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José de Salvador, Compendio de la vida y milagros de Santo Domingo de la Calzada (1787) Vida Milagros Novena

 

Novena del Santo

Oración para todos los días.

Bienaventurado Santo Domingo, escogido antes de los siglos por la Divina Providencia para ejemplar de solitarios, estímulo de penitentes, dechado de caridad, y Ministro fidelísimo del gran Rey; a Vos me llego con las más vivas ansias de que me admitáis en el numero de vuestros devotos enterado del valimiento que tenéis con Jesús mi Salvador, y con María Santísima mi Señora. Yo, Santo mío, quiero ser uno de aquellos, que con una dulce, y suave esclavitud viven sujetos a vuestra ajustadísima voluntad. No ignoro, que por esta libre entrega traslado a Vos el dominio de toda mi persona: mas también sé, que desde este instante quedáis como Señor, con la obligación de cuidar de mi pobre alma, dirigiéndola por el camino de la Divina Ley, iluminándola en sus dudas, consolándola en las aflicciones, defendiéndola en los peligros, asistiéndola en la última, y más terrible de las horas, y presentándola, como Ángel Custodio, al juez Eterno. Esto es lo que os suplico por medio de esta Novena, para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amén.

Aquí se reza tres veces el Pater noster, Ave Maria, y Gloria Patri, &c.

Día primero

Oración especial para el primer día.

Dios mío amabilísimo, Criador de los Ángeles, a quienes adornásteis de una pureza igual a la noble condición de su ser, y pusisteis en el Empíreo para protectores de esta virtud: Yo os ofrezco en este día los méritos de estos Soberanos Espíritus, y con ellos los del glorioso Santo Domingo, a quien hicisteis tan puro en alma, y cuerpo, que viviendo en carne gozó privilegios de espíritu, corriendo por su candor en pos de las Angélicas criaturas: y os suplico por la intercesión de este Ángel humano, me concedáis tan inestimable don, disponiendo, que todos mis pensamientos, palabras, y obras vayan animadas de esta virtud, y la comuniquen a cuantos se dirija mi trato, y conversación. Para esto me habéis de facilitar el que traiga a mandamiento mi carne, haciéndola, que sirva de esclava al espíritu, y que se sujete como debe a la ley de la razón. Espero, bien mío, de vuestra piedad esta gracia, con las demás que os pido en esta Novena, ordenadas a la mayor gloria de vuestro nombre, y bien de mi alma. Amén.

Aquí se ora un poco; y luego los Gozos.

Segundo día

Bienaventurado Santo, &c. como el primero.

Oración especial para el primer día.

Dios mío amabilísimo, Criador de los Arcángeles, a quienes adornasteis de singular hermosura, y destinasteis para Ministros de vuestra inescrutable Providencia: yo os ofrezco los méritos de estos fervorosos Espíritus, y con ellos los del Bienaventurado Santo Domingo, a quien escogisteis para desempeñar las arduas empresas que miran a vuestra gloria, adornándole de una eficacia Divina con que venció las dificultades, que el mundo ignorante de vuestros designios, ponía a cada uno de sus proyectos; y os suplico por el mérito de este vuestro Siervo, me concedáis el fervor de espíritu tan necesario para poner por obra los preceptos de vuestra Santa Ley, y satisfacer a todo el peso de mis obligaciones. Espero, dueño de mi alma esta gracia, para desempeñar con ella cuanto vuestra dignación confíe en adelante a mi cuidado. Este será desde hoy el objeto de mi principal atención; y como tal me lo habéis de conceder, con lo demás que os pido en esta Novena, para mayor honra vuestra, y bien mío. Amén.

Día tercero.

Bienaventurado Santo, &c. como el primero.

Oración especial para este día.

Dios mío amabilísimo, Criador de los Principados, en quienes derramasteis los raudales de vuestra Divina Prudencia, para que por medio de los Espíritus inferiores gobernasen las Monarquías, Reinos, y Provincias de la tierra: yo os ofrezco los méritos de estas Soberanas Inteligencias, y con ellos los de vuestro esclarecido siervo Santo Domingo, cuya alma adornasteis con prudencia más que humana, para que cuidase de los Pobres, y Peregrinos, en cuyo obsequio se ofrecía víctima de caridad a cada paso: y os suplico, que obligado de la exactitud con que desempeñó tan piadoso empleo, me concedáis espíritu de prudencia para dirigir con acierto todas las operaciones de mi vida, y me infundáis el amor a los pobres, y desvalidos del mundo, para que mirándolos como Imágenes vuestras, os sirva a Vos en ellos, y por este medio consiga las gracias, que os pido en esta Novena, siendo para mayor gloria vuestra, y bien de mi alma. Amén.

Día cuarto

Bienaventurado Santo, &c. como el primero.

Oración especial para este día

Dios mío amabilísimo, Criador de las Potestades, en quienes quisisteis brillase vuestro poder, sujetando a su dominio las potencias del Infierno: yo os ofrezco los méritos de estos fervorosos Espíritus, y con ellos los de vuestro siervo Santo Domingo, a quien disteis virtud para amansar las más horribles fieras, mandar a la muerte, rendir a sus contrarios, y triunfar de los enemigos de su alma: y os suplico por su intercesión, aprenda yo a ser manso, y humilde de corazón, para dominar por este medio a tanto enemigo como día, y noche, dentro, y fuera de mi mismo me combaten, cuyo poder es tanto más fuerte, cuanto más invisible, y del todo superior a mi flaqueza, si no la corroboráis con vuestra Divina gracia. Esta es, Rey mío, la que os pido en esta Novena, para que peleando con fervor en este valle de lágrimas, cante al fin la victoria en honor de vuestro nombre, y bien de mi alma. Amén.

Día quinto

Bienaventurado Santo, &c. como el primero.

Oración especial para este día

Dios mío amabilísimo, Creador de las Virtudes, a quienes adornasteis con dones especiales de vuestra gracia, y señalasteis para que moviesen las Esferas Celestes, y acreditasen vuestro poder en el ámbito del mundo con asombrosos milagros: yo os ofrezco los méritos de estos heroicos Espíritus, y con ellos los del Grande Domingo, a quien disteis virtud para mover, abrir, y cerrar los Cielos cuando convenía al remedio de los campos; y comunicasteis la gracia de hacer milagros, en honor de vuestro nombre, el cual traía estampado en su corazón: y os suplico, que por la virtud de este vuestro fidelísimo Siervo, logre yo ordenar los movimientos del cielo de mi alma con tal concierto, que pueda decir sois Vos su verdadero centro. Este es, Dueño mío, el milagro de milagros, que por la intercesión de Santo Domingo espero me dispenséis, con el remedio de todas las necesidades, que os expongo en esta Novena, siendo para mayor gloria vuestra, y bien de mi alma. Amén.

Día sexto

Bienaventurado Santo, &c. como el primero.

Oración especial para este día

Dios mío amabilísimo, Creador de las Dominaciones, a quienes llenasteis de majestad, para que presidiesen a los Espíritus inferiores, y comunicasen por su medio a los hombres los decretos que salen de vuestro Divino Consistorio: yo os ofrezco los meritos de estas respetables Inteligencias, y con ellos los de vuestro siervo Santo Domingo, a quien adornasteis de singular majestad para con los soberbios, y de una profunda sumisión a vuestra Ley, cuyas insinuaciones guardaba con la exactitud, que si fueran rigurosos preceptos: y os suplico por su intercesión me hagáis superior a los halagos del mundo, inflexible a sus promesas, y rendido del todo a vuestra Santísima Voluntad. Esta es, bien mío, la gracia que os pido en esta Novena, como que en ella estriba la tranquilidad de mi conciencia, y el sosiego del corazón; y espero me la concedáis, siendo para mayor honra vuestra, y bien de mi alma. Amén.

Día séptimo

Bienaventurado Santo, &c. como el primero.

Oración especial para este día

Dios mío amabilísimo, Creador de los Tronos, a quienes adornasteis de gracia tan singular, que merecieron formaseis de sus alas el trono a vuestra Majestad infinita: yo os ofrezco los méritos de estos poderosos Espíritus, y con ellos los del glorioso Santo Domingo, cuya alma enriquecida con preciosísimos dones de vuestra gracia, llegó a ser delicioso Trono donde descansabais de las injurias, y desprecios, que os hacían los hijos del siglo: y os suplico por los méritos de este vuestro Siervo, me hagáis capaz de teneros como en Trono en lo íntimo de mi corazón, para que iluminado con vuestra inaccesible luz, ponga fin a las tinieblas del pecado, arranque la cizaña de mis torcidas inclinaciones, y plante en medio de mis entrañas aquel espíritu de rectitud, que solo inspira lo que es de vuestro agrado. Espero, Dueño mío, de vuestra bondad este favor, con los demás que os pido en esta Novena, para mayor honra vuestra, y bien de mi alma. Amén.

Día octavo

Bienaventurado Santo, &c. como el primero.

Oración especial para este día

Dios mío amabilísimo, Creador de los Querubines, a quienes permitisteis bebiesen en el caudaloso río de vuestra Sabiduría misterios escondidos a los Espíritus inferiores: yo os ofrezco los méritos de estas Soberanas Inteligencias, y con ellos los del Glorioso Santo Domingo, a quien hicisteis participante de aquella Ciencia, que no se aprende en las escuelas del mundo, revelándole como a Párvulo del Evangelio, secretos ocultos a los sabios, y prudentes de la tierra: y os suplico por su intercesión aprenda yo la verdadera sabiduría, que es el serviros con todas mis facultades, y potencias, desterrando de mi corazón la ciencia vana de Babilonia, cuyos profesores desprecian vuestras máximas al paso que siguen al Padre de la soberbia, Autor de su sabiduría. Esta es, Rey mío, la gracia que os pido en esta Novena, para mayor gloria vuestra, y bien de mi alma. Amén.

Día nono

Bienaventurado Santo, &c. como el primero.

Oración especial para este día

Dios mío amabilísimo, Creador de los Serafines, a quienes comunicasteis el fuego de vuestro amor, para que abrasados en él descubriesen a las criaturas los quilates de vuestra Divina caridad, logrando el prodigioso efecto de enamorarlas de vuestra bondad infinita: yo os ofrezco los méritos de estos supremos Espíritus, y con ellos los del Serafín Domingo, a quien tanto encendisteis en vuestro amor, que juzgaba cortos los términos de todo el mundo para hacerlo vuestro, y desahogar los volcanes de su corazón, cuyas llamas lo sacaban de la soledad, arrebatándole por los campos, y caminos en busca de vuestras vivas Imágenes, que son los pobres: y os suplico por los méritos de este enamorado Siervo vuestro, encendáis en mi pecho la llama de este afecto, para que con su impulso vuele a Vos, que sois mi verdadero centro. Este ha de ser desde hoy todo mi anhelo; esta mi respiración; esta mi vida, y con este mismo amor deseo entregaros el alma, para que en su compañía os goce por una eternidad de siglos en la Gloria. Amén.


Gozos del Santo

Pues en alas del amor
Pasaste a más feliz suerte,
Sednos Domingo en la muerte
Amoroso Protector.

La Rioja, País fecundo,
te dio cuna, y ocultó
tu niñez, con que mostró,
no naciste para el mundo:
y es, que quiso el Criador
desde niño engrandecerte.

Sednos Domingo, &c.

A los cinco años te ves
Zagal por valles, y oteros,
aprendiendo en los corderos,
la inocencia, cual Moisés:
por esta vía el amor
vino luego a poseerte.

Sednos Domingo, &c.

Amante de la instrucción
a Valvanera te fuiste,
y con las letras bebiste
el alma a la Religión:
desde aquí más tu candor
solo con Dios se divierte.

Sednos Domingo, &c.

De San Benito hijo amante
pretendes ser, mas tu Esposo
no te quiere Religioso,
sino Ermitaño constante:
el reserva tu fervor
para otra empresa más fuerte.

Sednos Domingo, &c.

Por Divina inspiración
buscas Maestro en el desierto,
que como otro Pablo advierto
te da la última lección:
y es, que gusta el Redentor
solitario mantenerte.

Sednos Domingo, &c.

Cinco años tu amor en prueba
estuvo en la soledad,
siendo tal tu austeridad,
que asombraste a la Bureba:
al fin dispone el Señor
logre el mundo conocerte.

Sednos Domingo, &c.

Con Gregorio a predicar
otro lustro te dedicas;
y como en obras predicas
no cesas de edificar:
te faltó aquel con dolor,
y es preciso recogerte.

Sednos Domingo, &c.

Amante, fiel, y expresivo
te admiro en otro desierto,
a todo lo vivo muerto,
y solo a lo eterno vivo:
de Pablo es este primor,
que en ti de nuevo se advierte.

Sednos Domingo, &c.

A Dios tu alma enamorada
casa le da; y sin igual
dispone al Pobre Hospital
Puente, Camino, y Calzada:
no es mucho que el Salvador
prosiga en enriquecerte.

Sednos Domingo, &c.

Silos y Ortega amantes
te visitan escondido,
y como estás encendido,
haces, que vuelvan flamantes:
comunicas tu calor
a cuantos llegan a verte.

Sednos Domingo, &c.

A tu hoz acicalada
en el Taller más Divino,
se rinde el roble, el encino,
sin que se vea embotada:
cual blasón de tu valor
nos conduce a conocerte.

Sednos Domingo, &c.

Fiel depósito de trigo
tu Sepulcro se veía,
dando a entender, que hallaría
en ti remedio el mendigo:
al fin, tirano el amor,
consiguió en él esconderte.

Sednos Domingo, &c.

La calumnia fementida,
pudo ahorcar al Peregrino,
mas con impulso Divino
tu le vuelves honra, y vida:
Gallo, y Gallina a un tenor
lo cantan, si bien se advierte.

Sednos Domingo, &c.

Muertos, enfermos, y sanos
a Dios alaban al ver,
que se ha empeñado en poner
todo remedio en tus manos:
empeño es de su fervor
aspirar a agradecerte.

Sednos Domingo, &c.

Pues en alas del amor
Pasaste a más feliz suerte,
sednos Domingo en la muerte
Amoroso Protector.

Antífona

Hic vir, &c.

ɏ Ora pro nobis Sanctae Dominice.

ɍ Ut digni efficiamur promissionibus Christi.

Oremus

Clementissime Deus, &c.

(José de Salvador, Compendio de la vida y milagros de Santo Domingo de la Calzada, 1787, páginas 156-184.)

 
Santo Domingo de la Calzada