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Escuela de Filosofía de Oviedo

Adolfo Molina Sierra

Conversación con Iván Vélez
sobre “Historia verdadera de la quema de la Embajada española”

4 enero 2020


cartel

Al cumplirse cuarenta años de la quema de la Embajada española en Guatemala (el 31 de enero de 1980), el abogado Adolfo Molina Sierra, testigo presencial de lo sucedido e hijo del jurista y exministro Adolfo Molina Orantes (1915-1980), una de las 37 víctimas mortales de aquellos hechos, acaba de publicar el libro Historia verdadera de la quema de la Embajada española (Editorial Debate).

La Fundación Gustavo Bueno reunió en Oviedo, el día 4 de enero de 2020, a Adolfo Molina Sierra con Iván Vélez para conversar sobre estas cuestiones: Guatemala, insurgencia y Teología de la Liberación; Adolfo Molina Orantes y su trayectoria; Quema de la Embajada de España en Guatemala en 1980; Máximo Cajal, diplomacia, socialdemocracia, Alianza de Civilizaciones; Rigoberta Menchú y la construcción de su personaje; Los acuerdos de paz de Guatemala; y Obama, Trump, Belice, China y la geopolítica centroamericana.

El diario La Nueva España publicó el día 4 de enero de 2020, a página completa (página 23, en la edición de Oviedo), una entrevista de L. Á. Vega con Adolfo Molina Sierra: “No hubo justicia por la quema de la Embajada: Máximo Cajal fue responsable” “El embajador español decidió dejar entrar a los sediciosos; sus dirigentes planificaron una acción que sabían qué consecuencias tendría”.

Esta conversación de Adolfo Molina e Iván Vélez se ha grabado en siete partes.

 

Gustavo Adolfo Molina Sierra (1951), guatemalteco, licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, es abogado y notario desde 1984. Cónsul general ad honorem de la República de Filipinas entre 1981 y 2011, miembro del Cuerpo Consular de Guatemala en el mismo periodo y su presidente de 1987 a 1988, ha formado parte, ad honorem, de la Comisión de Belice del Ministerio de Asuntos Exteriores de Guatemala y fue asesor de éste en 2004. Actualmente miembro de la Comisión Municipal de planificación de los actos conmemorativos del Bicentenario de la Independencia Nacional en 2021.

En la conversación se menciona este vídeo y libros:
David Stoll sobre Rigoberta Menchú, los misioneros protestantes del Instituto Lingüístico de Verano (entrevistado por Iván Vélez)
→ David Stoll, Rigoberta Menchú y la historia de todos los guatemaltecos pobres
→ David Stoll, ¿Pescadores de hombres o fundadores de Imperio? El Instituto Lingüístico de Verano en América Latina.

Adolfo Molina Sierra 1

Guatemala, insurgencia y Teología de la Liberación

Adolfo Molina Sierra 2

Adolfo Molina Orantes y su trayectoria

Adolfo Molina Sierra 3

Quema de la Embajada de España en Guatemala en 1980

Adolfo Molina Sierra 4

Máximo Cajal, diplomacia, socialdemocracia, Alianza de Civilizaciones

Adolfo Molina Sierra 5

Rigoberta Menchú y la construcción de su personaje

Adolfo Molina Sierra 6

Los acuerdos de paz de Guatemala

Adolfo Molina Sierra 7

Obama, Trump, Belice, China y la geopolítica centroamericana


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La Nueva España publicó el día 14 de enero de 2020, como respuesta a la entrevista de la edición impresa del día 4 de enero, un escrito del embajador Yago Pico de Coaña: “La verdad siempre prevalece. La impecable actuación del embajador Máximo Cajal en el asalto hace 34 años a la Embajada española en Guatemala y la probada implicación del Gobierno guatemalteco en aquellos hechos”, que mereció la siguiente aclaración de Adolfo Molina Sierra, impresa por La Nueva España el día 17 de enero de 2020:

Aclaración al señor Yago Pico de Coaña

Me veo ante la imperante necesidad, de responder a un artículo publicado el día 14 de enero pasado en este mismo diario asturiano, por el señor Yago Pico de Coaña, en el cual alude directamente a mi persona, acusándome de “haber mentido en unos casos y faltado gravemente a la verdad en otros” en una entrevista que diera recientemente el 4 de este mismo mes y año, al diario La Nueva España, con motivo de la reciente publicación de mi libro titulado Historia Verdadera de la Quema de la Embajada Española.

Los señalamientos del señor Pico de Coaña, no pasan de ser simples insultos, ya que no expresa ni señala, cuáles son los casos en que supuestamente mentí, ni cuáles son en los que falté a la verdad. Los insultos solo pueden responderse con insultos, pero ya que eso no es mi costumbre ni educación, procedo a rebatir los otros señalamientos que también me dirige.

Señor Pico de Coaña, menciona usted, que son ya 34 años desde ese trágico suceso, cuando son 40, asumo que ese yerro no se deba a malas matemáticas, sino porque se ha limitado a repetir su discurso en un “copy-paste” de sus últimas declaraciones sobre el caso, vertidas en el Juicio llevado a cabo en Guatemala en el año 2014, para investigar y juzgar sobre lo sucedido en la Embajada española, en el cual se presentó Usted como testigo propuesto por la demandante señora Rigoberta Menchú. De paso, sería interesante que nos contara si ¿también fue ella la que financió sus gastos de viaje y estancia en Guatemala?

En el contenido restante, se esmera en acusar la responsabilidad del entonces gobierno guatemalteco, por haber ordenado el asalto a dicha embajada en violación a lo establecido en la Convención de Viena. Pero esta responsabilidad, también la denuncio yo abiertamente, así que no puede ser éste el caso en que yo mienta, ya que coincidimos en el señalamiento.

Excusa Usted, eso sí, a los “campesinos y estudiantes” que la invadieron, otorgándoles justificaciones de haberlo hecho, en el ejercicio de un justo derecho de protesta, igualmente los debe haber acogido Máximo Cajal prestándoles su Embajada. ¿Olvida usted, acaso, que en Guatemala enfrentábamos un conflicto armado ante una subversión terrorista, situación que duraba ya 20 años en 1980? Y que esos “inocentes campesinos y estudiantes” que menciona, eran miembros activos del grupo rebelde revolucionario que organizó la ocupación de la Embajada, armados de revólveres y cocteles Molotov de kerosene con gasolina altamente incendiarios. ¿Por que no hay acusaciones en contra de dicho grupo?, si fueron ellos los que ocuparon la embajada y cometieron secuestro de funcionarios diplomáticos españoles y de sus visitantes, tomándolos como rehenes.

Tiene ahora la osadía de intentar desacreditar a mi padre, el Dr. Adolfo Molina Orantes, arrogándose la falsa calidad de ser persona de su confianza y que conocía sus opiniones detractoras y descalificantes del régimen del Presidente Lucas García, mejor aún que su misma familia. Recuerde que en la época que Usted sirvió en la Embajada de España en Guatemala lo hizo en un cargo de bajo rango, mientras que mi padre era en esa fecha el Ministro de Relaciones Exteriores: si Usted reconoce su profesionalismo sabrá que no hay tales relaciones ni confianzas entre funcionarios de tan distinto rango.

Igualmente le aclaro, que no fue mi padre quién decidió organizar las VII Jornadas de Derecho Procesal, sino que fue el Colegio de Abogados de Guatemala, con la colaboración de la OEA. Mi padre fue convenientemente invitado a colaborar con su organización, asignándole la tarea de hablar con el Embajador de España para agilizar el financiamiento ofrecido por el gobierno español para tales jornadas.

Mientras que Usted alaba y pondera al ex embajador Máximo Cajal, yo le acuso de ser responsable de haber estado de acuerdo con la facción insurgente, Ejército Guerrillero de los Pobres, en la cual militaban como colaboradores esos mismos sacerdotes españoles que Usted menciona, pero olvida por supuesto recordar al ex-sacerdote Jesuita español Fernando Hoyos, quién renunció a la Compañía de Jesús para tomar las armas uniéndose a dicha facción sediciosa.

No menciona tampoco que en ese Juicio donde Usted participó como testigo de Doña Rigoberta Menchú, cuya Sentencia final condenara al Jefe del Comando Seis (cuerpo de detectives), fue objeto de felicitación oficial del gobierno español hacia la Justicia guatemalteca y que Usted también declaró estar altamente complacido con dicha sentencia, diciendo que por fin se había limpiado el nombre de Máximo Cajal. ¿Acaso no la leyó? Porque en los enunciados de dicha Sentencia se resolvió, que quedaba demostrado con las pruebas recibidas, QUE EL EMBAJADOR ESPAÑOL MÁXIMO CAJAL TUVO PREVIO CONOCIMIENTO DE LA OCUPACIÓN.

Podrá verificar señor Pico de Coaña, que en mi entrevista no le menciono en ningún momento y es porque hablo sobre los hechos del 31 de enero de 1980, en que Usted no se encontraba en Guatemala, pero en la narración de los siguientes 40 años que relato en mi libro, sí que lo hago y en varias ocasiones, le recomiendo que lo lea y se entere: lo que digo y sostengo lo documento.

Mi última aclaración es que no considero desafortunado en lo más mínimo, para mí, que los eventos sucedidos en la Embajada hayan sido filmados, no por varias televisiones, como Usted afirma, sino por un solo telenoticiero llamado Aquí el Mundo, ya que en esa filmación me podrá encontrar al pie de la ventana del cuarto incendiado donde murió mi padre y también en otro momento, subido por el exterior de la ventana, con una manguera en la mano tratando de poner agua dentro del cuarto en llamas. No recuerdo haber visto que Usted apareciera en esa filmación, para que haya dicho que fue testigo presencial.

Escribiendo mi libro me ha sorprendido que la mayoría de las personas que intervinieron en dicho evento, con muy pocas excepciones, ya han fallecido. Algunos de ellos llevando su secreto a la tumba, como fue el caso de Máximo Cajal: por favor, no sea Usted uno más en esa lista.

No deseo tener una nueva comunicación con Usted sobre este tema, esta es ya la tercera vez en que lo hacemos y ninguna ha sido grata. ¿Recuerda la primera? En la salida de la misa por el descanso de mi padre que cumplía 9 días de fallecido, cuando me abordó y recomendó o advirtió, que cesara ya de revolver las cosas, porque había corrido ya suficiente sangre. ¿La segunda? Cuando en su venida a declarar en el Juicio del 2014, me citó a la residencia de la Embajada española a la que acudí y, ante la presencia del entonces Embajador Manuel María Lejarreta Lobo, intentó Usted persuadirme de cambiar mi opinión sobre la responsabilidad de Máximo Cajal sobre lo sucedido en la Embajada.

No seguiré rebatiéndole sus presunciones basadas en falsedades, para ello, me basta lo que he escrito ya en mi libro, en donde el lector podrá juzgar por sí mismo, en base a los hechos, quién es el que miente.

Atentamente,

Adolfo Molina Sierra

Historia de la quema de la embajada española

Alfred Kaltschmitt

Desde hace décadas he venido escribiendo sobre la quema de la embajada de España y la connotación especial que tiene en la historia de Guatemala, porque es a partir de ese suceso que se produce un cambio radical en la percepción del mundo hacia el movimiento armado guatemalteco.

He sostenido que la quema de la Embajada de España es la “piedra angular” del conflicto armado interno. Y que a partir de este hecho pivotante se detonan una serie de repercusiones políticas de profundo impacto en la historia de nuestro país, efectos que al día de hoy perduran.

Rememoremos: La extensa cobertura mediática a nivel internacional de la quema de la embajada y el rompimiento de relaciones diplomáticas fue trascendente. Una embajada había sido atacada. Un embajador había sobrevivido un ataque a su sede. Se había violado el sacrosanto artículo 31 de la Convención de Viena, el cual determina la “inviolabilidad de los locales consulares”. La trágica muerte de 36 personas, entre ellas funcionarios de la embajada y personalidades de alto perfil político y académico --y el hecho que se responsabilizase al gobierno de Guatemala-- generó a nivel mundial una inmediata antipatía y repudio calificando el hecho como una acción salvaje y brutal.

El mundo entero cerró filas contra Guatemala. Toda versión diferente a la expuesta a nivel internacional fue rechazada de oficio por falta de credibilidad. El padre de Rigoberta Menchu de la noche a la mañana se convierte en víctima en vez de victimario. De guerrillero secuestrador que había irrumpido violentamente y tomado bajo amenaza de armas y bombas molotov, se le proyecta ahora como el líder indígena luchando por denunciar las atrocidades de un ejército sanguinario. De una toma armada, violenta, ilegal y hostil, el enfoque político/mediático la proyecta como una toma pacífica sin consecuencias trágicas si el gobierno no hubiese actuado con semejante grosera y estúpida irresponsabilidad…

Por esa razón, la publicación del libro Historia Verdadera de la Quema de la Embajada Española, escrito por Adolfo Molina Sierra, hijo del Lic. Adolfo Molina Orantes, compañero de infortunio del ex vicepresidente Eduardo Cáceres Lehnhoff en esa planificada tragedia, me llena de esperanza de que nunca es tarde para demoler la narrativa mentirosa e interesada de los premios Nobel de la Paz y sus tambores de resonancia, que nunca han hecho la paz ni dejado la guerra, como lo señala Molina Sierra.

El libro tiene el mérito especial de estar escrito por el hijo de una víctima. Una ventaja para otear desde el círculo íntimo una serie de hechos que legitiman la versión histórica silenciada, que derrumba la narrativa vendida internacionalmente de campesinos pacíficos y vincula de forma incuestionable la complicidad del embajador Máximo Cajal López con la ocupación.

La obra de Molina Sierra contiene una selectiva e inteligente recopilación de hechos y testigos históricos hasta hoy desconocidos. Por ejemplo, que el embajador Cajal le pidió a su padre visitarlo en su propia casa con el único fin de cerciorarse de llegar puntualmente a la cita del día 31. Que cuando Cajal visitó el Quiché, unos días antes de la ocupación, pidió viajar sin seguridad y chofer para entrevistarse con religiosos españoles ligados a la guerrilla. Que Cajal le pidió a su mensajero sacarle cien fotocopias del manifiesto de la guerrilla; y que sin su colaboración, Gustavo Meoño, guerrillero del EGP, quien fue quien planificó y dirigió la ocupación de la embajada, no podría haber llevado a cabo este operativo.

No dudo en recomendar este libro como la más rigurosa investigación histórica de la ocupación, no solo en términos de acuosidad investigativa, sino de la profundidad del abordaje del contexto histórico. Felicitaciones al Lic. Adolfo Molina Sierra por este importante aporte.

(Prensa Libre, Guatemala, martes 21 de enero de 2020, página 18.)

Entrevista con Adolfo Molina sobre Historia de la quema de la embajada española

 
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