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La Nueva España
Sábado, 29 de junio de 1991
Economía y Laboral
Portada y páginas 52-54

Contundente rechazo a la propuesta del INI.

Bueno: «Hay que mantener la minería hasta lograr formas históricas más elevadas»

«La racionalidad que pretende el INI es un nombre ideológico que encubre siniestros derroteros»

Gustavo Bueno se dirige a los manifestantes concentrados en el paseo de los Alamos.
Oviedo

La defensa del carbón no es la consecuencia de un sentimiento de nostalgia ni tampoco de un espíritu de resistencia numantina. Por el contrario, el profesor Gustavo Bueno, portavoz de las fuerzas sindicales convocantes de la manifestación contra el plan de empresa de Hunosa que pretende la reducción en tres años de un tercio de su tamaño, aseguró ayer que «los recursos son finitos» y que «las minas se agotarán, y no vamos a ser tan pesimistas como para creer que Asturias no va a sobrevivir al carbón de sus cuencas». «De lo que se trata», dijo, «es de no cambiar la identidad actual por otra identidad más vil, de no convertir a Asturias en un bosque de eucaliptos para fabricar pasta de papel. Y cerrando las minas (...) cerrándolas antes de tiempo, nos condenamos a no poder desarrollar nuestra identidad viviente en formas históricas más elevadas». «Porque es preciso apoyarse en lo que tenemos seguro y positivo», concluyó, «para poder, desde allí, preparar la transformación».

Para ello, el filósofo pidió no ya la reducción de la producción de Hunosa, sino el aumento, y el incremento también del empleo en las cuencas «erigiendo nuevas industrias, industrias bien diversificadas, que puedan acoger a la masa creciente de jóvenes en paro, sin más futuro probable que la droga o la emigración».

Al cabo de treinta minutos de disertación –interrumpida constantemente por silbidos desde la cola de los manifestantes, formada por militantes del MCA, LCR, Corriente Sindical de Izquierdas, etc., y también por compañeros del delegado sindical del pozo «Santa Bárbara» despedido, que exigían su readmisión–, Gustavo Bueno solicitó la retirada inmediata del plan de futuro de Hunosa, la «intersección del Gobierno de Asturias» y «la elaboración de un plan integral de recuperación de las cuencas, dentro de un plan energético nacional, desde perspectivas no liquidacionistas (...) que permitan contemplar, y a largo plazo, un proceso de auge sostenido para la minería y para la industria de Asturias».

Bueno calificó el plan de empresa de Hunosa elaborado por el INI como «demoledor» porque a su juicio plantea una «reducción violenta» del tamaño de la compañía, aduciendo para ello, señaló, «justificaciones totalmente erróneas, ridículas y terroríficas», que permiten «constatar la falta de rigor conceptual de los expertos economicistas» que lo redactaron. «Ante todo», precisó, «es totalmente erróneo decir que la Comunidad Europea exija una reducción de la producción y del empleo» porque lo cierto es que «ha recomendado la reducción de subvenciones, pero las tolera».

El profesor Bueno puso especial énfasis en desacreditar los conceptos manejados por los redactores del plan para aconsejar su necesidad: «competitividad», «rentabilidad», «productividad» y, como aglutinante de todos ellos, «racionalidad económica». «Todos estos nombres son ideológicos, señaló, y encubren siniestros derroteros». La llamada «racionalidad económica es precisamente el nombre de la mayor irracionalidad imaginable en el terreno de la economía política. Es la aplicación de la mentalidad abstracta de un contable (...) a la economía política». De modo, advirtió, que «cuando se pretende hacer planteamientos económicos estrictos, puros, empresariales, en una gran empresa, como lo es Hunosa, no se está eliminando la política, se está sustituyendo la política de Asturias y de España por los intereses políticos, no ya de Europa, que es un ente de razón, sino de sus Estados hegemónicos, o de multinacionales hegemónicas».

Quienes defienden un plan para Hunosa «exclusivamente económico», dijo Bueno, «están pensando en una economía formal pura, es decir, angelical», pero «este pensamiento es una necedad, porque toda economía es material, no formal, porque toda economía es política». En todo caso, agregó, si de lo que se trata es de aplicar «un proceder económicamente puro», no tendrían que reducir el tamaño de empresa, deberían «cerrar las cuencas».

«Es puro infantilismo», apostilló, «pensar que con los cambios de la economía del Este, el mundo ha entrado en la senda de la libertad económica y de la armonía universal. Los conflictos empiezan ahora en serio». La integración en la CE es «intrínsecamente conflictiva» porque «la competitividad define un escenario darwiniano, de lucha por la vida, y de selección natural, en el que sólo los más fuertes, o los mejor situados, podrán sobrevivir».

Asturias mostró su apoyo a Hunosa

Las cuencas y Oviedo, escenarios de la protesta contra el INI. La huelga general fue ampliamente seguida en las comarcas del Nalón y del Caudal y registró incidentes en La Felguera. Todas las fuerzas políticas se sumaron a la manifestación celebrada en la capital del Principado, que congregó a una multitud. Una manifestación por las calles de Oviedo a la que acudió gran número de personas –40.000 según los sindicatos convocantes, SOMA-UGT y CCOO– puso fin ayer a la jornada de movilización y huelga general en las cuencas mineras del Nalón y del Caudal. El paro, secundado mayoritariamente en las dos comarcas y que registró incidentes en La Felguera, tenía como objetivo mostrar el rechazo al plan de futuro de Hunosa presentado por el Instituto Nacional de Industria (INI) –que prevé la pérdida de casi 6.000 empleos– y reivindicar medidas reindustrializadoras para los concejos mineros del centro de Asturias.
A la manifestación que se celebró en Oviedo acudieron dirigentes de todos los partidos parlamentarios de la región, así como los alcaldes de los distintos municipios de las cuencas. El filósofo Gustavo Bueno intervino al final de la manifestación en nombre de los sindicatos convocantes. Los comercios de las calles de Oviedo por las que transcurrió la marcha cerraron mayoritariamente sus puertas durante el tiempo que duró ésta. La rotura de los cristales de la Delegación de Hacienda fue el único incidente reseñable. (...) Fue el único hecho violento, junto con el lanzamiento de petardos y el enfrentamiento de miembros del servicio de seguridad con un grupo disconforme con la intervención de Gustavo Bueno. (...) Por su parte, el secretario regional de la minería de CCOO, Antonio Hevia, tachó de «reaccionarios» a quienes protestaron el discurso de Gustavo Bueno.

Silbidos y gritos durante la intervención del filósofo

Gustavo Bueno se dirigió en tres ocasiones a dos sectores muy concretos de manifestantes que le silbaron, en un caso, y que coreaban consignas, en otro, mientras él leía su discurso. La primera, para asegurar que quienes le pitaban eran «los del bable»; la segunda, para pedir «a esa gentuza que se calle». En la tercera, se limitó a un expresivo gesto con el dedo en la sien para advertir que un reducto de los allí congregados estaban chiflados. Todo ello no fue óbice para que Bueno aseverara que «los mineros asturianos constituyen un modelo ejemplar, casi mítico», y que «las minas se han forjado luchando con el carbón y con otras muchas cosas, entre ellas, la democracia», «algo», improvisó, «que desconocen algunos que están aquí». «El carbón», había dicho momentos antes, «entró históricamente en Asturias y se desenvolvió en ella siguiendo la ley de la vida: la ley del trabajo, del dolor y del sudor; pero no por ello dejó de constituirse en víscera esencial del cuerpo viviente de Asturias, casi en el corazón de la misma», de modo que no puede desgajarse esta actividad –de la que vive una cuarta parte de la población regional– sin hacer que se desgarre todo el organismo social de Asturias». «El carbón», señaló, «es también la única fuente de energía de que España dispone».

La estatua de Tartiere, símbolo de la necesaria industrialización

Oviedo, J. N.
Gustavo Bueno no se anduvo por las ramas. Por la mañana se había puesto al discurso y le salieron nueve folios. Viejo profesor. Los abucheos le acompañaron durante todo el parlamento ¡ni que fuera del INI! Claro que los que abucheaban eran los menos. Y Bueno, en su estilo, dándole vueltas a las cosas, triturando las falsas ideas, las falsas conciencias, y la gente atenta y algo desbordada; y allí, en segunda o tercera fila, la nueva presidenta de la Junta General del Principado. O sea, Laura González. Y los sindicalistas en la tarima y el público que rodea y trepa por la estatua a Tartiere –símbolo inmejorable de aquella primera industrialización: ¡qué distinto a este ministerio de Aranzadi y nada– y entre los encaramados Fernando Bueno, hermano del filósofo, la familia tira, y los de Figaredo, con casco –cuando veas las barbas de tu vecino pelar...– las gaitas a la espera, los boicoteadores que no callan ni paran, Bueno que sigue, que pide más producción, que rebate competitividades y productividades tal cual, que recuerda aquella agricultura complementaria, que ridiculiza eso del plan de futuro –como si los pudiera haber de pretérito– que habla de revisar el PEN. He dicho. Así acaba, a la antigua y ovacionado. Campelo, del SOMA, cierra el acto y a las ocho menos cuarto se canta el «Asturias, patria querida», todos con el puño en alto salvo los dirigentes de CCOO y el filósofo.

 


Fundación Gustavo Bueno
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