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Teselas

Paleo-Ontología

Gustavo Bueno analiza en esta tesela el contexto ideológico teológico científico en el que surge la Paleo-Ontología, y se limitan sus pretensiones gremiales ulteriores como disciplina. Se atribuye a Enrique María Ducrotay de Blainville (1777-1850) haber acuñado en 1822 el término «paleontología» (así, por ejemplo, en el discurso preliminar del tomo XCIV del Journal de Physique…, París, enero 1822, página LIV: Palæontologie). Ducrotay ya era desde 1812 catedrático de anatomía y zoología de la Facultad de Ciencias de París, cátedra que había obtenido con la ayuda de Cuvier, con quien luego se enfrentó violentamente. En 1830 Ducrotay sucedió a Lamarck en la cátedra de Historia Natural del Museo y en 1832 a Cuvier en la cátedra de Anatomía Comparada. El término paleontología se fue expandiendo (en L. F. Grognier en Compte Rendu des travaux…, Lyon 1823, pág. 113, &c.), en 1834 forma dentro de un epígrafe («6. Minéralogie, Géologie et Paléonthologie») en Compte rendu de la Société de Physique et d'Historie Naturelle de Génève (pág. 93.) y en 1835 constituye un apartado propio (en Résumé des travaux de la Société Géologique de France, París 1835, pág. LXXXIV, «§ IX. Paléontologie.»). Treinta años después comienza a utilizarse el rótulo «paleontología humana», de la que se considera fundador a Eduardo Lartet (1801-1871). En 1613, doscientos años antes, Rodolfo Goclenio (1547-1628) había utilizado en su Lexicon philosophicum, parece que por vez primera, el término «Ontología».


Gustavo Bueno, Paleo-Ontología

Tesela nº 114 (Oviedo, 3 de diciembre de 2013)

• Gustavo Bueno, El “Reino del Hombre” y el hombre histórico (cuatro lecciones oct-nov 2013)

• Gustavo Bueno, Linneo y Darwin (tesela 115)