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Cursos de Filosofía

Filosofía del Deporte
El deporte en las sociedades del tercer milenio

XI Curso de Filosofía

Curso de verano de la Universidad de la Rioja en Santo Domingo de la Calzada

Santo Domingo de la Calzada, lunes 14 al viernes 18 de julio de 2014
Centro Cultural Ibercaja (Pinar, 47)


el curso: Filosofía del Deporte en 17 vídeos · 26 horas
un libro: Gustavo Bueno, Ensayo de una definición filosófica de la Idea de Deporte · Pentalfa 2014


Programa

Lunes, 14 de julio de 2014

09:00-11:00 «Ensayo de una definición filosófica de la Idea de Deporte» (Gustavo Bueno)

Gustavo Bueno, Ensayo de una definición filosófica de la Idea de Deporte (1)

14 de julio de 2014

11:30-13:30 «Ensayo de una definición filosófica de la Idea de Deporte (II)» (Gustavo Bueno)

Gustavo Bueno, Ensayo de una definición filosófica de la Idea de Deporte (2)

14 de julio de 2014

13:45 Inauguración oficial (Salón de Usos Múltiples, Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada). Intervienen: Javier Azpeitia Sáez (Alcalde de Santo Domingo de la Calzada), Pedro Santana Martínez (Director del curso), Gustavo Bueno Sánchez (Fundación Gustavo Bueno) y María Cruz Navarro Vinuesa (Vicerrectora de Estudiantes y Empleo de la Universidad de La Rioja).

Javier Azpeitia Sáez, Pedro Santana Martínez, María Cruz Navarro Vinuesa

14 de julio de 2014

19:00-21:00 Mesa redonda: «El Deporte en Santo Domingo de la Calzada». Intervienen: Miguel Díez Morrás (Técnico Municipal de Juventud y Deporte de Santo Domingo de la Calzada), Angel Martínez Riaño (Atleta en pruebas de ciclismo, duatlón y triatlón), Juan-Asier Olmos Ureta (Atleta de resistencia, directivo del Club Atletismo Calceatense) y Javier Albo Martínez (Periodista de La Rioja y aficionado a los deportes de montaña).

El Deporte en Santo Domingo de la Calzada

14 de julio de 2014

Martes, 15 de julio de 2014

09:00-11:00 «El deporte en la URSS: cuestiones técnicas y contexto ideológico» (Juan Miguel Valdera Gil)

Juan Miguel Valdera, El deporte en la URSS

15 de julio de 2014

11:30-13:30 «Los cánones artísticos del deporte, el Discóbolo de Mirón y el Doríforo de Policleto» (Iván Vélez)

Iván Vélez, Los cánones artísticos del deporte

15 de julio de 2014

19:00-21:00 «El Olimpismo, una “filosofía de vida”» (Atilana Guerrero Sánchez.)

Atilana Guerrero, El Olimpismo, una filosofía de vida

15 de julio de 2014

Miércoles, 16 de julio de 2014

09:00-11:00 «Etología del deporte: juegos de animales y deportes de Homo Sapiens» (Íñigo Ongay de Felipe)

Íñigo Ongay, Etología del deporte

16 de julio de 2014

11:30-13:30 Mesa redonda en torno a Olympia (1938) de Leni Riefenstahl, película oficial de la Olimpiada de Berín 1936, y la inauguración de los III Juegos Nacionales Indígenas de Venezuela (Estadio Anzuategui, 12 octubre 2013).

Mesa redonda en torno a Olympia (1938) de Leni Riefenstahl

16 de julio de 2014

19:00-21:00 «El proceso de institucionalización del Deporte» (Gustavo Bueno Sánchez.)

Gustavo Bueno Sánchez, El proceso de institucionalización del Deporte

16 de julio de 2014

Jueves, 17 de julio de 2014

09:00-11:00 «Teoría de Juegos y Deporte» (Carlos Madrid)

Carlos Madrid, Teoría de Juegos y Deporte

17 de julio de 2014

11:30-13:30 «El Deporte y la Guerra» (Tomás García López)

Tomás García López, El Deporte y la Guerra

17 de julio de 2014

19:00-21:00 Mesa redonda: Filosofía materialista y Deporte.

Filosofía materialista y Deporte

17 de julio de 2014

Viernes, 18 de julio de 2014

09:00-11:00 «Crítica a las teorías políticas del deporte» (Pedro Insua)

Pedro Insua, Crítica a las teorías políticas del deporte

18 de julio de 2014

11:30-13:30 «El deporte en las sociedades del tercer milenio» (Mesa redonda coordinada por Pedro Santana)

El deporte en las sociedades del tercer milenio

18 de julio de 2014

19:00 · Ceremonia de clausura del Curso: Javier Azpeitia Sáez (Alcalde de Santo Domingo de la Calzada), y Pedro Santana Martínez (Director del Curso)
 

Javier Azpeitia Sáez, Pedro Santana Martínez

18 de julio de 2014

19:30-21:00 · Conferencia de clausura, a cargo de Gustavo Bueno: «Deporte, Naturaleza, Cultura y Educación».

Gustavo Bueno, Deporte, Naturaleza, Cultura y Educación

18 de julio de 2014


Foto final del curso Filosofía del Deporte, viernes 18 de julio de 2014 - Javier Albo Martínez
Foto final del curso Filosofía del Deporte, viernes 18 de julio de 2014 (por Javier Albo Martínez)


Presentación

Filosofía del Deporte, lunes 14 al viernes 18 de julio de 2014

1. En la Clausura del pasado X Curso de Filosofía, consagrado al análisis de la Idea de Cultura, se anunció, como tema del XI Curso de Filosofía, «el deporte». Todo el mundo está de acuerdo en la trascendencia que el deporte ha alcanzado en una época que algunos definen como la de la «globalización,» aunque no se esté muy de acuerdo sobre lo que significa tal fórmula. Alguno de los últimos Juegos Olímpicos fueron seguidos por tres mil millones de espectadores por televisión; «todo el mundo» está de acuerdo también en la importancia política de los campeonatos nacionales, europeos o internacionales de fútbol.

Por otra parte, a los análisis tecnológicos o científicos de muchos deportes se dedican multitud de investigadores (etólogos, sociólogos, economistas, politólogos, psicólogos, etnólogos…) que ofrecen resultados que son, sin duda, inexcusables en el momento de organizar un curso de verano sobre el deporte en general.

Ahora bien: teniendo en cuenta que este XI Curso en Santo Domingo de la Calzada es un curso de filosofía, constituiría un fraude (similar a otros muchos que se comenten de continuo) plantear este curso como un «conjunto enciclopédico» de lecciones, conferencias o seminarios en los que se ofrecieran análisis sociológicos, históricos, politológicos, etc., aunque en ellos pudiera encontrarse una intención de generalización de una disciplina especial (pongamos por caso, en España, una generalización politológica al estilo del ensayo de Ortega sobre El origen deportivo del Estado, o una generalización psicoanalítica al estilo del conocido ensayo de Verdú sobre el futbol). Un «curso enciclopédico» de este carácter podría llenar, sin duda, las jornadas del curso, pero nadie podría obtener de él la posibilidad de un análisis crítico (clasificatorio) capaz de promover, por ejemplo, una investigación sobre la distinción entre los juegos y los deportes, por ejemplo, o la distinción entre el juego de ajedrez y el futbol, ni de disponer de un criterio para el análisis crítico (clasificatorio) del material en una investigación sobre la historia de los deportes o de criterios para valorar (positiva o negativamente) el alcance de determinados deportes o delimitar las razones por las cuales ciertas prácticas denominadas juegos o espectáculos (como el ajedrez o los toros) no son deportes.

2. Pero el curso en torno al deporte que se ofrece, en cuanto es un curso de filosofía, utiliza la expresión «filosofía» en el sentido que venimos llamando «filosofía-de» o «filosofía genitiva,» que es el sentido que este término asume en expresiones tales como «filosofía de la religión,» «filosofía de la arquitectura,» «filosofía del derecho,» «filosofía de la coquetería» (G. Simmel) o «filosofía del cultivo de los tomates» (Mao Tse Tung). Es el sentido que la filosofía asume como «filosofía centrada» en torno a morfologías más o menos borrosas dadas en el mundo (como puedan serlo las morfologías tales como la «religión», la «arquitectura», el «derecho», la «coquetería» o el «cultivo de los tomates»); filosofías centradas en torno a morfologías mejor o peor delimitadas mediante conceptos en torno a supuestas morfologías dadas (como pueda serlo el deporte), que contradistinguimos de las filosofías «abiertas», no centradas sobre alguna morfología conceptualmente definida sino orientada hacia cualquier idea lisológica, como puedan serlo las ideas del Ser, la idea de Sustancia, la idea de la Nada, que la tradición eleática-aristotélica tiende a identificar con una «filosofía pura,» la filosofía como metafísica que se interesa por el «ser en cuanto ser», por tanto también se interesa por Dios, pero considerado como una idea ontológica general (y no como la idea morfológica ontológico-especial de Dios que obtenemos de las religiones positivas).

Ahora bien: la «filosofía genitiva», la «filosofía-de», como es el caso de la filosofía del deporte, tiene dos sentidos muy distintos, que la gramática tradicional reconocía como «genitivo-objetivo» y como «genitivo-subjetivo.» La expresión «temor de Roma» (timor Romae) interpretada como genitivo objetivo se refiere al temor que Aníbal, en cuanto mandaba ejércitos exteriores a Roma tenía al enfrentarse con la Urbs; interpretada como genitivo subjetivo, se refería a la propia Roma como sujeto que experimentaba un temor subjetual hacia el ejército cartaginés, que tras atravesar los Alpes se aproximaba a la misma ciudad de Roma.

3. La filosofía del deporte, en el sentido del genitivo objetivo es el conjunto de ideas sobre el deporte que se le pueden ocurrir a cualquier ciudadano o a cualquier hombre si es cierta aquella proposición que afirma que «todo hombre es filósofo» (proposición que no implica que todos los hombres o todos los ciudadanos que filosofan, aunque sean miembros de una democracia, sean iguales en el momento de filosofar). Todo hombre o todo ciudadano es filósofo como todo hombre o todo ciudadano es dibujante, pintor o músico sin perjuicio de que unos sean mejores dibujantes o pintores o músicos que otros.

La filosofía del deporte en el sentido del genitivo subjetivo es el conjunto de ideas que se suponen contenidas en la propia práctica (o praxis) del deporte. Quien práctica algún deporte tendrá, por el hecho de haberlo practicado, «alguna filosofía de la vida» característica (que algunos cifran en el «distanciamiento» propio de un «ocio activo», en un distanciamiento de las preocupaciones cotidianas que determinan o esclavizan a los hombres o a los ciudadanos; de este modo quien practica regularmente algún deporte logrará una distanciación de las preocupaciones cotidianas que se asemeja a la distanciación que logra el filósofo matemático que, como Teeteto, logra vivir alejado de los intereses prácticos cotidianos más vulgares; distanciación filosófica que otros encuentran en el yoga o en las filosofías orientales o en el consumo de pastillas de LSD).

¿No había dicho Escoto Eriúgena, el «primer filósofo escolástico», que la verdadera filosofía es la verdadera religión (cristiana) y que la verdadera religión (cristiana) es la verdadera filosofía? O dicho de otro modo: que, en la religión cristiana y desde ella, encontramos la verdadera filosofía o, para decirlo con las conocidas palabras de Tomas de Kempis: «más vale sentir la compunción que saber definirla.» Quien practica un deporte por el deporte mismo (y no como profesional que encuentra en un deporte un puesto de trabajo dotado a veces de una renumeración privilegiada), será un filósofo, es decir, practicará una filosofía de la vida.

4. Sin embargo, esta «filosofía espontánea» del deporte que puede al parecer desplegar cualquier hombre o cualquier ciudadano, sea como practicante de algún deporte (genitivo subjetivo) sea como observador (genitivo objetivo), suele ser de muy baja calidad dada su confusión y su oscuridad derivadas del hecho de que no confronta sus ideas con otras porque ni siquiera distingue entre ideas filosóficas e ideas jurídicas («el líbero que intencionadamente pone una zancadilla a un jugador contrario comete un delito cuya denuncia puede dar lugar a su imputación por un juez; por tanto los jugadores de futbol en cuanto son sujetos personales estarán sometidos al código penal lo que demuestra la necesidad de una filosofía jurídica del deporte»). O bien el filósofo espontáneo suele confundir las ideas implicadas en la práctica del fútbol con ideas psicológicas (por ejemplo, si –sin psicoanalizarse a sí mismo– interpreta el gol como símbolo del futbolista que lo dispara contra la madre, representada por el portero).

Lo que llamamos «filosofía espontánea» del deporte (o de la arquitectura, o de la religión, o de la ciencia) se opone a una filosofía confrontada (dialéctica y, por tanto, sistemática) con otras filosofías espontáneas. Y esto presupone que la filosofía dialéctica debe ya contar con sistemas de filosofías alternativas que la historia habrá ido decantando (pongamos por caso el «platonismo», el «atomismo», el «aristotelismo», el «estoicismo», el «escepticismo»… o bien el escolasticismo cristiano o musulmán, el cartesianismo o el idealismo). El escepticismo vulgar suele estar en el fondo de la mayor parte de las filosofías espontáneas de los hombres o de los ciudadanos: «yo sé con certeza que por muchas filosofías que considere mi destino es transformarme en cadáver; por tanto me desentiendo de cualquier filosofía y me atengo únicamente a lo que tenga que ver con mis intereses profesionales o privados.» Esta filosofía escéptica espontánea del vulgo no puede siquiera confundirse con la filosofía dialéctica puesto que quien así razona debe dejar de lado los argumentos de los filósofos teólogos o cosmólogos que defienden la posibilidad de una vida extracósmica en el cielo o en la galaxia. Este escepticismo vulgar no es propiamente ni siquiera una filosofía escéptica dialéctica, al estilo de la filosofía de Enesidemo Agripa o Sexto Empírico; es solo una vulgar decisión practica personal asumida por quien se aferra a seguir en un camino que él encuentra más cómodo; y no se trata de suponer que la confrontación dialéctica con otras filosofías espontáneas pudieran significar efectivamente un cambio de actitud ante las cuestiones filosóficas, porque sólo se trata de que la misma decisión escéptica define al escéptico espontáneo como un individuo vulgar semisalvaje, a la altura del «filósofo primitivo» del que nos habló Paul Raden.

5. De hecho, lo que hoy se llama filosofía del deporte (en el sentido del Journal of Philosophy of Sport o de la revista Fair Play: remitimos al artículo de José Luis Pérez Triviño publicado en el vol. 1, 2013, con el título «La filosofía del deporte: un panorama general») suele ser filosofía espontánea de juristas o directores deportivos que conciben la filosofía del deporte como el conjunto de las ocurrencias, presididas por una ideología generalmente inconsciente que pueda tener a bien cualquier ciudadano y que sean aceptadas por el director de la revista o por la cátedra de filosofía del deporte correspondiente. El carácter espontaneo-vulgar de esta filosofía del deporte queda de manifiesto en la observación que Pérez Triviño ofrece en el segundo párrafo de su artículo citado: «el problema principal de la filosofía del deporte en España estriba en la falta de tradición histórica, lo cual conduce a que no haya investigadores o grupos dedicados a este ámbito.» Si esto fuera así la única posibilidad para la filosofía del deporte seria la filosofía espontanea, puesto que presuponemos que en España ella no tiene a nadie con quien confrontarse.

Pero esta apreciación es completamente errónea. La filosofía del deporte (incluyendo la espontánea y la dialéctica) tiene una larga tradición, aunque esta fuera adversa a los Juegos Olímpicos sobre todo en alguna de sus especialidades. Cierto que la expresión «filosofía del deporte» cobró un nuevo impulso (probablemente a partir del auge que algunos deportes habían experimentado en la sociedad industrial, sobre todo a través de la televisión posteriormente a la Segunda Guerra Mundial). En los años 70 del siglo XX se citan la obra de Weiss: Sport: A Philosophical Inquiry (1971) así como la fundación del Journal of Philosophy of Sport. Sin duda, la expresión «filosofía» asume en este contexto un alcance muy próximo al que conviene a la expresión «filosofía espontánea» o incluso «filosofía mundana», no dialéctica. Un alcance que Manuel Alvar, a la sazón director de la Real Academia de la Lengua Española, diagnosticó («Sobre teoría y deporte», 1994), sin duda certeramente, como un «anglicismo», por respecto a la acepción tradicional del término filosofía, más próxima a alguna de las filosofías académicas ya objetivadas históricamente (aunque al cabo de muy pocos años este anglicismo está tan arraigado en el lenguaje ordinario español que cabría decir que ha dejado de serlo).

Refiriéndose a la España de los siglos XX y XXI podríamos afirmar que lo que se llamó filosofía del deporte no tenía tanto el alcance de un anglicismo (más próximo a lo que hemos llamado filosofía espontánea) cuanto el alcance de una filosofía dialéctica y polémica referida a determinadas concepciones del deporte contra las cuales se quería levantar una distancia significativa. Por ello la expresión «filosofía del deporte» se utilizó en España sobre todo durante los períodos de las dos dictaduras del siglo XX, la dictadura del general Primo de Rivera y la dictadura del general Francisco Franco. La utilización de esta expresión, «filosofía del deporte», tuvo entonces el sesgo ideológico característico del «nacionalcatolicismo.» Así, la primera vez que aparece en España un artículo sobre «filosofía del deporte», el de Teodoro Caus Casáus, fue en 1925 en la Revista de Pedagogía, nº 44 (remitimos aquí al rótulo «Filosofía del deporte», del Proyecto Filosofía en español, preparado por Gustavo Bueno Sánchez). Javier Olivera Beltrán publicó recientemente un largo artículo en la Revista internacional de sociología (LXIV, 44) consagrado al análisis de la «contribución al humanismo deportivo» de José María Cagigal (1928-1983), considerado como el «filósofo español del deporte por antonomasia.» Ahora bien, Cagigal, siendo jesuita, entró en la Delegación Nacional de Deportes de la mano de su director José Antonio Elola-Olaso, una organización clave del franquismo. Pero Cagigal no fue un «filósofo espontáneo» del deporte, su filosofía estaba ya definida en la tradición escolástica, por ejemplo en la obra de Francisco Suárez. En 1959 Cagigal publicó en el número 1 de la revista Citius, Altius, Fortius (Estudios Deportivos), dependiente de la Delegación Nacional de Deportes, su artículo (con un título de inequívoca tradición escolástica) «Aporías iniciales para un concepto de deporte». También apareció en esta revista el articulo de Mario Hernández Sánchez-Barbas «El juego de pelota ritual en las sociedades prehispánicas de América». En 1960 Cagigal publicó otro artículo, titulado «Persona humana y deporte» y posteriormente varios artículos que se mantenían dentro de la ideología filosófica del nacionalcatolicismo.

Poco después de la «transición democrática» la filosofía del deporte siguió cultivándose como una «especialidad» que intentaba mantenerse al margen de cualquier dogmatismo confundiendo lastimosamente la filosofía democrática (libre, no dogmática) con la filosofía espontánea de las ocurrencias de cualquier ciudadano, una filosofía no dialéctica que ni siquiera disponía de referencias objetivas históricas, y no ya a título dogmático sino a título dialéctico, como paradigma de confrontación de las propias «ocurrencias» individuales. De este modo, la filosofía del deporte, en lengua española, tomó muy pronto en mano de algunos «filósofos del derecho» el rumbo marcado por el Journal of Philosophy of Sport, es decir, el rumbo de una filosofía en su acepción de anglicismo asombrosamente degradada (si tomamos como referencia la filosofía de Bertrand Russell), lo que no quiere decir que de vez en cuando alguna de sus ocurrencias no alcance algún interés.

6. En el XI Curso de Filosofía de Santo Domingo de la Calzada pretendemos cultivar la llamada filosofía del deporte, no ya como filosofía espontánea, inspirada desde algún club de fútbol o desde algún departamento de derecho o de psicología o de sociología, sino desde un sistema filosófico ya suficientemente constituido como pueda serlo el materialismo filosófico.

No se trata sin embargo de acogerse a este sistema de un modo dogmático, puesto que el materialismo filosófico lo utilizaremos aquí ante todo para replantear los problemas filosóficos que suscitan los deportes y para demoler, en lo posible, otras filosofías del deporte (como pueda serlo la filosofía del dualismo cartesiano –que llevó al límite el aforismo mens sana in corpore sano–, o la filosofía del deporte del diamat, o simplemente la filo del espiritualismo radical, de orientación antideportiva) pero sin que ello signifique una obediencia incondicional a las líneas del materialismo filosófico, puesto que estas líneas acaso tendrán que ser rectificadas en función de las exigencias que la realidad del deporte efectivo pueda imponer.

Tan solo adelantaremos aquí, a título meramente informativo, que el punto de partida de la filosofía del deporte que nos abre el materialismo filosófico es su teoría de las instituciones (criterio que también sirvió para diferenciar las etapas del hombre anteriores a la constitución del llamado Homo Sapiens moderno) y más particularmente la idea de la especie de instituciones denominadas «instituciones pragmáticas». Estos fundamentos nos permitirán ensayar una filo del deporte que no tendrá por qué estar subordinada al humanismo o al espiritualismo o al monismo materialista corporeista, sino que encuentra su principal campo de aplicación en el análisis de la realidad histórica y actual de los deportes y de los conflictos entre especies y géneros de instituciones.


Gustavo Bueno, Sobre «Filosofía del deporte»

Tesela nº 120. Gustavo Bueno analiza el rótulo «Filosofía del deporte» (13 mayo 2014)

Gustavo Bueno, Fútbol cine y televisión

Conferencia de clausura del III Foro Félix Martialay: Fútbol y cine (7 junio 2014).


Organizan:
Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada
Universidad de La Rioja
Fundación Gustavo Bueno
 

Director:
Pedro Santana Martínez
 

Inscripciones:
Oficina de Información
Universidad de La Rioja
Avenida de la Paz 107
26006 Logroño (España)

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