de la Teología natural, sino de la Teología dogmática bíblica. Y de ahí la dependencia de Linneo de la Biblia enteramente. O dicho en general: de la Biblia y de las tradiciones clasificatorias o taxonómicas, pues propias de los pueblos primitivos, sencillamente, o de sociedades que no estaban todavía incluidas, en donde no había academias platónicas, ni de cualquier otro estilo. Es decir, está fundándose en una sabiduría anterior acerca de la organización del mundo en que nos movemos.

15 ❦ 39:03

La tesis linneana de que el hombre es animal como género próximo produjo unas convulsiones enormes en la concepción del mundo. La autoridad de Linneo fue creciendo, reconocido por los todos los sabios de toda Europa; creador, patrono de academias por todos los lados, su autoridad era enorme, pero, claro, el hombre era animal. Entonces, cómo el hombre podía ser un animal, si el hombre, precisamente, había hecho esa clasificación de Linneo, en donde estaba asimilándose a Dios porque estaba organizando realmente al mundo; la sabiduría consistía en hacer ese mapa del mundo precisamente. De ahí la reacción, que podríamos llamar la “contrarrevolución linneana” que tuvo como protagonistas, precisamente, a los cartesianos de algún modo. Es decir, habría un “reino hominal”, es decir, sería volver a restituir al hombre en su posición de rey de la Naturaleza y, por de pronto, del reino de los vivientes. Entonces, los tres reinos de Linneo se transformarían en cuatro: el mineral, el vegetal, el animal y el hominal, el reino hominal, el reino del hombre. Y esto sería un reino. Claro, aquí parece que el problema es una cuestión de rango puramente: en lugar hacerle un virreinato, hacerle un reino, ¿verdad? Pero estas diferencias de rango son diferencias taxonómicas, no son diferencias políticas, son diferencias taxonómicas. Y esta contrarrevolución que fue muy intensa, sobre todo en Francia, precisamente, por influencia del cartesianismo sin duda, sobre todo por obra de Quatrefages, entre otros, y otros muchos. Y, en España, arraigó profundamente, como ya hemos dicho muchas veces, en las sociedades médicas españolas, tanto de principios de siglo, bueno, de los años treinta después de la muerte de Fernando VII, y luego a final del siglo cuando se creó el Instituto de Antropología de Madrid, por ejemplo{4}. Los médicos tendieron en España, también en otros países, a defender un reino animal que, en el fondo, podría decirse la cosa así (y lo digo porque algunos médicos a mí me han subrayado mucho esta situación, es decir, no es que me lo invente yo): es la diferencia gremial entre médicos y veterinarios, sencillamente. ¿En qué se diferencia un médico de un veterinario?, me decía mi padre que era médico, hablando de esto; que el médico visita en la cama y el veterinario en la cuadra, esa es la diferencia. Claro, la diferencia era puramente aludiendo a criterios, diríamos, culturales, ¿verdad?, no biológicos, porque qué más daba un médico que un veterinario. De hecho, hoy día, la diferencia entre un veterinario y un médico se ha diluido porque los tratamientos son los mismos, el estrés lo tienen los cerdos tanto como los hombres y, en fin, la terminología es prácticamente la misma, la medicación es la misma, el desarrollo de la biología es exactamente lo mismo, y entonces resulta…, los trasplantes de órganos excuso decir. Total que la diferencia entre médicos y veterinarios, gremial, se ha borrado hoy día, salvo esto que digo yo, que sigue siendo la diferencia esencial. Y esta es una explicación de por qué los médicos no aceptaban, o no quería aceptar, de ninguna manera la definición del hombre como animal, sino un reino hominal. Claro, el reino hominal suponía el espíritu de algún modo. Y esta era la dificultad, que no era simplemente conceder un rango superior, es que ¿qué era el espíritu? y, sobre todo, cómo se conectaba con el cuerpo animal, animado, es decir, qué era el espíritu; y esta es una cuestión que sigue presente, sigue exactamente igual que en los tiempos de Quatrefages o, qué sé yo, del doctor Letamendi que fue uno de los más distinguidos defensores del reino hominal en España. Entonces, la idea del reino hominal fue una contrarrevolución linneana que estaba llamada a desaparecer porque planteaba más problemas que los que resolvía. Se concedía todo lo que se quisiera conceder al gremio de los médicos, pero la razón de esa concesión no era propiamente características animales que tuvieran, como pudieran serlo, esto ha sido últimamente ya, el hueso hioides que solo lo tiene el hombre y no el animal, lo que sería clave del lenguaje, o bien el palatocuadrado, una cuestión que analizó Goethe muy conocida. Es decir, el hombre no se diferencia de los animales porque tuviera un hueso distinto, sino por otras cosas diferentes, pues, por ejemplo, por fabricar herramientas, por organizar grupos políticos o lo que fuera, fue una cosa distinta. Y, entonces, el problema no era la cuestión del reino animal, del reino del espíritu, sino cómo se conectaban estas cosas. La idea de cultura y, sobre todo, la extensión de la idea de cultura a los animales con la etología introdujo unas zonas comunes que ayudaban a romper la dicotomía pero, sin embargo, la diferencia sigue existiendo hoy día{5}.

16 ❦ 45:08

Entonces, ¿qué es lo que hace Darwin?, o ¿cómo diferenciamos a Darwin de Linneo? El fijismo de Linneo está, sin embargo, acreditado, desde luego. Pero, ¿qué ocurre con Darwin? Pues sabemos las…, el otro día, no me acuerdo si fue aquí o dónde, hablamos, precisamente, del origen de la paleontología (bueno no vamos a repetir eso otra vez) por parte de Blainville y de Lartet, la paleontología humana. Aquí nos enfrentábamos con los huesos, cuando empiezan a descubrirse los huesos y las grandes osamentas de elefantes, de mamuts, &c., precisamente, Lartet y otros empiezan a descubrir…, y ahí está la figura de Cuvier. Cuvier no concibe, no puede admitir, por muchas razones, pero, en el fondo, razones que son precientíficas, a pesar de que Cuvier está considerado como la gran figura, la gran lumbrera de la ciencia natural, el origen de la moderna ciencia natural biológica, pues la teoría de las catástrofes. Pero la teoría de las catástrofes, Cuvier la formuló, precisamente, para explicar la conexión de unos huesos con otros que iban encontrando. A él le parecía completamente absurdo que el hombre, los residuos de hombres, de la paleontología humana, que designaba en Francia, sobre todo, principalmente, los paleontólogos humanos eran los que se dedicaban a estudiar calaveras que estaban enterradas en los cementerios de las iglesias, para efectos puramente ya, diríamos, de taxonomía nacional, es decir, si eran galos o si eran romanos, cosas de este tipo –con ideología típicamente política– y a Cuvier le parecía absurdo que el hombre hubiera vivido en la época donde estaba el Elephas antiquus, el elefante antiguo, cosas de este tipo, le parecía imposible. Y, además, ¿de dónde venía el elefante antiguo?, ¿cómo había desaparecido?, ¿había tenido sucesores?, es decir, es la geología lo que le movió a Cuvier, la geología que estaba en mantillas entonces. Y que la geología tenía como contenido, precisamente, la paleontología, porque en las excavaciones el hecho de que apareciera una concha o que apareciera un hueso o que apareciera un dije, pues muchas veces no se diferenciaban unas cosas de otras, todo eran caprichos de la naturaleza o ceraunias, o lo que fuera. Total que lo que Cuvier estableció en su teoría de las catástrofes es la idea de una creación no al principio, sino una creación permanente frente a Linneo; esa fue la gran diferencia, yo creo, intermedia. Hubo una creación permanente y no por hibridación, sino porque Dios no estaba pasivo después del último día, no estaba descansando, sino que estaba activo y seguía creando. Es la idea que luego Bergson (en el siglo pasado, en el siglo XX) introdujo, y que fue revolucionario, de la “evolución creadora”, la evolución es creadora, está creando cosas nuevas; no está, simplemente, repitiendo los patrones antiguos. Y es la idea que, sobre todo, introdujo (ya dentro de las esferas cristianas, católicas) el padre Teilhard de Chardin. Es decir, la gran revolución que significó en los años cuarenta, cincuenta y sesenta, el padre Teilhard de Chardin, pues fue esta: fue introducir el evolucionismo y un intento de conectar de nuevo la Biblia con el evolucionismo más acusado, incluso poniendo al final de la evolución el punto omega, que llamaba él, que era Jesucristo, o sea que la cosa ya no podía ser más surrealista, ¿verdad? Pero, vamos, la influencia que tuvo el padre Teilhard en el siglo pasado fue enorme. Claro, los que somos viejos ya nos acordamos de aquellas discusiones, conferencias sin cesar, discusiones, debates en todos los lados; era la moda, lo que ahora pueda ser el bosón de Higgs, ¿verdad?, era entonces le padre Teilhard en el siglo XX. Todo el mundo estaba hablando del padre Teilhard: ¿eres teilhardiano?, no…, bien. Por ejemplo, en Oviedo, como ya lo hemos contado muchas veces, estaba nada menos, aquí, uno de los miembros del Comité Internacional que se formó para editar las obras del padre Teilhard, que quedaron inéditas la mayoría de ellas, porque la Iglesia le puso ciertos reparos. Entonces, se formó un Comité Internacional compuesto por las más altas autoridades entonces de prestigio que había en Europa, y entre ellas estaba Crusafont que era catedrático de aquí de Oviedo precisamente, con el cual yo tuve muchísima relación y terminó la relación en la bronca como suele ocurrir ¿verdad?, porque era imposible completamente (bueno de esto habría mucho que hablar, pero en fin).

17 ❦ 50:24

Bueno, total. ¿Cuál fue la revolución darwiniana con respecto a Linneo? A mí me parece que la revolución darwiniana, principalmente, fue, primero, negar el creacionismo, no había creación. En ese sentido, Darwin volvía, no a inventarse otra cosa nueva, venía, simplemente, a restaurar el aristotelismo: el mundo es eterno. Y, entonces, si el mundo es eterno no tiene sentido decir de dónde viene o tal, simplemente las especies están ahí. Es otra cuestión distinta saber cuándo han aparecido; aquí sí que es una cuestión distinta, la cuestión de la medida de los años, de la antigüedad. Entonces, las especies existen por las razones que sean, pero Darwin, como es bien sabido, no sabía más que Linneo de las especies. Este es un hecho muy interesante que conviene subrayar; que no es que Darwin supiera más que Linneo, de biología no sabía absolutamente nada más que Linneo, incluso estaba detrás de Lamarck, que fue su principal contrincante. Porque Lamarck sí que tenía una teoría de la evolución gradual y, además, común a vegetales y a animales, pero Lamarck atribuía la evolución a una especie de teleología en donde el medio tenía una función principal: la famosa anécdota de las jirafas que tenían el cuello tan largo porque lo necesitaban para ramonear en las palmeras o en los árboles altos, tenía que crecerles el cuello, es decir, una explicación totalmente infantil, pero que, en cambio, asociaba la organización anatómica de una especie como la de las jirafas con el medio ambiente. En cambio Darwin, la visión era distinta. Claro, naturalmente Lamarck, pero también Darwin, no conocían en absoluto ni la genética, ni la teoría celular, ni cómo se podía incorporar en el organismo las adquisiciones que habían tenido lugar durante la vida individual, es decir, lo que se llamó después la “barrera de Weismann”. Weismann en los famosos experimentos con los ratones que les cortaba la cola a ver si los sucesores eran ratones sin cola; las generaciones que iba obteniendo en el laboratorio seguían con cola todas, es decir, las variaciones somáticas no transcendían a las genéticas. De ahí la famosa distinción de Weismann entre el soma y el germen. Y después, claro, el desarrollo de la teoría celular, pues, ya culminó en la teoría del omnis cellula ex cellula, más tarde se descubrió los ácidos nucleicos y, en fin, ya la genética y la doble hélice, y todo lo que sabemos pasado la mitad del siglo XX, Crick, Watson, &c., y luego la genética, el genoma. Pero de todo esto Darwin, como es natural, no sabía nada, sabía tanto como Linneo. Y ahí la gran barrera, sobre todo en el caso de Darwin, que ponía el acento, sobre todo, en la descendencia de unos individuos a otros, como hemos dicho antes; entonces, Darwin, necesitaba, necesariamente, una explicación de haberse saltado la barrera de Weismann, de cómo influían las variaciones somáticas individuales en la descendencia, cuando se sabía que el hecho de que alguien hablase un idioma no significaba que los hijos iban a hablar ese idioma, porque la lengua no se llevaba en la sangre, por mucho que se dijera. Y, entonces, un niño chino o bechuana trasladado a Inglaterra o a Estados Unidos hablaba inglés y no bechuana, &c. Y eso con cualquier otra cosa más, cualquier otra habilidad más, de carácter etológico.

18 ❦ 54:58

Entonces la situación de Darwin era mucho más urgente porque él necesita una teoría, necesariamente, para explicar cómo las variaciones individuales…; como es sabido Darwin se inspiró, sobre todo, por tanto, no en la ciencia, por así decirlo, eso fue lo interesante, a mi juicio, de la revolución darwiniana. Que la revolución darwiniana tuvo su origen, precisamente, en otras observaciones que no eran propiamente biológicas, que eran sobre todo sociológicas, fue Malthus, las de su propio abuelo Erasmus Darwin y, sobre todo, Malthus, es decir, la ley de Malthus famosa, es decir, que los alimentos crecen en proporción aritmética y los seres se multiplican en proporción geométrica, por consiguiente faltan los alimentos, por consiguiente la lucha es inexcusable. Y Darwin encontró allí un criterio objetivo, mecánico, no puramente subjetivo (como este de Lamarck del estiramiento de los cuellos) para explicar por qué razón las especies podían prosperar o prevalecer las unas sobre las otras: fue la teoría de la lucha por la vida, famosa. Y la lucha por la vida, a su vez, estaba inspirada en Darwin, precisamente, en la observación minuciosa de los granjeros, de los cultivadores de palomas, de ovejas, &c., y de la selección artificial que hacían los granjeros. Es decir, que los criterios para Darwin fueron Malthus por un lado, la observación de los granjeros, es decir, la observación de tecnologías, más que observaciones científicas eran las tecnologías las que estaban a la base de su revolución. De manera que lo que hizo Darwin fue primero aplicarlo a las especies y después al hombre, y al final porque, al parecer, tenía que pasar la censura de su esposa, ¿verdad?, porque el decir que el hombre procedía de los monos ya era demasiado; ya los animales unos de otros, pero los hombres era imposible que vinieran de los monos; claro eso era ya el salto mortal. Sin embargo, Darwin lo dio y, además, lo dio porque se le anticipaba Wallace, que si no lo hubiera dicho Darwin estaba el libro de Wallace ya a punto de ser publicado.

19 ❦ 57:25

Entonces, resulta que la diferencia fundamental entre Darwin y Linneo ¿cuál es? Pues, a mi juicio, la diferencia fundamental es que Linneo sigue siendo realista, realista exagerado, es decir, los universales, las especies y los géneros están desde siempre en la mente de Dios, en la mente humana o en la naturaleza, como sea; ahí no aclara porque esa es una cuestión completamente metafísica. Pero, ¿existen realmente o no? Claro, ahí está la cuestión. Los nominalistas tendían a decir que existen en la mente, sólo que son palabras. Pero, naturalmente, no son palabras; cuando hablamos de un perro o de un lobo, del canis lupus o lo que sea, no hablamos de palabras; hablamos de una especie, además de una especie mendeliana se llamaría después, porque los miembros de esa especie tienen que ser fértiles entre sí, y la especie se multiplica a través, precisamente, de los otros. De manera que no son palabras, a mí me ha parecido siempre una gran frivolidad, y a otros muchos, y que, sin embargo, es el gran arma que siempre se manifiesta contra la teoría de las clases.

20 ❦ 58:39

De manera que Linneo, claramente, es un realista exagerado, en el sentido tradicional. Pero Darwin, ¿qué?, Darwin no. Ahí está la novedad, yo creo, y la genialidad de Darwin. Darwin no sabe qué es la especie, desde luego. El origen de las especies no se sabe si quiere decir si es el origen de la idea de especie o el origen de las especies; el origen de las especies por la selección natural. Claro, ahí es donde Darwin introduce un mecanismo de carácter objetivo, observable, mecánico hasta cierto punto, en donde el hecho de que una especie desplace a otra en la lucha por la vida es medible, se pueden establecer las razones por las cuales hay el cambio; los cambios son externos como en Lamarck, pero no teleológicos en el sentido de Darwin; por eso a Darwin no le gustaba mucho la teoría de la evolución de Spencer que suponía el progreso y Darwin nunca habló de que una especie fuera más progresiva que la otra; sino simplemente que era la dominante, la que había dominado.

21 ❦ 59:45

Pero resulta que Darwin al poner el acento en la descendencia, lo que llamamos nosotros la transformación diatética, la génesis diatética de la especie a través de los individuos, que es propia de los seres vivientes, y que es, precisamente, la razón por la cual podemos diferenciar la evolución cultural de la evolución natural, es decir, si vamos a un museo del estilo de estos grandes museos ingleses de Victoria y Alberto y vemos una sala enorme con todas las generaciones de automóviles o de locomotoras, o de lo que fuera, y vemos, luego, una sala también enorme de la serie de evolución de los primates y de los hombres, ¿qué diferencia hay? La diferencia fundamental yo creo que es esta (bueno, y se habla de la evolución del automóvil, de la evolución de la bicicleta, de la evolución de la música, de eso se habla normalmente, ¿no?, es decir, de la evolución del arte), la diferencia es bien clara, yo creo: que en las series genealógicas biológicas unos individuos han aparecido a través de otros, directamente a través de otros; mientras que las estatuas de una serie de estatuas egipcias, griegas, mesopotámicas, &c., las estatuas no han nacido unas de otras, sino que ha sido a través de un demiurgo que las ha organizado; habrá habido mecanismos de mímesis, de mimetismos, pero las estatuas no producen estatuas, sencillamente, ni las locomotoras producen locomotoras. Entonces, hablar de evolución de la humanidad es una metáfora completamente engañosa, porque no hay tal evolución en el sentido estricto biológico. Y las leyes, pues sí, pueden ser parecidas en un orden, pero no tienen por qué serlo. Es decir, cuando se habla de la evolución de la humanidad, como se habla normalmente ya, desde la obra gigantesca, bueno de la colección gigantesca de Henri Berr, La evolución de la humanidad, en donde se pretendió a principios del siglo XX ofrecer una historia del hombre por analogía a la historia de las especies biológicas, esa era una metáfora tremenda que tuvo consecuencias, y las sigue teniendo, sumamente peligrosas para el buen entendimiento de lo que es la historia y demás. Y esto es una cuestión que sigue pendiente enteramente{6}.

22 ❦ 1:02:32

Pues bien, y ya termino. La idea de creacionismo en Linneo influyó también de otro modo distinto que por eso no queda agotado por el fijismo y el evolucionismo, como vemos. El creacionismo suponía creatio ex nihilo y, por tanto, Dios estaba creando, había creado los reinos de la naturaleza, los géneros y las especies dentro de cada reino, pero cada uno por creación directa ex nihilo, lo cual quería decir prácticamente que la naturaleza carecía de unidad interna. Es decir, que la naturaleza carecía de unidad interna porque estaba creada por actos divinos de creación que, en cuanto divinos de un ser omnipotente, no tenían por qué estar vinculados los unos a los otros; Dios podía crear en cualquier momento las especies más estrambóticas, monstruosas le llamaríamos, pero que no tenían por qué estar ligadas a las otras. Y, entonces, la naturaleza de Linneo carecía de unidad interna. La unidad la daba, precisamente, la providencia divina en la medida en que organizaba las cosas, las ponía a punto; que, en cierto modo, no está tan lejos de Newton, porque el sistema de Newton de la gravitación, la teoría de gravitación de Newton tampoco dejaba al margen a Dios. Newton, como sabemos, era totalmente cristiano, creacionista, pero unitarista, lo que no era trinitario, Dios era único, como lo eran tantos otros (Miguel Servet en España); era unitarista, Dios era uno solo, había creado la naturaleza, había creado los astros, el Sol, las estrellas, &c., las había creado y las había puesto cada una en su sitio. Luego empezaban a funcionar por sí mismas con las leyes ya inmanentes a la naturaleza, pero, de vez en cuando, estas leyes desajustaban y Dios tenía que ponerlas en orden. Es decir, que Dios seguía interviniendo de algún en la naturaleza, esto el propio Newton. Lo cual, muchas veces…, yo he conocido a profesores de física y demás que quedaban asombrados, decían esto fue Newton cuando era joven; no, no, cuando era joven y cuando era viejo, era una ideología que estaba metida, y basta leer ahí los textos de Newton, de la Dióptrica, &c., donde se ve claramente lo que está diciendo Newton de un modo más o menos disimulado. Entonces, la unidad de la naturaleza no era interna, era una unidad externa, por una causa externa que es la que ponía en orden y creaba las cosas.

23 ❦ 1:05:15

En cambio, la idea de Darwin abría paso a una interpretación totalmente distinta, puesto que los seres vivientes por lo menos, dentro del reino vegetal y animal, que habían sido unificados por Lamarck, precisamente, que es el que introdujo el concepto de biología como denominación común no meramente taxonómica, no meramente gnoseológica, sino que Lamarck (que había sido botánico y luego por razones administrativas tuvo que dedicarse a la zoología) vio claramente que había muchas cosas comunes entre ambos que obligaba a establecer una continuidad entre ambos reinos, prácticamente era reducir los dos reinos, vegetal y animal, en uno solo, que era lo que después se llamaría el reino de la Biosfera.

24 ❦ 1:06:01

Entonces, la unidad que Darwin podía abrir al mundo era una unidad interna, inmanente, porque unos seres procedían de otros, físicamente de otros. Y esto se interpretaba en el sentido del monismo, es decir, el reino del hombre quedaba reducido al reino animal, el reino animal al vegetal y todos juntos, y luego con Oparin y demás, y el desarrollo de la química, el reino de los vivientes era un capítulo de la química del carbono; por consiguiente, en el fondo la naturaleza, las leyes eran únicas para toda la naturaleza; y, entonces, el que presidía las leyes de la evolución era sencillamente la química o la física después o la física nuclear o lo que fuera, que es el problema que tenemos hoy: la ciencia unificada.

25 ❦ 1:06:56

Claro, el monismo que Darwin introdujo sin darse mucha cuenta de lo que hacía fue inmediatamente el camino que encontró la teoría de Darwin por parte del materialismo del siglo XIX, de Büchner, de Vogt, de Moleschott, &c., de Feuerbach; un monismo que luego lo heredó Haeckel, dentro del evolucionismo, y Ostwald y otros tantos. Y lo heredó sobre todo el marxismo. El marxismo es el que lo popularizó durante tantos años en el siglo pasado a través del Diamat en la Unión Soviética, en donde el evolucionismo era ya interno y, además, estaba orientado a producir el hombre nuevo, es decir, el ser espiritual, el progreso que se conseguía en la revolución. Es decir, el monismo marxista en el fondo era una evolución de estas doctrinas y, por tanto, el darwinismo era esencial al marxismo como lo vio Marx muy rápidamente y, como es bien sabido, le rogó a Darwin que aceptase la dedicatoria de El Capital. Y Darwin que no quería saber nada de esto le dijo que muchas gracias, pero declinó el honor de tener la dedicatoria de Marx.

26 ❦ 1:08:23

Y, entonces, la diferencia entre Darwin y Linneo más profunda filosófica, yo creo que está entre el pluralismo, mediatizado por la unidad externa de Linneo, y el monismo implícito en Darwin que lleva después a todo lo que hemos dicho al marxismo, &c., y que se opone al pluralismo discontinuista del materialismo filosófico.

27 ❦ 1:08:51

Y, más o menos, yo creo que con esto ya está dicho lo que yo quería decir.

Final ❦ 1:08:59

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{1} Véase a este respecto: Gustavo Bueno, Filosofía de las relaciones, Escuela de Filosofía de Oviedo (10, 17 y 14 de octubre de 2011).

{2} Gustavo Bueno, Análisis crítico de la Idea de Progreso, Diez lecciones en el marco del Curso acerca de la Idea de Progreso. Oviedo, 11 de enero a 22 de marzo de 1994.

{3} Sobre el concepto de inversión teológica véase: Gustavo Bueno, Ensayo sobre las categorías de la Economía política, La Gaya Ciencia (nº 6), Barcelona 1972, págs. 131-187.

{4} Sobre estas cuestiones véase: Elena Ronzón, Antropología y antropologías. Ideas para una historia crítica de la antropología española. El siglo XIX. Prólogo de Gustavo Bueno, Pentalfa ediciones, Oviedo 1991.

{5} Gustavo Bueno, La Etología como ciencia de la cultura, El Basilisco, número 9, 1991, páginas 3-37

{6} Véase: Gustavo Bueno, Los límites de la evolución en el ámbito de la Scala Naturae. Conferencia de clausura del Congreso Internacional sobre Evolucionismo y Racionalismo, Universidad de Zaragoza, 8-10 de septiembre de 1997.

GTGB

• Gustavo Bueno, El “Reino del Hombre” y el hombre histórico (cuatro lecciones oct-nov 2013)

• Gustavo Bueno, Paleontología (tesela 114)