Escuela de Filosofía de Oviedo
José Ramón Esquinas Algaba
Lineamientos provisionales de una Filosofía de la Revolución
25 febrero 2019
El uso del término ‘revolución’ goza de magnífica salud: “automóviles revolucionarios”, “equipos de fútbol revolucionarios”, incluso precios y tostadoras “revolucionarias” invaden el mercado pletórico. Cuando en Francia las masas descontentas protestan, lo hace apelando a la “revolución” y cuando su gazmoño presidente responde, lo hace también apelando a la “revolución” al tiempo que se reconoce la incapacidad de los herederos de la Revolución francesa para integrar en el proyecto nacional al conjunto de los ciudadanos formalmente franceses. En el centenario de la Revolución rusa se editan y reeditan los estudios sobre el tema a la vez que en el mundo de los hombres coranizados se conmemoran los cuarenta años de la Revolución iraní que desterró al shá de Persia en febrero de 1979. Pero lo que la Revolución sea, dista mucho de ser algo claro y distinto. Más bien todo lo contrario: nos encontramos con una auténtica Idea que traspasa múltiples campos, territorios categoriales y conceptos, lo que hace necesario e imprescindible un mínimo análisis filosófico para moverse en el mapa de las revoluciones y los revolucionarios.
Lo que pretenderemos en esta lección es un esbozo provisional de una filosofía de la Revolución. No tratamos de dar una receta para hacer la Revolución al modo de los manuales clandestinos que enseñaban cómo manejar una ametralladora o cómo editar un periódico al margen de la ley. Si nuestro interés no es culinario, menos lo es médico. Tampoco trataremos de mostrar la medicina que cura a los Estados de las revoluciones y les asegura la Paz Perpetúa de felices consumidores. Abordaremos la cuestión de manera eminentemente filosófica, proponiendo un aparato conceptual basado en la filosofía de Gustavo Bueno que permita aclarar y criticar la Idea de Revolución viendo lo que de racional e irracional hay en ella.