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Gustavo Bueno compara las críticas del PSOE con los debates televisivos. Foto: Pablo Lorenzana |
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Susana D. Machargo / Oviedo
Gustavo Bueno niega la afinidad ideológica con el PP que le atribuyen aquellos que no comparten los razonamientos de sus libros. Asegura que su único delito es interpretar la actualidad a través de la filosofía. Una realidad social en la que no caben ni los problemas ni los horrores. Mantiene su apoyo a la invasión de Irak y se muestran muy escéptico al hablar del final de ETA. Y el filósofo encaja con ironía los dardos que le acompañan.
—¿Mantiene Gustavo Bueno una cruzada contra el PSOE y contra Zapatero?
—Esa acusación ya recae en un vicio. Eso es lo que dicen todos los sicofantes que me han criticado sin ni siquiera leer mi último libro. Son los que lanzan cualquier argumento sin molestarse en leerlo para poder rebatirlo con argumentos. Para ellos desde el principio era un producto maldito. Esta forma de proceder demuestra la gran confusión de ideas que existe y me sugiere lo que pasa en los programas rosa de la televisión. Es una vergüenza que su única intención sea descalificar.
—¿De dónde surge esa comparación de Zapatero con Alicia en el país de las maravillas?
—Esa idea me viene de cuando Zapatero apareció en la revista Marie Claire . Después llegó su propuesta sobre la alianza de las civilizaciones. Se trata de un pensamiento simplista pero no es nuevo. Lo asocié enseguida con la forma de pensar de Alicia, una niña ingenua, con buena voluntad, que confunde sus deseos con la realidad y que actúa de una forma pánfila, con una sonrisa. Son actuaciones tópicas, pero no utópicas, como dicen algunos, porque la utopía es un ideal del que se desconoce el camino para obtenerlo.
—¿Entonces todos sus votantes viven también en el país de las maravillas?
—Ese pensamiento de Zapatero gusta mucho. Es mejor que hablar de las catástrofes o de los peligros inminentes. En cierto modo tiene razón. Si funciona es porque a muchos les da tranquilidad. Mientras viven felices...
—¿Pero en ocasiones sus palabras rozan la descalificación personal contra Zapatero?
—No estoy de acuerdo. Distingo perfectamente en Zapatero dos planos. El primero como individuo en la que tiene una identidad corriente. Estudió derecho, tiene una inteligencia práctica que le ha permitido salir elegido. No es un imbécil. El error está en que no pretendo descalificar su política sino su filosofía. No cedo ni un milímetro en decir que sostiene una filosofía pánfila, barata y típica. Es coherente pero eso no supone una virtud.
—¿Entonces sigue usted defendiendo la invasión de Irak aunque no hubiera armas de destrucción masiva?
—La decisión se toma con los datos que había entonces y no con lo que sabemos ahora y en ese momento todo el mundo pensaba que las había. Sin embargo, yo dije que lo que estaba en peligro era el orden internacional basado en el petroleo. Mi razonamiento tenía una base materialista. Ya en los años 30 Churchill tenía un pensamiento pacifista y al final reconoció que debía haber frenado antes a Hitler.
—¿Cree que la mayoría de los militantes socialistas comparten ese espíritu de Bambi?
—Lo ven bien por razones coyunturales, sobre todo, por contraposición al Gobierno anterior que era más realista. Han encontrado un Bambi que funciona y que ha ganado las elecciones. Las ganó porque supo recoger, más que el 11-M, las grandes manifestaciones contra la guerra. Sin embargo, no todos comparten su pensamiento. Bono, Ibarra o Felipe González ya lo han manifestado. El partido está dividido pero saben apiñarse porque ven que la ideología confortable está funcionando.
—¿Es Rajoy una alternativa sólida?
—Rajoy es una alternativa seria y sólida como demuestra los millones de personas que lo apoyan. Pero quiero dejar claro que no soy del PP. Rajoy está metido en una red de la que no puede salir. Muchas veces el PP es poco resolutivo por no querer echarse al monte.
—¿Estamos ante el final de ETA?
—No se puede resolver el problema de una banda terrorista que dice o autodeterminación o nada. Solo se acabará cuando abandonen las armas. Además basan su reivindicación en premisas falsas, porque el País Vasco siempre ha formado parte de la historia de españa.
—¿Y Asturias? ¿Es una nación?
—Eso son pretensiones vulgares, coyunturales. Hasta en La Rioja hay grupúsculos independentistas. Es una estupidez porque en España no hay más que una nacionalidad cultural y social. La única étnia diferente es la de los gitanos.