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Teselas

Normas

Gustavo Bueno, dentro de un conjunto de teselas destinadas a exponer las figuras del espacio gnoseológico, trata de las normas, tercera figura del eje pragmático.


Gustavo Bueno, Normas

Tesela nº 54 (Oviedo, 22 de junio de 2010)

Transcripción GTGB ⋅ t054
Normas
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Pues hablamos hoy de la última figura pragmática que llamamos norma, las normas.

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Las normas también, como hemos dicho otras veces, (pues seguimos el mismo método, como es natural) son figuras características de las ciencias, pero no exclusivas de ellas; porque las normas, como sabemos, son genéricas, hay también normas genéricas. Y hay normas previas a las ciencias y al desarrollo de especialidades científicas. Normas que plantean problemas muy característicos, que se reproducen en las normas científicas, principalmente sobre el origen de las normas y de su fuerza de obligar, es decir, cuál es la fuerza de obligar de las normas y, en el caso concreto, cuál es la fuerza de obligar de las normas científicas.

3 ❦ 00:48

Entonces, la teoría general –aquí no podemos exponer, simplemente recordarla porque alguna vez habremos hablado de ella en estas teselas, me parece–. Las normas como algo que no proceden del cielo o de la conciencia, sino que proceden precisamente de rutinas previas que ya encontramos en Etología, y cuando estas rutinas confluyen entre sí rutinas de diferentes grupos; la rutina victoriosa, por las razones que sean, esa rutina se convierte en norma. Entonces las normas procederían de una conducta etológica general, pero con la circunstancia de que hay normas enfrentadas, que se enfrentan entre distintos grupos por diversas razones. Entre esas normas prevalece una de ellas, por las razones que sean, que son las importantes aquí a considerar. Y esta rutina victoriosa es lo que llamamos norma.

4 ❦ 01:46

¿Qué ocurre entonces en las ciencias? Pues lo mismo que veíamos en los dialogismos{1}. Que estas normas de las ciencias son heredadas, en gran medida, de instituciones previas a las ciencias. Son normas heredadas de tecnologías, de instituciones religiosas, políticas, &c. Pero que en las ciencias se consolidan de un modo, o por razones especiales que son las que hay que investigar.

5 ❦ 02:11

Naturalmente, hay también –como hemos visto en los autologismos{2}–, quien sostiene, según la teoría de la ciencia que se mantenga, quien sostiene que las normas son totalmente ajenas a las ciencias. Que una ciencia es totalmente reacia a cualquier tipo de norma externa, se dice. Y que lo que hay que practicar, la tesis de Feyerabend por ejemplo, de hace unos años, que hizo mucho ruido, el anarquismo científico. No hay ninguna norma, en nombre del principio de proliferación. Sencillamente, cada cual puede investigar lo que le dé la gana, y entonces sencillamente no hay normas. Las normas son totalmente ajenas a las ciencias.

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De otra parte, también correspondiente a la segunda teoría de la ciencia que llamamos teoreticismo, pues todo lo contrario. Las normas son necesarias a las ciencias porque, si la ciencia es sobre todo un consenso, hace falta una norma democrática –diríamos– (sobre todo), o autoritaria, que se imponga, para que pueda haber consenso. Esta idea de las normas en el sentido del consenso tiene mucho que ver con la tesis que Kuhn desarrolló con la famosa teoría de los paradigmas. Porque los paradigmas son normas realmente. Son normas que obligan a los sujetos operatorios; es decir, a los científicos, a los miembros de la comunidad científica –como se dice. Éstos están sujetos a normas. Los ejemplos que se podrían poner serían… Y además normas que son resultados de convenciones. Ahora, lo que ocurre es que las convenciones no se dicen lo que son. Por ejemplo, yo recuerdo hace muchísimos años de haber escuchado a un profesor de Matemáticas que cuando explicaba esta famosa igualdad de que “a” elevado a cero es igual a uno (a⁰ = 1). Y le preguntábamos ¿y esto qué es?, ¿por qué es esto?, dice: “es una convención”. Nos imaginamos que había habido un congreso de matemáticos que había dicho bueno “a” elevado a cero igual a uno (a⁰ = 1) en lugar de decir que “a” elevado a cero es igual a diecisiete (a⁰ = 17). Sin embargo, es evidente que “a” elevado a cero es igual a uno (a⁰ = 1) no es una norma convencional, aunque se haya estabilizado o se haya ratificado en un congreso, cosa que lo dudo además; porque “a” elevado a cero es igual a uno (a⁰ = 1) es absolutamente necesario dentro de la práctica y de la coherencia del álgebra, y de las leyes de los números naturales, en fin, como es bien conocido. Entonces no es convencional, no se puede decir otra cosa en relación con las leyes de división, las leyes de potenciación, &c.

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Resulta que hay muchas clases de normas, como es natural. Entonces, desde el punto de vista de la Teoría del Cierre, ¿de dónde proceden las normas de las ciencias?{3} ¿Cuál es la razón de las normas de las ciencias, de la normatividad? Seguramente, las normas de las ciencias tienen que ver efectivamente con normas que procedan del propio campo de las ciencias. Es decir, las normas obligan a los sujetos operatorios, pero no en virtud de diferentes fuentes o estratos de las ciencias, sino en virtud del propio campo, esa es la cuestión. Lo cual implica, evidentemente, que hay muchas clases de normas. Por ejemplo, que muchas veces se llaman “normas científicas” a normas que son genéricamente científicas. Por ejemplo, cuando Watson, el descubridor del ADN, dice en su famosa autobiografía que la Ciencia –la Biología, en este caso– no puede ocultar pruebas, tiene que portarse éticamente unos con otros, no puede mentir. Es decir, todas estas normas son éticas o deontológicas, no son propiamente científicas. Porque algunas veces incluso esas normas de no copiar, &c., pueden ser útiles. En el caso por ejemplo de la acusación que se le hacía a Leibniz de haberle copiado a Newton las claves del cálculo diferencial. Cuando fue a visitarle Newton se salió un momento y entonces él miró sus papeles, y según algunos dicen que allí es donde descubrió la clave de la integración. Si esto fuera así, cosa que es totalmente discutible, el hecho de que Leibniz hubiera incumplido la norma de no plagiar habría sido útil, porque seguramente Leibniz desarrolla aquello de una forma que no lo hizo Newton.

8 ❦ 06:55

Total, hay normas también pedagógicas, normas de divulgación científica; pero esas son todas normas extracientíficas, aunque forman parte del cuerpo de la ciencia. El caso, por ejemplo, de normas que establecen pedagógicamente, por ejemplo el caso del Menón que establece órdenes o una forma que parece puramente didáctica de establecer o resolver problemas de la duplicación del cuadrado. Esta norma del Menón podría interpretarse de otro modo. Aquí no estaría dando una norma pedagógica como la interpretaron algún skinneriano, cuando la época de las máquinas de enseñar, donde reinterpretaban el Menón en las formas de una máquina de enseñar. Sócrates sería una máquina de enseñar, con aquellas famosas cuestiones de los años sesenta que estuvieron muy de moda. Sino que aquél famoso pasaje del Menón de Sócrates con el niño de esclavo, que va enseñándole sin saber Geometría, lo que se puede interpretar que está Sócrates o Platón reproduciendo es el proceso dialéctico del problema de la duplicación del cuadrado, que no se ve intuitivamente, directamente, sino que necesita estos rodeos que luego se reproducen en la Pedagogía, pero que también habrían tenido lugar en la Historia de la Ciencia.

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Total, si nos atenemos al punto fundamental –aunque sea muy esquemático– del origen de la fuerza de obligar de las normas científicas, a mí me parece que el origen de la fuerza de obligar está, para que sea específicamente científico, en la propia naturaleza del campo científico. Es decir, es una norma que obliga a los sujetos, por supuesto, porque es pragmática; pero los sujetos, en la medida en que están determinados de algún modo por los propios objetos de qué tratan, y por la composición de esos objetos. El ejemplo más evidente es el que hemos puesto antes, la norma “a” elevado a cero es igual a uno (a⁰ = 1), esa norma obliga a todos los matemáticos. Las normas de unidades científicas, de los convenios, de los congresos científicos, &c. La importancia de las normas es mucho más abundante de lo que podría pensarse, pero sin embargo están determinadas por el objeto, y sobre todo, por la concatenación de objetos que puedan producir un contexto determinante y un cierre categorial, diríamos. Y entonces, esas normas de presentación, de investigación, los protocolos se llaman otras veces. Las reglas, lo que llaman las reglas para la dirección del ingenio, pues esas son las normas. En España es muy conocida, aquel libro famoso de Cajal Reglas y consejos de la investigación científica, donde Cajal no da ni una sola línea desde el punto de vista gnoseológico. Porque allí las normas son normas psicológicas –por así decirlo–, normas de comportamiento de un científico y, entonces, no tienen absolutamente nada que ver con la Teoría de la Ciencia, aunque sean normas, pues, muy prudenciales y prácticas y nada más.

Final ❦ 09:58

——

{1}Dialogismos”, Tesela 53.

{2}Autologismos”, Tesela 52.

{3} Gustavo Bueno, Teoría del cierre categorial, Pentalfa, Oviedo 1992-1993, 5 vols.

GTGB

Normas (Diccionario filosófico)