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VIII Encuentros de Filosofía

La Paz

VIII Encuentros de Filosofía

Gijón, miércoles 9 al viernes 11 de julio de 2003
Colegiata del Palacio de Revillagigedo


Resúmenes de las comunicaciones aceptadas
[10 junio 2003] (orden alfabético de autores)

Gustavo Bueno Sánchez (Asturias)
La organización Pax Romana

Román García Fernández (Asturias)
El concepto de paz y corrientes en el siglo XXI

Bajo el concepto de paz, o bajo el término pacifista, se suelen englobar un sin fin de posiciones que van desde el mantenimiento de la paz mediante tanques (teoría de la disuasión), hasta las teorías budistas más armonistas evitando pisar hormigas para no aumentar el propio karma. Ello conlleva la necesidad de una clasificación de los conceptos y las posiciones pacifistas que se han mantenido históricamente y se mantienen en la actualidad. El concepto de paz funciona, en terminología de Gustavo Bueno, como un «concepto conjugado». El concepto de paz aparece ligado al de guerra. Este par de conceptos han sufrido transformaciones históricas importantes, desde la «reducción» del concepto de paz al de guerra; así la paz es presentada como un concepto negativo: la paz es ausencia de guerra, hasta las teorías del siglo XX, en la que el pacifismo integra el conflicto, rompiendo con la idea de armonía preestablecida para centrarse en la importancia del conflicto. El conflicto es ahora un generador de posibilidades. Sin embargo, ello no supone aceptar la violencia como método de resolución de conflictos o, más correctamente, negando que las soluciones bélicas sean tales. Por todo ello, se mantiene que la paz no puede ser un concepto de partida, ni tan siquiera de llegada, al estilo del funcionamiento de la metafísica aristotélica, y cuyas influencias llegan a Hegel y Marx. Es necesaria la guerra para poder hablar de paz. Por tanto no cabe un «estado natural de paz». Pero a su vez, la ausencia de guerra, no implica la ausencia de nuevas situaciones conflictivas, por tanto no cabe un estado final de paz total. El nuevo concepto constructivo y operativo, lejos de la dicotomía del «pacifismo fundamentalista», o del «pacifismo pragmático» definido por Sacristán, está interconectado con los nuevos problemas morales que nos plantea el siglo XXI, en el que muchos de los conflictos suponen la desaparición efectiva de la especie humana. Por otra parte, algunos de los análisis pacifistas y de las propuestas pacifistas se muestran más operativos para encontrar soluciones a los conflictos y otros para explicar el surgimiento y desenvolvimiento de los mismos.

Tomás García López (Madrid)
La Paz perpetua del presente

A partir de un brevísimo ajuste histórico del célebre opúsculo kantiano La Paz Perpetua, esta comunicación pretende analizar, críticamente, recientes opiniones sobre la Paz, con ocasión de la Guerra de Irak. Opiniones aparecidas en los medios de comunicación, durante los meses de febrero, marzo, abril (tiempo de preparación, estallido y desenlace, de la Guerra de Irak), y mayo, mes de las «flores a María», en el que se fundieron, incluso confundieron en España, las proclamas de pacifismo perpetuo con la Fiesta del Trabajo y la visita papal, eminentemente pacifista, aunque lo fuera también canonizadora y mariana. En esta comunicación se presentará un dispositivo analítico en el que la Idea de Paz, y su opuesta la Guerra son contempladas como un par de conceptos conjugados, ligado, a su vez, a otros pares de conceptuales, igualmente conjugados, tales como: Hombre/Sociedad, Libertad/Autoridad, Tolerancia/Intolerancia..., de cuyas conexiones o desconexiones se obtienen posiciones ideológica definidas en torno a la Paz. Desde ellas procederemos a clasificar las opiniones indicadas y posteriormente a enjuiciarlas.

Felipe Giménez Pérez (Madrid)
El materialismo y la paz

Intento de poner a la paz sobre sus pies. La paz es la pausa necesaria entre dos guerras. No debemos pensar a la paz como algo esencialmente separado, disociable y distinto de las guerras. No hay un modo político, diplomático de relacionarse los Estados entre sí y un modo militar. La guerra es la continuación de la política por otros medios y la política es la continuación de la guerra por otros medios. En las relaciones internacionales hay dos figuras, la del embajador y la del guerrero. Ambas son necesarias. La guerra es una forma de relación entre dos Estados. Frente al idealismo político en las relaciones internacionales, está el materialismo político, comúnmente llamado realismo político. Las relaciones internacionales no tienen nada que ver ni con la ética ni con la moral ni con el derecho. Sólo tienen que ver con el interés egoísta nacional, el egoísmo sagrado. Esto es lo mismo que decir que la eutaxia de los Estados está por encima de cualesquiera otras consideraciones que para los moralistas o eticistas puedan llegar a ser prioritarias. Si los principios absolutos para el materialismo no existen en la vida social intraestatal, en la política interior, mucho menos valen en la política internacional, que tiene prioridad ontológica sobre la interior. Por lo demás, la paz como ausencia de conflicto no existe en absoluto. La paz es mentira.

Atilana Guerrero Sánchez (Córdoba)
Los judíos en la Segunda Guerra Mundial

Miguel Ángel Iáñez (Granada)
La guerra difusa como negocio multinazional (o notas mínimas sobre el terrorismo de USAr y tIRAK)

Se echa de menos en los análisis que se suelen presentar en los medios de (in)comunicación lo que hay verdaderamente detrás de las últimas maniobras bélicas de algunos países miembros de la Organización del Terrorismo desde América del Norte. En esta breve comunicación intentaremos presentar la importancia que en un país radicalmente antidemocrático como son los Estados Unidos de América posee su complejo militar industrial. El conglomerado industrial armamentístico no puede ser tan ocultado como se suele hacer en la presentación de las antepenúltimas, penúltimas y últimas causas del desorden económico del capitalismo multinazionalista. Presentar causas –que no lo son– de tipo religioso para entontecer y embrutecer aún más a la opinión pública mundial no está justificado. Más que desde una perspectiva criminal y genocida como es la de aquellos que manejan de forma tanatocrática los destinos políticos –y, por supuesto, económicos– de la dictadura más global que ha existido nunca. Hay algo más que indicios acerca de cómo la cleptocracia yanqui ha sabido hacer negocios con las cleptocracias árabes. Así como hay más que datos de las relaciones financieras entre las familias de los Bush y los Bin Laden desde al menos 1958. También se sabe cómo fueron creadas en los campus universitarios yanquis las camadas integristas del fundamentalismo terrorista árabe. Y, sin embargo, de un tiempo a esta parte nos produce algo más que perplejidad el comprobar como el simplismo más reaccionario y criminal suele tildar a esas pruebas de antisemitas.

Pedro Insua (Córdoba)
Guerra y Humanismos

La relación teológico-política entre Mahoma y Carlomagno, tal como ha sido expuesta por Henri Pirenne, no ha dejado de reeditarse desde que se constituyó en los siglos VIII-IX hasta el presente. Creemos ver una reedición más de tal relación, insistimos, teológico-política, en los apoyos de Francia-Alemania (la «Vieja Europa» en palabras del Secretario americano de Seguridad, Donald Rumsfeld) a Irak, apoyo que se pone de manifiesto al pretender diferir las inspecciones de la ONU sobre el «armamento de destrucción masiva», que se sabe penetró en el seno de Irak (precisamente de la mano de Francia y de Alemania), pero no se sabe si salió o fue destruido. El despliegue del Islam, en su primer desarrollo califal, desde Arabia hasta la Península Ibérica, supuso la división del mar romano, del Mare Nostrum, en dos partes (norte cristiano/sur musulmán) que provocó, según Pirenne, la definitiva «caída» del Imperio Romano, pues su estructura, aunque degenerada, aún permanecía después de las invasiones del Imperio occidental por parte de los bárbaros del norte, además de que aún se mantenía el Imperio en Oriente. Son los bárbaros del sur, Mahoma, los que definitivamente acaban con el tejido imperial romano al romper la unidad del Mediterráneo occidental: digamos que la circulación de mercancías entre los puertos del mare nostrum (es decir, mar libre de piratería) era un vórtice –alimentado desde las distintas partes del Imperio, y desde partes situadas fuera del Imperio que por diversas rutas confluían en él– que servía de sostén energético a la morfología imperial. Ya los vándalos amenazaron la unidad romana del Mediterráneo, según las tesis de Pirenne, pero van a ser los mahometanos los que definitivamente cierren las fuentes energéticas de las que se alimentaba el Imperio, al quedar el litoral, con sus puertos, teológico-políticamente dividido en un norte cristiano y un sur musulmán. Esta plataforma, este mar dividido (medi-terráneo), es, en buena medida y entre otras cosas, la pista de despegue de los aviones que se precipitaron sobre las Torres Gemelas de Nueva York el 11-S. Una vez más «América» iba a «notar» las consecuencias de esta división, pero es que, en cierto modo, América es un producto, un «descubrimiento», de esta división. Ahora bien, la ruptura del Mediterráneo supone que la hegemonía en Europa, por así decir, se desplace desde el mar, que deja de ser romano, hacia el norte toda vez que ese norte está protegido frente al Islam por el Oeste por un Imperio en ciernes, España, y por el este por el Imperio Bizantino. Surge en el norte, en torno al Mar del Norte, un comercio..., que hace que la hegemonía del Reino franco se desplace desde la Neustria merovingia hacia la Austrasia carolingia. De aquí saldrán los Pipinos que desplazarán del poder a los merovingios. Cuando Roma, el Papado, se vea amenazado por los lombardos situados en el norte de la actual Italia, y ante la falta de apoyos desde el Imperio Bizantino, «verdadero imperio», el Papado fabricará, inventará un «Imperio» en el norte que le libere, que le proteja de la amenaza lombarda: es Carlomagno. Nace la «Vieja Europa», una «vieja Europa» que terminará por revolverse contra aquello que la inventó: la Kulturkampf contra la Iglesia, contra el Zentrum (partido católico alemán contra el que irá Bismarck). Pero la «Vieja Europa» nacerá como «Imperio fantasma» que, tras la división de tal Imperio entre los herederos de Carlomagno, dará lugar a una «zona caliente» (llamada por Ortega «columna vertebral» de Europa) que, al tratar de dominarla, dará lugar a la mayor parte de conflictos armados que, tras la conquista americana, adquirirán escala global: es la Lotaringia. Cuando en la segunda oleada islámica el Turco conquiste Constantinopla (1453) sólo un Imperio, el Hispano, resistirá este empuje, cuyo resultado, resultado de tal resistencia, es América. Además un nuevo centro hegemónico aparecerá en el Oriente tras la caída de Constantinopla: la «tercera Roma» (Moscú), toda vez que China sigue replegada sobre sí misma (por decirlo un tanto confusamente). En esta situación la política francesa y la red de alianzas ante tal política francesa impulsadas principalmente por Fernando el Católico, quiso que bajo el dominio de tal Imperio Hispano recayesen los antiguos territorios lotaríngios: la Borgoña, Milán..., causa de los conflictos en Europa en los siglos XVI-XVII, cuyo alcance, resultado de la expansión antislámica hispana, es ya global. Estas dos divisiones –herederas en buena medida de los limes romanos–, la división teológico-política mediterránea, y la división «lotaringia», que con la Reforma terminará siendo también teológico-política, van a mantener una firmeza histórica tal que de ahí derivan la mayor parte de los ortogramas políticos de significado global (escala planetaria). Nuestro trabajo consistirá en analizar los diferentes ortogramas surgidos en el siglo XVI como respuesta a tal doble línea de conflictos que determinarán nematologías humanistas en torno a distintas ideas de Paz y que, creemos, aún siguen influyendo políticamente en nuestros días con ocasión de la guerra de Irak.

José María Laso (Asturias)
El movimiento soviético de partidarios de la paz

Antonio Muñoz Ballesta (Murcia)
Tregua. Una crítica realista y materialista de la guerra y de la paz

Desde la objetividad histórica y política y desde una reformulación materialista del pensamiento filosófico de Maquiavelo, Hobbes, Baltasar Ayala, Espinosa, Hegel, Clausewitz, Carl Schmitt, R. Aron, J. Freund, Francisco Javier Conde, Álvaro D'Ors, G. Maschke, Jerónimo Molina..., frente al Idealismo de un Kant, Bobbio, &c., se defienden, entre otras, las siguientes tesis: Primera, la «guerra» y la «paz» son Ideas de la Filosofía política o de lo político (Eutaxia), y no de otras ramas de la Filosofía, como puedan ser la Ética o la Metafísica. Segunda, se trata de Ideas que surgen de la contraposición de conceptos diversos de la «violencia» y el «orden» (o «Pax»), que se dan en los distintos campos de la sociedad, religión, técnica y ciencia, derecho nacional e internacional, &c. Tercera, son Ideas que, o bien se presentan siempre como «conceptos conjugados», o bien es la «paz» un «concepto límite». Cuarta, las «guerras» y la «paz» son Ideas que, verdaderamente y tal como la entendemos hoy en día, surgen con la Idea de la «Nación política», y ligadas a los «Estados modernos». Quinta, se ofrece, desde el materialismo filosófico, la clasificación de las diversas concepciones de las «guerras políticas», a saber, la que resulta de los ejes radial, angular y circular del «espacio antropológico» (capas basal, cortical y conjuntiva de la sociedad política): guerras de comprobación tecnológica (Michel Houellebecq), guerras imperiales por el petróleo...; «jihad» o guerras santas....; guerras de gabinete, guerras justas, guerras sucias o terrorismo o guerras de segregación, guerra total... Y sexta, se reclama una redefinición del liberalismo auténtico (Jesús Huerta de Soto...) sobre las Ideas de Paz y Guerra, y de las filosofías contemporáneas centradas en la Idea de «democracia» (Agnes Heller, Habermas...).

Ernesto Nieri (Italia)
Paz e imperialismo en el pensamiento de Lelio Basso (apuntes críticos en una perspectiva filosófica y político jurídica)

Lelio Basso es una de las figuras màs significativas de la izquierda (mejor dicho de «las izquierdas», como dice Bueno) italiana y europea; él es el autor por ejemplo del artículo 3, 2° párrafo, de la Constitución italiana, que define dogmáticamente, de una forma eficaz y casi poética, el concepto de «igualdad substancial»: «é compito della Repubblica rimuovere gli ostacoli di ordine economico e sociale che, limitando di fatto la libertà e la uguaglianza dei cittadini, impediscono IL PIENO SVILUPPO DELLA PERSONA UMANA e l'effettiva partecipazione di tutti i lavoratori all'organizzazione politica, economica e sociale del Paese.» Dicho artículo ha sido imitado en toda las Constituciones modernas y también en la española de 1978, y es emblemático del pensamiento de Basso. En su opinión el hombre no es simplemente, como para los liberales y los pseudoliberales de nuevo cuño, simplemente un centro de imputación de derechos, sino una personalidad en desarrollo. Esta concepción del hombre se refleja también en sus opiniones sobre la Paz y la Guerra: la verdadera Paz, la Paz con mayúsculas, sólo podrá reinar cuando los trabajadores hayan logrado eliminar los obstáculos que impiden el pleno desarrollo de la persona humana, y, en primer lugar, la explotación del gran capital financiero. Para Basso la paz no es un fetiche, como para algunos pseudo pacifistas de hoy en día, sino un bien que hay que lograr mediante la lucha y la emancipación del Trabajo. Basso vivió el drama del Imperialismo fascista, con su secuela de destrucciones y de muertes, por eso siempre se horrorizaba ante cualquier emperialismo. Se mantuvo en primera línea contra el imperialismo anglosajón (y es interesante notar cómo ya en los años sesenta hablase de una mutación genética en la democracia americana, viendo en ella una incipiente transformación en una oligarquía de nuevo tipo), pero nunca se amoldó acríticamente con el «pacifismo soviético», cuyas incongruencias denunciaba desde su formación luxemburguiana, no soportando especialmente el burocratismo militar que transformaba el marxismo en un organismo momificado y utilizaba a menudo la palabra paz como escondite de intereses imperiales. Mirar hacia Basso es todavía hoy en día fundamental para desenmascarar tanto la pseudo campaña universal «contra las tiranías» de Bush y sus ridículos lacayos, que en realidad es un torpe disfraz de un imperialismo cada vez más depredador, como el pacifismo fetichista que prefiere gritar esloganes que elaborar análisis y conceptos, y que, por lo tanto, se convierte en objetivo aliado del imperialismo.

Iñigo Ongay de Felipe (Bilbao)
Guerra, Paz y Etología

Desde la perspectiva del materialismo filosófico la guerra y la paz, que constituyen el tema de estos Encuentros, aparecen antes como «ideas» filosóficas que como «conceptos» científicos. Ello querría en principio decir, como es bien sabido, que sin perjuicio de que tales ideas penetren los más diversos cercos categoriales (en el caso que nos ocupa nos referimos particularmente a disciplinas tales como la etnología, la antropología política, la arqueología, la historia, la etología, &c, pero también los saberes militares de corte «práctico-práctico»), se mantienen de algún modo, conformadas, en virtud de su entretejimiento en symploké, entre los intersticios mismos de tales disciplinas (sean éstas científicas, tecnológicas, &c.) sin que pueda decirse que queden agotadas de modo terminante por ningún campo operatorio en particular. De este modo, es precisamente la crítica filosófica –en este contexto entendida justamente como un saber «de segunda potencia» que representara algo así como una suerte de platónica «geometría de las ideas»– la que habrá de procurar coordinar en su desenvolvimiento regresivo los desarrollos de los saberes implicados, para mejor así reconstruir la arquitectura trascendental de las ideas de «Paz» o de «Guerra» (y al través de éstas, tal vez también las de «Estado», «Sociedad», «Agresión», &c) sin perder en ningún momento el contacto con los resultados positivos que a estos saberes les sea dado arrojar. Lejos de pretender construir una idea general de «Paz» (o de «Guerra») nuestra comunicación va a tratar de atenerse, en este sentido, a una labor mucho más modesta: pretendemos efectuar un cribado –es decir: una crítica– del tratamiento que estas ideas capitales reciben en un recinto categorial muy concreto, el que es propio de las ciencias etológicas y sociobiológicas.

Eliseo Rabadán Fernández (Cantabria)
Impacto de la guerra inter-imperial en la política y la economía en el contexto de la Paz Americana

Analizaremos la situación política internacional siguiendo las líneas de análisis de la teoría sintáctica del poder político. Tomamos como referencia los estudios del economista Michel Chossudovsky según los cuales la búsqueda de la eutaxia del poder político de los Estados Unidos implica en el presente un enfrentamiento entre el eje militar anglo-americano y el eje militar franco-alemán (tesis discutible tras el análisis de los hechos de la Guerra de Irak del 2003) –en el seno de lo que denominaremos la Pax Americana– que implica no sólo aspectos económicos y geoestratégicos, sino militares que necesitan ser analizados desde la perspectiva política. Ahora bien, para este análisis, no basta únicamente la perspectiva morfológica de la teoría sintáctica sugerida, sino que es necesario el enfoque analítico desde lo que podríamos llamar perspectiva semántica, que debe buscar definir la estructura de esos fenómenos, es decir, definir el alcance de las estrategias, planes, &c., en el juego de las relaciones entre los Estados políticos implicados. Pondremos a consideración el impacto de estas estrategias políticas en los Estados de Centroamérica y de las regiones caucásicas y del Este europeo. Para ello utilizaremos las relaciones políticas fundamentales (uni-plurívocas) que cada sociedad política puede mantener sobre las demás, según la isología o la sinalogía política que determine la relación en el sentido del aislacionismo, ejemplarismo, imperialismo generador o depredador. El aspecto pluri-plurívoco de las relaciones entre sociedades políticas incluye ámbitos de «lucha» o guerra económica (según las tesis de James Petras) que serán analizados desde la clasificación propuesta por Gustavo Bueno de la «división de poderes» según ramas y capas en torno al núcleo del cuerpo político (Estado). Los análisis sobre estrategias (macro)económicas para el área de Centroamérica delineadas en centros de investigación de los EEUU, Gran Bretaña o Alemania, muestran que las categorías de las Ciencias Políticas que Bueno ha trabajado en su Ensayo sobre las Categorías de las Ciencias Políticas y otros textos, resultan de gran utilidad para estudiar críticamente, desde el materialismo (y contra análisis metafísicos o idealistas, por ejemplo) el presente político de la Pax Americana. Concluiremos que esta Pax implica necesariamente una situación de preparación muy activa de la guerra económica (en la que el poder político juega evidentemente un papel fundamental) que se viene gestando hace unos 15 años. La capa basal y la cortical son tejidos de un cuerpo, en el que la capa conjuntiva es imprescindible para mantener la propia eutaxia frente a otros Estados en el seno de biocenosis que todos buscan dominar, por esa fuerza etológico-política que define la capacidad para durar y subsistir en las mejores condiciones materiales.

Joaquín Robles López (Murcia)
La idea de Paz en el contexto «científico» (categorial)

Analizamos los conceptos de paz en diferentes contextos categoriales en donde se ha hecho presente (biología-etología, etnología, psicología y sociología) mostrando la insuficiencia de cada una de estas visiones parciales a la hora de abordar con propiedad un análisis pertinente (y gnoseológicamente responsable) de este asunto. Mostrando además cómo cualquier análisis político de la paz que confunda estos sectores, ignorando su líneas de fricción por ejemplo, o que privilegie alguno de ellos sobre los demás, habrá de ser declarado insuficiente e ideológico (no filosófico), cuando no construido ad hoc para justificar otros intereses. Analizamos también, aunque mínimamente, las ideas angulares y radiales de paz como im-pertinentes, políticamente hablando.

VIII Encuentros de Filosofía

Los VIII Encuentros fueron convocados en marzo de 2003, y se abrió un plazo para presentar comunicaciones que se cerró con el mes de mayo de 2003, de acuerdo a las siguientes normas:

  1. Cada autor podrá presentar una Comunicación.
  2. La extensión de la Comunicación deberá ser superior a tres folios y no sobrepasar los quince folios (de dos mil caracteres).
  3. El comunicante deberá presentar su trabajo en los VIII Encuentros, para lo que dispondrá de un tiempo de diez minutos.
  4. Quienes deseen presentar Comunicaciones a los VIII Encuentros de filosofía en Gijón: La Paz, deberán ajustarse a los siguientes plazos: antes del 20 de Mayo de 2003 deberán hacer llegar a la organización el título y un resumen de diez líneas de la comunicación propuesta; antes del 15 de Junio de 2003 deberá enviarse el texto íntegro de la comunicación.
  5. Los organizadores se reservan el derecho de no aceptar propuestas de comunicaciones de acuerdo a rigurosos criterios de calidad científica o cuando los trabajos presentados no se ajusten a la temática prevista para los VIII Encuentros.