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La Nueva España
Oviedo, miércoles 20 de febrero de 2002
Televisión y espectáculos
Página 77

«"Operación triunfo" es basura pura, basura fabricada». Así calificó ayer el filósofo Gustavo Bueno el programa que ha tenido pegados al televisor a casi quince millones de españoles. El filósofo presentó en Madrid el libro «Telebasura y democracia». Según Bueno, frente a la «basura desvelada» o televisión obscena –que pone en escena la realidad– que representaba «Gran hermano», el programa de TVE «presenta un planteamiento deleznable: la igualdad de oportunidades, que es el principio de la desigualdad». El maestro de ceremonias fue Paco Lobatón.
Bueno: «La TV es cultura y hay que verla porque lo que no sale en la tele no existe»
El filósofo presentó en Madrid el libro «Telebasura y democracia» y afirmó que «Operación triunfo» es «basura prefabricada con supuestos valores»
«Los políticos comprobaron que chavales sin hacer nada en casa eran seguidos por millones y dijeron: "Como nosotros"»
El programa de TVE presenta la «igualdad de oportunidades, que es el principio de la desigualdad»

Gustavo Bueno e Ivan Armesto
Gustavo Bueno, con el gijonés de
«Gran hermano», Iván Armesto.
Madrid, Módem Press
«"Operación triunfo" es basura pura, basura fabricada». Así calificó ayer el filósofo Gustavo Bueno el programa que ha tenido pegados al televisor a casi quince millones de españoles. Y es que según Bueno, frente a la «basura desvelada» o televisión obscena –que pone en escena la realidad– que representaba «Gran hermano», el programa de TVE «presenta un planteamiento deleznable: la igualdad de oportunidades, que es el principio de la desigualdad». Para el filósofo, «Operación triunfo» ha pretendido subrayar unos valores «abstractos y falsos como el esfuerzo, el triunfo, la igualdad de oportunidades. Y todo ello –explica– para seleccionar a unos cantantes, para lo que no hacía falta montar este tinglado».

Gustavo Bueno reflexionaba ayer, durante la presentación de su último libro, «Telebasura y democracia», sobre el éxito de «Operación triunfo», programa al que no ahorró críticas, hasta el punto de preguntarse, con buenas dosis de sorna: «¿De qué triunfo se trata? ¿De ir a Eurovisión? Pues vaya triunfo...». Según el filósofo materialista, los pseudointelectuales y los políticos dieron la espalda a «Gran hermano» al considerarlo el prototipo de la telebasura, pero «como era seguido por millones de espectadores volcaron todo su sentimiento de culpabilidad en "Operación triunfo", que es telebasura prefabricada con unos supuestos valores». Bueno utilizó estos dos programas para hacer una crítica demoledora de los políticos: «Comprobaron que una serie de jóvenes metidos en una casa y que no hacían nada eran seguidos por millones de personas y se dijeron: Como nosotros». Entonces, pensaron que había que hacer una cosa parecida, «pero dotándole de ciertos valores supuestamente válidos o aceptados socialmente».

El profesor Bueno parte en su libro «Telebasura y democracia», que subtitula «Cada pueblo tiene la televisión que se merece», de que en una sociedad democrática la audiencia siempre debe tener la última palabra. «La audiencia es la que manda y la televisión basura tiene que obedecer a esta demanda por razones de simple supervivencia. La televisión tiene que ajustarse a lo que pide la audiencia». Considera, sin embargo, que «televisión es cultura» y que para estar al día de lo que ocurre en la actualidad hay que ver la televisión porque «lo que no sale en la televisión no existe». Así aprovechó la oportunidad para lanzar un dardo envenenado a sus colegas filósofos «que creen que filosofar es leer a Platón, Aristóteles, Ortega o Unamuno y no se dan cuenta de que a éstos ya los hemos leído todos».

Para Bueno un filósofo actual tiene que ver programas como «¿Quién sabe dónde?», «Gran hermano» y «Operación triunfo» y luego «ponerse a filosofar sobre ellos y la realidad que nos presentan», porque «Platón o Aristóteles hablaban de las cosas de su tiempo y entonces no había televisión».

Gustavo Bueno explicó durante la presentación la dificultad de definir qué es la telebasura, porque «la televisión refleja la realidad y la basura forma parte del mundo y de esa realidad, y, por lo tanto, no hay que asustarse de ella».

El libro lo presentó Paco Lobatón, que discrepó de la tesis de partida de Bueno, ya que considera que es la propia TV la que moldea la audiencia. Lobatón animó a leer un libro «riguroso, ya que habla con propiedad de la telebasura» y «sin los prejuicios con que la intelectualidad mira todo lo relativo a la televisión».

 


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