Reinterpretación del “argumento de Diodoro Cronos”
Vicente Chuliá
1 de abril de 2024
Reinterpretación del “argumento de Diodoro Cronos”
Vicente Chuliá - FMM 090 (21m)
En la presente lección se explica la reinterpretación del argumento de Diodoro Cronos desde la idea de “actualismo” del Materialismo filosófico de Gustavo Bueno, frente a las críticas realizadas por David Alvargonzález, para, posteriormente, aplicar dicha reinterpretación del “argumento victorioso” a la idea de sustancialismo actualista musical en relación a una obra concreta dada.
[ Transcripción realizada por LGH ]
31 de marzo de 2012, Escuela de Filosofía de Oviedo
David Alvargonzález.– El «argumento victorioso» de Diodoro Cronos se basa en negar que sea posible aquello que no se verifica nunca, aquello que no se verifica nunca. Entonces, Diodoro Cronos dice que no es posible aquello que nunca se verifica.
Gustavo Bueno.– Eso es una interpretación, vamos, yo no quiero decir nada.
David Alvargonzález.– Pero la gemelación, ya sea natural…
Gustavo Bueno.– Es que eso no es así, joder…
David Alvargonzález.– …o ya sea artificial, pues se verifica, y la potencialidad de los blastómeros para generar un organismo nuevo se verifica, y la posibilidad de la gemelación natural y del quimerismo pues también se verifica. La posibilidad de la gemelación…
Gustavo Bueno.– Que no es eso… Es que no es eso… Esa es una interpretación de Diodoro, pero no es ésa. No se puede decir… Hay que dar las fuentes. ¿Dónde dice eso Diodoro y quién lo dice? Claro… Porque interpretar así a Diodoro es una interpretación entre otras muchas que hay, de que no se verifica nunca, eso no lo podría decir nadie, porque ¿quién puede comprobar que nunca se verifica algo? Claro… La interpretación que nosotros damos es: hay que referirlo a una disyuntiva concreta, si se verifica aquí o no.
Íñigo Ongay.– Este cigoto, si no hay gemelación aquí, no la hay, en este cigoto en concreto.
Gustavo Bueno.– Eso es, y lo demás es pura metafísica. Es decir el argumento de Diodoro, si tiene fuerza es precisamente porque va referido a disyuntivas concretas como la de César y el Rubicón que he puesto yo como ejemplo.
David Alvargonzález.– Pero en César y el Rubicón, nosotros estamos en el punto de vista de la Historia como ciencia que ve retrospectivamente lo que ha ocurrido. Entonces, en el momento en que tenemos una mórula temprana, saber si se va a gemelar o no, eso no lo sabe ni Dios padre: se sabrá luego ex post facto.
Gustavo Bueno.– Pero se sabe que de ahí sigue el feto y el embrión, etcétera. Se sabe la continuidad longitudinal. Esa es la base. Y si hay continuidad longitudinal, no causal, sino de otro tipo… si hay continuidad longitudinal, interrumpir… Bueno, interrumpir es una expresión efectivamente muy mala, porque interrumpir supone que vuelve a conectar otra vez, tomado de la metáfora del interruptor eléctrico, ¿no? Pero en fin, vamos a dejar esta historia aparte. Es decir, si hay una continuidad longitudinal y, en cambio, hay una discontinuidad con solución de continuidad transversal, ¿verdad?, entonces si interrumpes esa continuidad en cualquier momento, interrumpes todo lo que viene después, porque lo que viene después depende exclusivamente de antes. No es que de repente emerja en el momento de la anidación un organismo. Ese organismo está ya controlado por toda la herencia del genoma del cigoto.
David Alvargonzález.– Bueno, eso es lo que se discute, porque claro…
Gustavo Bueno.– Bueno, pues naturalmente que es lo que se discute, ya lo estamos discutiendo.
David Alvargonzález.– Yo lo que también veo…
Gustavo Bueno.– Lo que no se puede es saltar por las buenas y olvidar esta conexión que, a mi juicio…
David Alvargonzález.– No, pero ¿quién la está olvidando? Nadie la está olvidando.
Gustavo Bueno.– Y sobre todo, teleológicamente es la esencial.
Íñigo Ongay.– No, y luego hay otra cuestión relacionada con esto de Diodoro Cronos. Una cosa, básicamente, pero muy sencilla: si decía David Alvargonzález que en el caso del Rubicón estamos en una ciencia ya como la Historia, una disciplina que es retrospectiva y que ya… De acuerdo, sí, pero desde el punto de vista teleológico también la embriología es retrospectiva de alguna manera.
Gustavo Bueno.– Totalmente.
Íñigo Ongay.– Porque, claro, hay que contar con el individuo adulto y sólo en función del individuo adulto se da el embrión y, precisamente, si consideramos al individuo adulto ya dado, el proceso que ha dado lugar a este individuo, ahí ya es cuando no se puede seccionar, sencillamente porque no ha habido gemelación y, al no haberla habido en este caso, no ha podido haberla ya.
Gustavo Bueno.– Eso es, no ha podido haberla. Bueno, y hay un argumento que todo el mundo se lo puede aplicar. Si cada uno de nosotros tiene el pelo así…
Íñigo Ongay.– El argumento del calvo.
Gustavo Bueno.– O la ceja asá, ¿verdad? Si la tiene él actualmente es, no porque su cigoto haya sido anidado o no, sino simplemente porque viene de ese cigoto. No preformadamente, porque eso es un modo de decir,. Es que usted es preformista. Yo no lo soy. Eso lo dice usted. Yo no soy preformista ni lo he sido nunca. No es que esté preformado, quiere decir que ahí está la epigénesis precisamente, pero esa epigénesis es una cosa que se da por supuesta. Es decir, no vas a recibir críticas tan groseras que parece que estés ignorando lo que se da por supuesto. Naturalmente. No es eso, claro. Atribuyéndose además la idea de que yo estoy aquí porque no soy yo quien lo digo, sino que lo dice… Lo dice el que lo diga, pero hay que interpretar lo que se dice, claro… Bueno, yo es que me tengo que marchar.
Vicente Chuliá, 31 de marzo de 2024
Aunque parezca extraño que, desde la sección de Filosofía Materialista de la Música, se vaya a tratar la reinterpretación que realiza Gustavo Bueno del argumento de Diodoro Cronos, como veremos al final de la lección es un argumento que cruza muchas filosofías centradas y, en este caso, incluso podríamos afirmar que es esencial para entender uno de los criterios que constituyen la idea de arte sustantivo de Gustavo Bueno, a saber: la idea de sustancialismo actualista.
En primer lugar, nuestra tesis se confrontará directamente a la de David Alvargonzález, en cuanto David Alvargonzález tiene como principal argumento que la manera de tratar el argumento de Diodoro Cronos de Gustavo Bueno entra en contradicción con el escolio séptimo de El animal divino, donde Gustavo Bueno trata las ideas de existencia, posibilidad y necesidad, unas ideas que implican la coexistencia, la composibilidad y la co-necesidad. Nuestra tesis va a ser justo la contraria: que no entra en contradicción, sólo que la matiza, la amplía, la desarrolla y le da un ámbito más potente al sistema.
Ahora bien, para reinterpretar el argumento de Diodoro Cronos, igual que ocurrió en el vídeo anterior que realizamos del arte divino de Platón, debemos de tener claro el contexto en el cual se mueve Bueno, a saber: cuando la idea de posibilidad ya no está tratándose en su correlación con la idea de existencia y la idea de necesidad, sino que la idea de posibilidad se inserta dentro de lo que es un hecho retrospectivo donde hay disyuntivas concretas. Es decir, si del hecho retrospectivo dentro de una disyuntiva concreta se toma la idea de posibilismo, es decir, un posibilismo de tal hecho dentro de esa disyuntiva concreta, ese posibilismo pues precisamente caería en lo que llamaríamos el zócalo del idealismo. Esto es muy importante comprenderlo, porque no solamente en los textos donde don Gustavo hace referencia al argumento de Diodoro Cronos lo trata, sino que lo trata en muchísimos sitios más.
Vamos a poner un ejemplo: el ejemplo donde Gustavo Bueno habla del fundamentalismo democrático. Los fundamentalistas democráticos hablan del deber ser, es decir, toda cuestión negativa que haga referencia a la democracia tiene que apartarse, porque la democracia ofrecería la posibilidad de ser pura y, en esa pureza democrática, todo sería perfecto. Dice Gustavo Bueno:
«Será preciso enfrentarse con la realidad empírica y, en lugar de verla como una negación sistemática de la Idea, de lo que debiera ser la democracia, habrá que comenzar a considerarla como la condición del mismo ser o existencia real de la democracia (o del comunismo).»
Es decir, que si hablamos desde un hecho retrospectivo y, dentro de ese hecho retrospectivo, hay una disyuntiva de un contexto concreto, hablar de posibilismo tendrá que ser sustituido en una perspectiva materialista por hablar de actualismo. Es decir, no hay que olvidar que la ontología del materialismo filosófico es una ontología actualista. Desde esta perspectiva, cuando se entiende bien es cuando se puede comprender la reinterpretación del «argumento victorioso» que realiza Gustavo Bueno en los textos que vamos a mentar a continuación.
Uno de ellos habla de «La cuestión del aborto desde la perspectiva de la teleología orgánica», que está en un Catoblepas. En éste pues dice lo siguiente, por ejemplo, esta interrogación es muy clarificadora:
«¿Estamos autorizados para extender proyectivamente esta eventual bifurcación de un cigoto en los cigotos que de hecho no se han bifurcado?»
«Introducir el corte en el proceso ontogenético en los días en los que, desde fuera, se supone una posibilidad de bifurcación, equivale a negar el principio de posse ad factum non valet illatio.»
Es decir, si un enunciado “p” es verdadero, entonces es posible.
«Posibilidad que no hay que confundir con una potencia subjetiva de bifurcación: la pluripotencialidad o totipotencialidad de las células blastoméricas es puramente metafísica, al menos si nos atenemos a la ontología actualista del materialismo, muy afín en esto a la ontología de los megáricos, y singularmente al “argumento victorioso” de Diodoro Cronos.»
Fíjense ustedes: otro ejemplo, para que vean ustedes el posibilismo frente al actualismo, cuando hablamos de hechos retrospectivos y, dentro de esos hechos retrospectivos, de disyuntivas concretas, lo obtenemos cuando Gustavo Bueno habla de «El “Reino del Hombre” desde las coordenadas del materialismo filosófico». Fíjense ustedes: cuando habla del «Reino del Hombre», pues él habla de que el «Reino del Hombre» puede ser reconocido como una realidad etic, es decir, colocándonos por encima de la Humanidad y viendo la Humanidad como un todo armonioso donde no hay ninguna discontinuidad y donde, prácticamente, parece que puedas tocar la Humanidad con los dedos. Esta realidad etic es en la que la Humanidad podría ser posible que estuviera armonizada en un todo, pero Gustavo Bueno habla de otra perspectiva que es la emic y en la emic dice: el «Reino del Hombre» está encerrado en su concavidad propia, que esa concavidad es de su realización efectiva, es decir, no es etic sino emic, porque nosotros no podemos ver la Humanidad desde fuera de la Humanidad y entonces dice, ojo con esto: esta realización efectiva, esta perspectiva emic donde vemos al «Reino del Hombre» encerrado en su concavidad propia, la entendemos si adoptamos la concepción de la posibilidad de Diodoro Cronos. Es decir, actualismo frente a posibilismo.
Lo explica todavía más claro en el siguiente artículo, por ejemplo, donde está hablando de «El derecho natural al “puesto de trabajo” en la época de los millones de parados». Dice así:
«La posibilidad de un hecho o de un proceso es una idea retrospectiva, porque sólo se abre cuando este hecho o proceso ya se ha realizado. La posibilidad es una modalidad del ser que hay que ponerla más que en el futuro, en el pasado, en cuanto idea retrospectiva, César sólo pudo saber que le era posible pasar el Rubicón cuando de hecho lo pasó.»
Fíjense ustedes en la coherencia de este caso, de tratar la idea de posibilismo en un hecho retrospectivo y desde una disyuntiva concreta, que podemos observar también en el Ensayo de una definición filosófica de la Idea de Deporte. En este libro, Gustavo Bueno hace otra referencia, por ejemplo, cuando está hablando de los deportistas. Dice:
«Es cierto que el terror de los artistas o de su público ante estos ejercicios extremos sin red, puede considerarse tanto más irracional cuanto mejor sea el conocimiento, por sí mismo, o por los demás, de la pericia del artista. De hecho, los saltos libres en el vacío no arrojan un 100% de resultados mortales, como podría preverse; pero esto no aminora enteramente la imbecilidad del artista que, utilizando como criterio de su libertad la “acción en presencia de la muerte” midió mal sus posibilidades de existir tras su ejercicio, ignorando el axioma de Diodoro Cronos según el cual sólo cabe hablar retrospectivamente de la posibilidad de un resultado, cuando este resultado haya sido realizado.»
Es decir, volvemos otra vez a no ver la posibilidad, la necesidad y la existencia con la implicación que supone la coexistencia, la co-necesidad y la composibilidad, sino que estamos viendo la posibilidad dentro de un hecho retrospectivo y de una disyuntiva concreta y, en este caso, es donde la reinterpretación materialista de Diodoro Cronos toma su lugar.
Es muy importante observar que en el propio escolio séptimo de El animal divino, donde trata estas ideas, el propio Gustavo Bueno añade la cuestión del argumento de Diodoro: César pasó el Rubicón es posible cuando lo pasó. Y esto está añadido en la página de la última edición en la página 495, y no es que cambie el sentido de de la teoría de la modalidad, donde habla de estas tres ideas, sino que le da un contexto concreto; no olvidemos que estas tres ideas son sincategoremáticas y, en estos contextos concretos, es donde la reinterpretación materialista evita la perspectiva posibilista típica del idealismo.
Y ¿por qué hemos dicho al principio de esta lección, que entender esto es imprescindible para entender uno de los criterios imprescindibles de la noción de arte sustantivo de Gustavo Bueno? Pues porque el sustancialismo actualista tiene, en este sintagma, este predicable de actualismo y, entonces, este actualismo lo podemos ver en un ejemplo concreto donde vamos a demostrar que entre lo que se explica en este escolio séptimo de El animal divino y los casos concretos donde Gustavo Bueno trata el argumento de Diodoro Cronos, pues reinterpretado no hay absolutamente ninguna contradicción.
Vamos a poner el caso concreto. Vamos a imaginar que tenemos una oposición en la cual, a cinco opositores les es dado un arranque para realizar un cuarteto de cuerda. Ese cuarteto de cuerda tienen que realizarlo siguiendo el canon clásico de la sonata clásica. Cuando hablamos de arranque nos referimos a un glomérulo o conjunto de glomérulos que pueden constituir pues los elementos característicos del tema A.
Naturalmente, aquí no podemos olvidarnos de la cita que en la última lección Luis Carlos Martín Jiménez puso de Gustavo Bueno, cuando dice que la posibilidad de desarrollar un glomérulo musical, un tema musical, pues es contingente, no es necesaria, no tiene una necesidad interna donde haya un cierre completo. Y esto naturalmente es así, porque la posibilidad que tendrá cada opositor para desarrollar ese arranque dado va a ser composibilidad. Es decir, que ese glomérulo dado tendrá que componerlo con otros glomérulos que él vaya realizando en el propio desarrollo y esto no tiene una fijeza y es contingente, es un futuro contingente. Es decir, que las posibilidades que pueda haber de ese glomérulo sin caber todas, porque hay unas ciertas normas que habrá que respetar, pues tampoco están cerradas y podrían valer múltiples, incluso infinitas posibilidades. Es decir, que esa posibilidad tendría que implicar la composibilidad de las operaciones que realizara cada opositor.
Ahora bien, cuando tenemos dadas la partituras, las cinco partituras de los cinco opositores ya están dadas, es decir, ya están realizadas, tenemos que tener en cuenta que si no entendiéramos el argumento de Diodoro Cronos reinterpretado por Bueno, el «argumento victorioso» tal y como lo vamos a explicar aquí, pues si las cinco partituras realizadas respetaran las normas de hacer un tema A, un puente modulante, un tema B en tónica dominante o tónica relativa, y después hubiera una serie de desarrollos y apareciera otra vez A, y después hubiera un puente A y B en el propio centro tonal principal, etcétera, pues diríamos que todos son exactamente iguales y no habría distinción.
Pero, en cambio, desde la idea de sustancialismo actualista nosotros podemos observar que alguno de los cuartetos pueda tener más sustantividad musical que los demás. ¿Desde qué criterio? Pues desde el criterio de que, en una pieza musical, el final debe ser la consecuencia lógica del principio y cada glomérulo nuevo, cada tema nuevo y cada elemento nuevo que va surgiendo, debe de surgir como desarrollo de los elementos anteriores. Si no es así, ocurre lo que en composición llamamos cortes estructurales y, entonces, siguiendo las normas de la composición y siguiendo todas las posibilidades de composibilidad que ofrece la realización de ese arranque dado a los cinco opositores, podríamos tener pues una especie de arbitrariedad en ver cuál es mejor o cuál es peor, como si fuera una cuestión de gusto subjetivo: ni hablar.
Sí que podemos ver en qué estructura, siguiendo las normas, se han producido cortes estructurales y qué estructura es más genial entre paréntesis, entendiendo la genialidad como ingenio objetivo, porque el desarrollo del glomérulo no tiene cortes y tiene una línea longitudinal entre el principio y el final a través del desarrollo de las distintas melodías que van entrelazando las partes.
Entonces, aquí tendríamos el «argumento victorioso» de Diodoro Cronos, a saber: desde la disyuntiva concreta de qué partitura tiene más sustantividad musical y qué otra, y desde la disyuntiva concreta del contexto de que el final sea la consecuencia lógica del principio, solamente podríamos analizar las partituras desde el hecho retrospectivo de las partituras ya dadas. Por lo tanto, ahí tendríamos el sustancialismo actualista de ver, desde el actualismo de las partituras dadas, qué partitura ofrece el criterio de que el final sea la consecuencia lógica del principio de una manera más solvente.
Y entonces, aplicando la composibilidad, se podría decir: bueno, pero es que en las partituras más flojas, las partituras más débiles donde hay cortes estructurales, también existía la composibilidad de que pudiera no haberse dado esos cortes. Bueno, esto es pura metafísica. Esto nos lleva a un relativismo donde todo vale y donde no habría ningún tipo de rigor para poder hacer una criba, un criterio, una clasificación de sustantividad musical en la cual un cuarteto sea superior a otro.
Entonces aquí entraría en juego la reinterpretación del «argumento victorioso» de Gustavo Bueno en la cual, desde las partituras ya dadas, no se podría proyectar la composibilidad en un principio de realización donde las partituras todavía no estuvieran hechas. Entonces, igual que César supo que podía pasar el Rubicón en el momento que lo pasó, no se sabía cuál de las partituras podía tener más sustantividad hasta que las partituras estuvieran hechas. Esto es muy importante, porque lejos de ofrecer una especie de contradicción interna entre la idea de coexistencia, composibilidad y co-necesidad explicada en el escolio séptimo de El animal divino, ofrece más matices y más perspectivas, donde el materialismo filosófico de Gustavo Bueno está ejercitando una symploké que el materialismo que nos ofrece David Alvargonzález, dicotómico y rígido en sus cortes de clasificación, no puede ofrecer.