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Escuela de Filosofía de Oviedo

Marcelino Suárez Ardura

Sobre Del rigor en la ciencia de Jorge Luis Borges

25 enero 2021


cartel

Esta lección pretende analizar el famoso relato de Jorge Luis Borges, Del rigor en la ciencia, desde las coordenadas del materialismo filosófico. Con tal intención, se despliegan en ella un conjunto heterogéneo de argumentos que involucran diferentes planos filosóficos (ontológico, gnoseológico, noetológico, antropológico, filosófico político, &c.).

Del rigor en la ciencia debe ser entendido como un relato que no se agota en los análisis filológicos (estilísticos, gramaticales, retóricos, biográficos, sociológicos, etc.) sino que exige una hermenéutica filosófica que denominaremos «metodología noetológica». La metodología noetológica nos permitirá desvelar la estructura racional del relato entendido a la manera de las instituciones discursivas holomorfas.

En el curso del análisis del relato de Borges, hemos atendido especialmente a dos objetivos. El primer objetivo está orientado a enfocar el relato de Borges como una institución discursiva susceptible de ser analizada según el método de la racionalidad circular noetológica. Esto permite entenderlo en paralelo con otras instituciones literarias y artísticas en general, pero también científicas. Desde este punto de vista, se conculca la separación entre el mito y el logos, entendida como remitiendo a dos clases disyuntas incomunicadas.

El segundo objetivo no es completamente independiente del primero, pero puede ser entendido de forma disociada del mismo. Consiste en romper con la idea de que el mapa es un objeto privativo de la geografía; es decir, que solo cabría una concepción univocista de mapa.

Marcelino Suárez Ardura es filósofo especialista en materialismo filosófico, su campo de investigación cubre la filosofía de las ciencias humanas, en especial, de la geografía y la historia.

 
Marcelino Suárez Ardura, Sobre Del rigor en la ciencia de Jorge Luis Borges (3h 5m)

Oviedo, 25 de enero de 2021

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Del rigor en la ciencia

…En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad y el mapa del imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisfacieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.

Suárez Miranda, Viajes de varones prudentes, IV, cap. XLV, Lérida, 1658.

[ Jorge Luis Borges, Obras completas 1941-1960, Círculo de Lectores, Barcelona 1992, pág. 443. ]

Lewis Carroll, Silvia y Bruno, vol. 2, 1893

—Ésa es una cosa que hemos aprendido de vuestra Nación –dijo Mein Herr–, el arte de hacer mapas. Pero lo hemos desarrollado mucho más que vosotros. ¿Cuál es para ti el mapa más grande que sería de verdad útil?

—Sobre seis pulgadas por milla.

—¡Sólo seis pulgadas! –exclamó Mein Herr–. Nosotros muy pronto superamos las seis yardas por milla. Entonces probamos con cien yardas por milla ¡Y finalmente llegamos a la idea más fabulosa de todas! ¡Realizamos un mapa del país con la escala de una milla por milla!

—¿Lo habéis utilizado mucho? –pregunté–.

—Nunca ha sido desplegado todavía –dijo Mein Herr–, los granjeros se opusieron. Ellos dijeron que cubriría completamente el país, ¡y no dejaría pasar la luz del Sol! Así que ahora utilizamos el propio país, como su propio mapa, y te aseguro que funciona casi tan bien.

[ Raúl Ibáñez, El sueño del mapa perfecto. Cartografía y matemáticas, RBA, Navarra 2011, pág. 129. ]

Lewis Carroll
Jorge Luis Borges
 

—Ésa es una cosa que hemos aprendido de vuestra Nación –dijo Mein Herr–, el arte de hacer mapas. Pero lo hemos desarrollado mucho más que vosotros. ¿Cuál es para ti el mapa más grande que sería de verdad útil?

—Sobre seis pulgadas por milla.

…En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad y el mapa del imperio, toda una Provincia.

 

—¡Sólo seis pulgadas! –exclamó Mein Herr–. Nosotros muy pronto superamos las seis yardas por milla. Entonces probamos con cien yardas por milla. ¡Y finalmente llegamos a la idea más fabulosa de todas! ¡Realizamos un mapa del país con la escala de una milla por milla!

Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisfacieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.

 

—¿Lo habéis utilizado mucho? –pregunté–.

—Nunca ha sido desplegado todavía –dijo Mein Herr–, los granjeros se opusieron. Ellos dijeron que cubriría completamente el país, ¡y no dejaría pasar la luz del Sol! Así que ahora utilizamos el propio país, como su propio mapa, y te aseguro que funciona casi tan bien.

Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.

 
Esquema de análisis noetológico

I   Propuesta o proposición (de composición-segregación)
    a   Prótasis
    b   Ekthesis

II   Contraposición
    a   Diorismós
    b   Kataskeué

III   Resolución
    a   Apódeixis
    b   Sympérasma

[ Gustavo Bueno: “Poemas y Teoremas” (junio 2009) • “Poesía y verdad” (julio 2009) ]

Etapas del circuito noetológico en Del rigor en la ciencia

I   Propuesta o proposición (de composición-segregación)

…En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad y el mapa del imperio, toda una Provincia.

II   Contraposición

Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisfacieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.

III   Resolución

Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.

Etapas y fases del circuito noetológico en Del rigor en la ciencia
I   Propuesta o proposición (de composición-segregación)
 
   a   Prótasis…En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que
 
   b   Ekthesisel mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad y el mapa del imperio, toda una Provincia.
II   Contraposición
 
   a   DiorismósCon el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisfacieron y
 
   b   Kataskeuélos Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.
III   Resolución
 
   a   ApódeixisMenos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos.
 
   b   SympérasmaEn los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.
 
Del rigor en la ciencia incorporado al análisis noetológico que ofrece Bueno en “Poemas y Teoremas
I   Propuesta (composición / segregación)(1) Prótasis propositivaConstruye un triángulo equilátero sobre una recta delimitada1 Suelta mi manso, mayoral extraño,
2 pues otro tienes de tu igual decoro,
…En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que
(2) EkthesisEs decir, sobre la recta AB construye un triángulo equilátero
Euclides I,1
3 deja la prenda, que en el alma adoro,
4 perdida por tu bien y por mi daño.
el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad y el mapa del imperio, toda una Provincia.
II   Contraposición(3) DiorismósDescribe un círculo AΓΔ con centro en A y radio AB...
Euclides I,1
5 Ponle su esquila de labrado estaño
6 y no le engañen tus collados de oro,
Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisfacieron y
(4) KataskeuéA partir del punto Γ donde los círculos se cortan traza dos rectas formando el triángulo AΓB y el círculo BΓE, &c.
Euclides I,1
7 toma en albricias este blanco toro,
8 que a las primeras hierbas cumple un año.
los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.
III   Resolución(5) ApódeixisA es el centro del círculo ΓΔB; luego AΓ es igual a AB [por la definición 5], B es el centro del círculo ΓAE, luego BΓ es igual a BA [definición 15]; luego ΓA y ΓB son iguales a AB; luego [noción común 1: dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí] los tres segmentos de rectas son iguales entre sí.9 Si pides señas, tiene el vellocino
10 pardo encrespado, y los ojuelos tiene
11 como durmiendo en regalado sueño.
Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos.
(6) SympérasmaLuego el triángulo ABΓ es equilátero y construido sobre la recta delimitada AB.
Q. E. F.
Euclides I,1
12 Si piensas que no soy su dueño, Alcino,
13 suelta, y verásle, si a mi choza viene,
14 que aun tienen sal las manos de su dueño.
En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.
Interpretaciones de Del rigor en la ciencia
desde la perspectiva de las reflexiones de un geógrafo (“pensamiento geográfico”)

Se trata de una interpretación del microrrelato en términos alegóricos –no autogóricos–, pero considerando como referente la crítica a la Cartografía y a “la utopía del mapa a escala 1/1” (Bailly 2018, 98). Se interpreta el texto desde la consideración de los imaginarios geográficos.

«Por último, el notable escritor argentino Jorge Luis Borges también colabora a comprender que el mapa es un acuerdo social, subrayando los límites de la representación cartográfica. Cuenta en su Historia universal de la infamia (1935) (El Hacedor?) la historia de un grupo de cartógrafos que movidos por la sed de poder de un imperio decidieron hacer un mapa perfecto de su país, un mapa que diese cuenta cabalmente de su territorio. Para ello se entregaron a la tarea de elaborar aquel territorio en escalas cada vez más grandes, hasta llegar a tener algún día un éxito total con una representación perfecta, es decir, un mapa del territorio ¡en la escala de 1 a 1!»

[ Antoine Bailly, Alejandro Salazar & Andrés Núñez, Viaje por la geografía, Ril Editores, Santiago de Chile 2018, págs. 97-98. ]

Etapas del circuito Noetológico en Del rigor en la cienciaSistemas de alternativas gnoseológicas en Borges –emic– desde la perspectiva del circularismo –etic–
I Propuesta o proposición (de composición-segregación)

…En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad y el mapa del imperio, toda una Provincia.

Teoreticismo

La ciencia rigurosa busca la verdad como una perfección consistente en la construcción de formas (Mapa) que dan cuenta del territorio (materia) (0, 1). La escala nos permite sucesivas aproximaciones (cada vez más prefectas).

Circularismo

La perspectiva del circularismo, por supuesto, no podemos pensarla como ejercida por Borges. Borges –emic– estaría dando cuenta del sistema de alternativas que supone la contraposición entre teoreticismo, adecuacionismo y descripcionismo. El conjunto de estas tres alternativas solo desde la perspectiva –etic– circularista puede ser pensado, como negación de todas ellas.

II Contraposición

Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisfacieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.

Adecuacionismo

Pero este tipo de mapas (por aproximación según la escala) resultan insatisfactorios. La verdad en la ciencia solo se conseguiría con un mapa (Forma) del tamaño del Imperio (Materia) (1, 1). Pero de aquí resultan dos vías irreconciliables: a) Vía del regressus (de las partes al todo): teoreticismo (0, 1). b) Vía del progressus (del todo a las partes): descripcionismo (1, 0).

III Resolución

Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.

Descripcionismo

Desechada la propuesta del teoreticismo (0, 1), tampoco es satisfactoria la respuesta que por contraposición ofrece el adecuacionismo isomorfista (1, 1) porque en el regressus vuelve a contener al teoreticismo. Por lo tanto como resolución tan solo nos queda la opción del descripcionismo (1, 0). El planteamiento adecuacionista es inútil. Lo importante es el territorio (materia). Así, se explicaría el famoso nominalismo de Borges a este respecto.


Sobre esta lección
(a) User Paiche [comentarios youtube 27 enero 2021]

Me llamó la atención lo que dijo Marcelino sobre su desconocimiento de por qué los geógrafos usan expresiones borgeanas como “laberínticos” o “senderos que se bifurcan”, &c. Yo, desde mi formación filológica, me atrevería a recomendarle que se adentre en el estudio del cambio semántico que tiene que ver con la psicología de Ullman. Mediante ello podría disipar sus dudas. Asimismo, se puede relacionar esto mismo con otra duda que le noté sobre otro respecto, cuando dice que las lecturas de Borges “ayudan a pensar” a los geógrafos. Sin embargo, también se puede agregar al análisis semántico, el factor de la actitud filosófica de Borges, que es completamente agnóstica (como él mismo dice en sus múltiples entrevistas) y encasillada dentro de la filosofía analítica o positivista. Podemos decir, pues, que estos geógrafos mencionados comparten la misma actitud filosófica que Borges.

Quizás me equivoco, pero me dio la impresión de que cierta faceta de la literatura de Borges le desagrada. A propósito de ello, podría decir que ese desagrado es por razones filosóficas: Marcelino es ateo y materialista filosófico y Borges agnóstico y positivista. Con este panorama es obvio que ciertas facetas de la literatura de Borges le desagraden. Es la misma reacción de un materialista filosófico frente a Kant: choca el ateísmo del MF con la metafísica del filósofo alemán. Añadiría, además, discrepando de su opinión de que Borges es metafísico, que Borges no puede ser metafísico porque su visión no es necesariamente ontológica. Yo lo veo más como una síntesis entre el agnosticismo y el positivismo. Otra cosa que quería mencionar es lo que se dijo sobre la inspiración o semejanzas entre la novela de Lewis Carroll y este microcuento de Borges. Pues, nada nuevo bajo el sol, estas semejanzas se dan a lo largo y ancho y en todos los tiempos de la literatura universal: se da en Berceo y sus relatos hagiográficos con las parábolas cristianas, en Cervantes y las las novelas de caballerías, &c. &c. Incluso, en la filosofía con la teoría de la Symploké de Gustavo Bueno con la Symploké de Platón. Estas relaciones son frecuentes y ni por asomo tienen ánimo de plagio.

No quiero dejar de mencionar tampoco el tratamiento que hace Marcelino de la geografía como ciencia dura o exacta. Como bien sabemos, la geografía es una ciencia, sí, pero social, como la historia. La geografía o la mapología están subordinadas a los fenómenos geográficos o accidentales de la naturaleza como la erupción de un volcán o un maremoto, que cambiarían la geografía de un lugar y por ende, del mapa. Esto me recuerda a aquel célebre debate entre Don Tomás López y Pedro Ínsua, en Santo Domingo de la Calzada, a propósito de situar a la historia dentro de las ciencias sociales y no dentro de las ciencias exacta, como pretendía Ínsua, pese a las explicaciones de don Tomás desde el MF. Antes que se me olvidé, también me parece pertinente comentar la afirmación que hizo Marcelino sobre la “oscuridad” en los textos de Borges. A esto, repetiría lo que dije anteriormente: se debe a la actitud filosófica de Borges (su agnosticismo y positivista).

En cuanto a la última crítica que le haría, más que una crítica es una aclaración que quisiera hacer. Es sobre la diferenciación entre el análisis filológico y el análisis de los literatos (como Vargas Llosa). Ambos son muy diferentes: la filología cuenta con más herramientas de orden de rigor académico que del análisis de los literatos que suelen ser más eclécticos (parafraseando a don Tomás).

Ahora bien, estas críticas no van en desmedro de esta magnífica charla, sino, todo lo contrario, nacen de la atención pormenorizada de esta exposición. Muy grata, además, por cierto. Cómo no valorar el genial circuito noetológico que se desplegó. La proposición, contraposición y resolución, pese a los ecos hegelianos de tesis, antítesis y síntesis, supera la postura de este filósofo kantiano alemán, por la potencia del MF.

La demostración de las fases de las etapas del circuito noetológico fue simplemente magistral. Asimismo, la relación entre título y texto para “no salirnos de la escala de interpretación”, fue maravillosa, porque dejó en evidencia a otros intérpretes de textos que la omiten y por ello caen en incongruencias. Además, hay cosas en esta conferencian que se dijo de manera implícita: el posmodernismo de Borges y sus “paradojas” russelianas o positivistas. Sin duda, el postmodernismo de Borges es superior al de Foucault en tanto en cuanto al rigor del análisis. Y sobre las paradojas russelianas en la obra de Borges es muy probable que sea debido al contexto que le tocó vivir al escritor argentino.

Por último, darle las gracias a Marcelino por el esfuerzo de dar a conocer la noetología del Materialismo Filosófico al gran público. Si bien fue a partir de un texto literario, esta conferencia, estoy seguro, servirá para que los seguidores y estudiosos de la obra de Gustavo Bueno sigan profundizando en esta indispensable herramienta del MF para el estudio de las diferentes disciplinas artísticas, no solo de la literatura, como la pintura, arquitectura, &c. Un cordial saludo.

Marcelino Suárez Ardura [comentarios youtube 30 enero 2021]

He leído muy atentamente sus interesantes comentarios sobre la lección que impartí en la Escuela de Filosofía de Oviedo (EFO), el lunes 25 de enero de este 2021, en la sede de la Fundación Gustavo Bueno de Oviedo (España). Vaya por delante mi agradecimiento, que hago extensivo al resto de personas que están dejando sus opiniones a propósito de esta misma charla, por el tiempo que ha dedicado a escuchar y a reflexionar sobre la misma.

Me gustaría, en unas breves líneas, precisar o matizar algunas cuestiones que plantea usted con el fin de aclarar un poco más mi posición. Así que aquí, detrás del teclado y sin el incordio de tener que quitar y poner el barbijo –ceremonia que estaba dirigida a que se escuchase mejor, y no precisamente para hablar, como se ha dicho, porque se puede hablar perfectamente con el barbijo colocado–, me dispongo a realizar tales precisiones como si usted estuviera presente en el mismo salón de actos de la Fundación Gustavo Bueno.

En primer lugar, quisiera referirme a la utilización de Borges –de sus obras o de algunas de sus obras– por parte de los geógrafos, como una suerte de recurso que les ayuda a “pensar”, les “estimula” y hace que la ciencia de la geografía sea “más humana”; Gustavo Bueno, en un artículo titulado “¿Qué es la Universidad?” combate muy sutilmente este tipo de argumentos comunes. Pues bien, tales expresiones aparecen en muchos geógrafos, tanto de las hornadas más clásicas como de las más recientes (Capel, Bailly, Raffestin…). Mi planteamiento, no es manifestación de ningún desconocimiento. En todo caso, parte de un argumento ad hominen frente los mismos geógrafos. Porque el argumento del papel de Borges como estimulante o como auxilio al “pensamiento geográfico” es un argumento genérico (lisológico –sociológico, psicológico, epistemológico…–) que utilizan los geógrafos parapetados en sus teorías espontáneas de la geografía; desde las estancias más íntimas de su taller. A mi juicio, desde la Teoría del Cierre Categorial, las cosas se ven de forma diferente –y mucho más ajustada–, y se podrá estar o no de acuerdo, pero, en todo caso, el planteamiento comienza siendo morfológico (gnoseológico), lo que centra correctamente la argumentación. Efectivamente, cuando “reflexionamos” sobre la geografía, en cuanto es considerada como una disciplina científica –una ciencia rigurosa para emplear la terminología borgiana–, estaríamos en el plano de las cuestiones gnoseológicas, que son todas aquellas relativas a la “unidad y distinción de las ciencias”. También caben planos y escalas ontológicas, que seguramente están cruzadas en symploké. Pero no cabe confundirlas. Estas confusiones son las que se observan en la historia del llamado “pensamiento geográfico”. Contra este tipo de afirmaciones estaba dirigido mi análisis de las relaciones entre la literatura y la geografía. Así pues, no se trata de Borges, sino de una serie de alternativas gnoseológicas que cruzan por la utilización que los geógrafos, como Bailly, hacen de Borges. Lo mismo ocurriría si en vez de analizar a Borges y su Del rigor en la ciencia analizásemos a Yves Lacoste y su interpretación del famosos relato de los sabios ciegos de Algacel. No se trata, por tanto, de análisis de cambio semántico, al menos en una perspectiva psicológica; se trata de las cosas mismas, de que los geógrafos cuando citan a novelistas, a cuentistas, a poetas, &c., para fortalecer sus argumentos, deberían saber primero que estos autores a los que utilizan (Borges, Algacel) y sus instituciones discursivas son “funciones” que cobran valor en virtud de sus ideas sobre la disciplina a la que pretenden apuntalar nematológicamente. Precisamente por ello referiremos la oscuridad de Borges o de Algacel y no porque sintamos mayor o menor simpatía por tales autores. Particularmente, soy lector de Borges, al que considero un escritor universal efectivo –a través del español–. No se trata de rechazar la literatura en cuanto que arte sustantivo sino cuando esta empieza a cobrar un carácter didáctico o pornográfico, como ha demostrado Gustavo Bueno en sus reflexiones sobre la literatura del año 1974.

En segundo lugar, quisiera referirme a dos pares de oposiciones a través de las cuales se quiere dibujar las distancias que existirían ente las posiciones filosóficas que he podido ejercitar en la lección del lunes 25 y las propias posiciones de Borges. Estas oposiciones son las siguientes: se trataría de oponer el materialismo (filosófico) y ateísmo (de Marcelino) al positivismo y agnosticismo (de Borges). Los rótulos “materialismo”, “ateísmo”, “positivismo” y agnosticismo” tomados con independencia unos de otros no tendrían a mi juicio ningún significado más allá de las entradas correspondientes de un diccionario enciclopédico. Parece evidente que pertenecen a la clase del vocabulario filosófico, pero, precisamente por ello, la confusión y borrosidad atinente a un tratamiento al margen de premisas ontológicas, antropológicas, epistemológicas, gnoseológicas, &c., es decir, al margen de un mínimo sistema de coordenadas, sería muy evidente. De hecho ni el ateísmo se opone directamente al agnosticismo, ni el materialismo se opone directamente al positivismo. Las oposiciones tendrían que establecerse en los distintos planos de un sistema (ontológico, gnoseológico, epistemológico, antropológico filosófico histórico, &c.) frente a otro. Así, por ejemplo, el materialismo se opone al positivismo desde un punto de vista gnoseológico, pero no de la misma manera cuando ese positivismo es un descripcionismo que cuando es un adecuacionismo o un teoreticismo. El materialismo en cuanto que materialismo gnoseológico es un circularismo que opera de tal manera ante las demás familias gnoseológicas que, cuando se opone a una corriente en cuestión, a un sistema (v.g. adecuacionismo), incorpora “dialécticamente” argumentos de otras corrientes –el circularismo se opone al descripcionismo, del lado del teoreticismo, en cuanto que constructivismo, pero se separa del teoreticismo, reconociendo en el descripcionismo la consideración de los términos científicos, en el contexto de las operaciones–. Lo mismo pasaría en el plano ontológico, &c. Agnosticismo y ateísmo, pues pertenecen a escalas y planos distintos, y no cabe confundirlos. Como no es este el asunto que he tratado en la lección de la EFO, lo dejo de lado hasta mejor ocasión. Cuestiones similares, habría que decir respecto al término “metafísico”. Desde el materialismo filosófico, no se utiliza el concepto de metafísica en el sentido positivo, a la manera, por ejemplo, de Heidegger –para referirnos a la tradición filosófica Occidental, esa lucha entre lo óntico y lo ontológico que desvela y oculta al Ser–. Metafísico se emplea aquí en el sentido que Gustavo Bueno establece en El papel de la filosofía en el conjunto del saber así como en otras muchas obras.

Otra precisión importante es la relativa a las conexiones entre Lewis Carroll y Borges a propósito del extracto de Silvia y Bruno y Del rigor en la ciencia, respectivamente. Efectivamente “nada nuevo bajo el sol”, con esto ya contaba en mi argumentación, pero está bien que se haya sacado a debate para aclarar las cosas. Aún añadiríamos que lo de menos es el plagio, que en modo alguno es el caso aquí. De lo que se trataba, al paso del análisis noetológico, era de criticar las teorías intencionales, creacionistas y mentalistas de la obra artística. En este contexto, Silvia y Bruno de Carroll nos sirve de arsenal argumentario porque nos pone delante de las mismas instituciones (externas y no mentales) que dirigen (conducen y canalizan) de alguna manera las líneas del proceso de anamnesis-prolepsis inherente a la construcción, por parte de Borges, de Del rigor en la ciencia; un poco a la manera como las líneas del Partenón están inscritas en el Panteón de Agripa y en las de El Escorial y más tarde en la Puerta de Brandeburgo de Berlín, a través de las operaciones (anamnesis-prolepsis) del arquitecto como sujeto artístico o estético (correlato del sujeto gnoseológico). Aquí el objetivismo estético atinente al materialismo filosófico se opone al subjetivismo estético, pero también al naturalismo y al creacionismo.

En cuarto lugar, es necesario hacer algunas precisiones sobre la naturaleza de la geografía y de la historia. Me voy a mantener, en la perspectiva de la Teoría del Cierre Categorial, en el contexto de la distinción entre las metodologías α-operatorias y las metodologías β-operatorias. Desde este punto de vista, considero poco apropiado hablar de la geografía y de la historia como “ciencias sociales”. Más apropiado desde nuestros presupuestos es hablar de “ciencias humanas y etológicas”, pero en ambas (la geografía y la historia) encontramos metodologías α y β. El concepto de ciencias sociales gira alrededor de aquellas ciencias humanas y etológicas que transitan por planos β-operatorios mientras que el concepto de ciencias culturales se refiere a aquellas ciencias humanas que lo hacen por planos α-operatorios. Sin duda, la geografía, entendida como geografía humana –la geografía de los geógrafos– es una disciplina que contiene en su cuerpo procesos metodológicos α y β. En este punto, como la historia. Mi posición al respecto se sitúa al lado de la de Tomas García López. La llamada geografía física es otra cuestión; y no estaríamos muy equivocados si la colocáramos al lado de las disciplinas comúnmente clasificadas como ciencias naturales. Por otro lado, no está muy claro qué se quiere decir con la expresión “subordinación” a los fenómenos geográficos o accidentales de la naturaleza, porque lo que se desvela en esta expresión es un cruce de planos (ontológico y gnoseológico) que hacen deslizar la argumentación hacia el descripcionismo.

Finalmente, he de referirme a la distinción entre el “análisis filológico” y el “análisis de los literatos”. Los análisis filológicos pueden moverse a escalas gnoseológicas muy distintas. Por ejemplo, a grandes rasgos, la historia social de la literatura se mantendría a una escala β-operatoria mientras que la escala de la historia de los estilos, de los géneros, y aun la de los tropos estilísticos, sería una escala α-operatoria. Pero, sin embargo, hay que establecer distancias entre la perspectiva filológica y la perspectiva filosófica de la filosofía. Este asunto es crucial, y fue expuesto por Gustavo Bueno en La metafísica presocrática estableciendo claramente la distinción entre ambas perspectivas. Como las obras literarias, si acaso no totalmente si en algunos casos, pueden ser analizadas teniendo en cuenta su carácter de pensamiento público (v. g., pensamiento publico en español) habremos de tener en cuenta la posibilidad de su tratamiento desde una perspectiva filosófica y no puramente filológica. Los análisis literarios se mantienen a otra escala pero involucran ideas filosóficas. Así pues, el “análisis filológico” y el “análisis de los literatos” aunque puedan ser disociados no pueden ser separados. Aquí, estaríamos ante nebulosas nematológicas inherentes al hacer literario, nebulosas de las que ni siquiera en el supuesto de una ciencia total filológica quedaría al margen. De ahí el papel crucial del materialismo filosófico como alternativa de análisis y crítica de estos asuntos.

Finalizo aquí mis matizaciones, reconociendo el interés y el valor de sus reflexiones. Seguramente la exposición apresurada de una lección dejó flecos sin tejer. No obstante espero haber aclarado algunos de los temas suscitados. Atentamente, Marcelino.

 
Escuela de Filosofía de Oviedo