logo Fundación Gustavo BuenoFundación Gustavo Bueno

Teselas

La democracia desde el punto de vista pragmático

Gustavo Bueno trata de la democracia desde el punto de vista pragmático, frente al punto de vista semántico.


Gustavo Bueno, La democracia desde el punto de vista pragmático

Tesela nº 103 (Oviedo, 28 de marzo de 2012)

Transcripción GTGB ⋅ t103
La democracia desde el punto de vista pragmático
1 ❦ 00:00

Vamos a hablar hoy de la “democracia desde el punto de vista pragmático”. En la Tesela 1 hablamos de la democracia y distinguimos allí dos aspectos, perspectivas, o momentos, que tiene la democracia como toda institución, que llamábamos, respectivamente, el momento tecnológico y el momento ideológico o nematológico.

2 ❦ 00:39

El momento nematológico, o ideológico, es la teoría de la democracia, la idea del pueblo soberano expresado mediante sufragio universal (en el caso de las democracias homologadas, que decimos hoy, después de la caída de la Unión Soviética), organización de la Asamblea, o del Parlamento, o de las Cortes, como se llame. Y desde el punto de vista tecnológico veíamos a la democracia, como a cualquier otra institución, como una serie de mecanismos (una carpintería, se podría también decir) de funcionamiento de estas ideas que, hasta cierto punto, tiene un ritmo independiente de la propia nematología (que, por otra parte, tiene muchas variedades y no es unívoca). Es decir, en la carpintería de la democracia hay que incluir todo el aparato de urnas, de votaciones, de ritmos, de oradores, de habilidades de los políticos, que en este caso son hasta cierto punto comunes -o genéricamente comunes- con otras formas de organización política como puedan ser las aristocracias, o las dictaduras. Es decir, en todas ellas hay una carpintería similar entre los políticos que tienen que hablar ante el pueblo, que tienen que utilizar determinadas formas, ritmos, horas, &c.

3 ❦ 02:18

Esta distinción ya la hemos utilizado ampliamente, tiene su juego propio pero no agota la cuestión. Y, concretamente, no agota lo que vamos a hablar hoy que pertenece tanto al aspecto nematológico como al tecnológico. El aspecto que vamos a considerar hoy que es el punto de vista pragmático, otro criterio de distinción que es el criterio pragmático por oposición al criterio semántico. Es decir, que aquí el criterio de análisis de las democracias no es este que hemos expuesto de lo nematológico y de lo tecnológico, sino el criterio de lo semántico y lo pragmático.

4 ❦ 03:07

Lo semántico se refiere sobre todo a las teorías nematológicas –subordinadamente, a las carpinterías, diríamos– de la democracia que más o menos ofrecen la doctrina abstracta, general y, para decirlo más precisamente aún, en tercera persona; cuando se habla del pueblo, sobre todo, en tercera persona. Es decir, el pueblo es una entidad, que está dada, que se considera dada, y que tiene muy diversas formas de organización. Suponemos que la organización democrática no es la originaria, no es la primitiva, sino que las democracias aparecen frente a las aristocracias, frente a las autocracias, a las dictaduras, &c. Y que, por tanto, las democracias tienen siempre un componente polémico, precisamente, contra esas otras formas de gobierno que suponemos que son anteriores, según una tradición por otra parte muy conocida desde Platón y Aristóteles, &c., y además que la historia lo confirma así. Hablar de una democracia primitiva, de una asamblea originaria primitiva, es una idea más o menos mítica que Rousseau intentó cultivar pero sin éxito ninguno porque no hay pruebas documentales de que en una sociedad primitiva, pre-civilizada o pre-estatal, pueda hablarse de democracia en el sentido de democracia directa, espontánea, primigenia, &c. Primeramente hay formas de organización distintas, generalmente de carácter aristocrático o incluso dictatorial, y, sobre la reacción a estas formas, es cuando aparecen las formas democráticas, ya muy tardíamente diríamos. No hace falta poner ejemplos tomados de la historia del mundo clásico, &c. Lo cual no quiere decir que, a su vez, la democracia no pueda dar lugar a tiranías ulteriores, como se ve claramente en el caso de las ciudades-Estado griegas.

5 ❦ 05:42

La distinción entre estos ejes semánticos y pragmáticos es entonces la siguiente: desde el punto de vista semántico, el pueblo se considera en tercera persona. Y es discutible, y hay un amplio margen de discusión teórica –diríamos– acerca de cuál es la forma más estable de organización de una sociedad política (incluso establecida polémicamente contra una forma precedente de carácter aristocrático, o tiránico, o despótico) y cuál sea la forma más estable imaginable, cuáles sean las formas de organización. Realmente en esta perspectiva es donde suelen moverse la mayor parte de las doctrinas clásicas sobre la democracia. Y, en cambio, el punto de vista pragmático lo entendemos en el sentido más estricto de la expresión, a saber, lo que tiene que ver con la conducta de los propios individuos; en este caso de los propios individuos, ciudadanos, o como se quiera llamar, que participan en la democracia.

6 ❦ 06:53

Entonces, la distinción tiene este aspecto, por ejemplo, para demostrar claramente su alcance. Cuando estamos discutiendo desde una perspectiva semántica simplemente no preguntamos, en primera persona, cuáles sean los intereses y los argumentos favorables acerca de la democracia, sino simplemente discutimos en abstracto cuáles sean las formas de organización política, en tercera persona; cual fuera la organización del pueblo en tercera persona que debiera elegirse para que ese pueblo pudiera subsistir, por ejemplo. Pero esta discusión se mantiene, hasta cierto punto por lo menos explícitamente alejada de los intereses particulares de los individuos que están allí, y de los intereses universales. Por intereses particulares, ya podemos imaginar que pueden ser de carácter económico, de carácter puramente personal. Pues, por ejemplo, alguien que está discutiendo en el plano semántico sobre las ventajas de la monarquía frente a la república puede estar, sin embargo, adhiriéndose a la solución monárquica porque tiene relaciones con el rey, o lo que fuera, y porque favorece a sus intereses o a los de su familia. Estos intereses son particulares, pero que en todo caso ya sirven para demostrar la diferencia que hay entre un debate y una adhesión de carácter puramente teórico, abstracto, político (estrictamente político), acerca del Pueblo, de lo Justo, de la Justicia; y otra cosa tiene que ver con los intereses particulares o incluso universales que puedan afectar a todos los ciudadanos.

7 ❦ 08:51

La situación es muy parecida a lo que ocurre en otras instituciones, la más inmediata que se me ocurre poner como punto de comparación es la propia religión. Una cosa es discutir sobre cuál pueda ser la religión más perfecta, teológica por cuanto habla de Dios, de la Idea de Dios, de la relación de los hombres con Dios, y expone desde el punto de vista de una teología cuál pueda ser la religión más perfecta. Pero esta religión perfecta, sin embargo, en principio, está expuesta independientemente de los intereses que los hombres puedan tener con respecto a esa perfección. Porque puede ocurrir que muchos hombres que reconozcan efectivamente la superioridad de una determinada alternativa propuesta, sin embargo, no se sientan interesados por ella. Porque, ¿qué interés puede tener alguien para dar gloria a Dios mientras no se demuestre las conexiones de esa gloria con su propio interés personal? Se trata, entonces, de que una religión desde el punto de vista pragmático tendrá más posibilidades cuanto más incorpore a los intereses de los individuos, sea por razones reales, sea por razones imaginarias, eso es lo de menos. Es el caso concretamente de la religión cristiana cuando se dice, y se discute una y otra vez, que fue una religión fundada en principios mucho más oscuros e imperfectos que la teología aristotélica, por ejemplo de los filósofos griegos; porque la religión griega, aristotélica –diríamos–, no muestra claramente los intereses que los hombres pueden tener con la gloria de Dios, puesto que la gloria de Dios queda en otro terreno en el cual los hombres ni siquiera colaboran, en el terreno de Aristóteles. En cambio, el cristianismo, cualquiera que sean sus componentes semánticos, introduce unos componentes soteriológicos que ya interesan a cada uno de los hombres, o pueden interesar. Entonces, cada uno de los hombres ve en la revelación cristiana, a través de Cristo, del Dios hecho hombre, ve un nexo por el cual interesa ser religioso, porque se supone que el ser religioso tiene que ver con la propia salvación personal. Es el caso de aquel famoso debate, que alguna vez hemos citado, entre Pascal y Descartes, cuando decía Pascal arremetiendo contra el Dios de los filósofos dice: yo no conozco, ni me interesa el Dios de los filósofos, yo solamente conozco a Dios a través de Jesucristo; es decir, es Cristo el que me ofrece garantías de una salvación personal. Y por tanto, este es el punto de vista pragmático, quiero decir.

8 ❦ 11:52

Bueno pues con la democracia pasa lo mismo. Una cosa es que en el debate semántico se ponderen, se contrasten, las ventajas o inconvenientes, las probabilidades de mejor eutaxia entre una forma y otra. Y otra cosa es que se manifiesten los mecanismos por los cuales esta superioridad teórica de una forma política frente a otra encuentre un engranaje con los intereses personales, y no ya de carácter puramente particular, sino de carácter universal, es decir, que afecten a todos los ciudadanos.

9 ❦ 12:30

En este sentido, a mí me parece que la cuestión está planteada de nuevo, y que prácticamente está intacta. El punto de partida de esta tesela consistiría en lo siguiente. En advertir que la defensa y exposición que se hace de la democracia frente a la autocracia, &c., se mantiene en un plano semántico, pero que por sí misma no explica la razón por la cual (sobre todo después de la caída de la Unión Soviética, y por supuesto de la caída del fascismo, regímenes, a pesar de que se llamen democracias populares, considerados como totalitarios, como despóticos, &c, como dictaduras; la dictadura del proletariado explícitamente en la Unión Soviética), entonces la cuestión es, por qué estas formas de Estado semánticamente tan perfectas como pueda ser el comunismo o el nacionalsocialismo, sin embargo, han dejado de atraer a los individuos. Y, sobre todo, después de la Unión Soviética y de la caída del fascismo y del nazismo se ha llegado a una especie de consenso en las llamadas “democracias homologadas” en donde la democracia se defiende como un principio evidente, incontestable, incomparable de organización política, como la forma más perfecta de organización política. ¿Cómo se ha llegado a esto? Es decir, qué engranaje hay con los intereses individuales (eso es), que en este caso son individuales pero universales porque afectan a todos los ciudadanos.

10 ❦ 14:21

A mi juicio la razón, y esta es la hipótesis que vamos a sugerir aquí, aunque caben otras por supuesto, pero la hipótesis que vamos a sugerir es la siguiente. Que las razones de la imposición progresiva de la democracia, del consenso democrático entre todos los países occidentales, por ejemplo (sobre todo los que vienen enfrente de los sistemas anteriores, inmediatos, antes de la caída de la Unión Soviética, repito la dictadura del proletariado en la Unión Soviética; o el fascismo, o el nacionalsocialismo en la otra parte), que las razones son de otra índole. Que no es por la admiración, el cultivo, la fascinación que pueda ofrecer una sociedad perfecta, como pueda ser la descripción del sistema soviético por sus ideólogos en la época de Stalin o incluso de los sucesores. Sino que cuáles son los intereses personales, porque claro suponer que el interés del individuo es precisamente el Estado, en la última generación…, esto naturalmente no explica nada. Esto es justamente lo que no explica nada. Decir que los individuos deben defender, y alinearse, y militar en todas las corrientes que van orientadas hacia la obtención del estado final de la humanidad con todos los sacrificios que haga falta para que las próximas generaciones puedan efectivamente lograr el proyecto que semánticamente es el más perfecto; sin embargo no explica por qué, o cómo, engranan estos intereses semánticos globales acerca de la sociedad y del pueblo, con los intereses de cada uno de los individuos de ese pueblo. Queda roto ese mecanismo. Y, entonces, parece, o se supone –en las exposiciones ordinarias de las democracias homologadas–, que las razones por las cuales el individuo se integra, o se interesa, o se compromete con la democracia sean esas razones semánticas. Y no es esto, esa explicación pediría el principio.

11 ❦ 16:32

En este sentido la hipótesis que sugerimos es la siguiente. Que la verdadera razón por la cual la forma de la democracia parlamentaria (sufragio universal, Estado de derecho, &c.) ha llegado a interesar a todos los hombres, y muchos hombres se han incorporado a ella, es de otro tipo que tiene que ver, principalmente, no ya con supuestos mecanismos –diríamos metaméricos–, en tercera persona, sino en primera persona, a saber: en cuanto el individuo, yo, estoy implicado precisamente con el pueblo, en cuanto el pueblo es lo que me rodea, la gente que me rodea, gente heterogénea, &c., (la que hay en un supermercado, en un partido de fútbol, la gente en general, y por supuesto en el resto de la vida ordinaria, en la vida administrativa, en la vida de la fábrica, de la empresa, &c.). Y que todo este pueblo, concepto que por sí mismo es sumamente oscuro como es evidente, porque ese pueblo es tan metafísico como Dios. Ese pueblo concebido como una acumulación de individuos, pero cada uno de los individuos dotado de una libertad propia, de una igualdad con los demás, &c; a mi juicio, el mecanismo fundamental por el cual cada ciudadano se siente implicado en la democracia es no por razones semánticas, repito, sino razones pragmáticas. Que concretamente haríamos consistir en esto: en que cada individuo ve en la democracia el canal mediante el cual es reconocida su libertad, su igualdad, que no está por debajo de ninguna otra.

12 ❦ 18:19

Es decir, en la democracia el individuo es demócrata, en el sentido pragmático, porque considera que la democracia es la forma en la cual él es reconocido como soberano. Nadie está por encima de él, no ya en el plano, o debe estar, en el plano económico, o jurídico, &c., sino porque todos son iguales ante la ley, y porque nadie tiene una autoridad sobre la propia del individuo, e incluso si esa autoridad se extiende, en las evoluciones ulteriores a la democracia a las formas de opinión. Cada individuo, en la medida en que con su voto se presupone que contribuye al voto soberano que elige a los representantes del pueblo en el Parlamento, entonces el individuo tiene que tener absoluta libertad para opinar y de ser reconocido, y respetado, y tolerado en sus opiniones. Es la idea de la tolerancia, de la respetabilidad, de respetar las opiniones ajenas, la tolerancia, &c., como virtud máxima de la democracia. Esto sería la razón por la cual, como estos intereses son universales, no son particulares porque afectan absolutamente a todos, entonces los individuos serían demócratas, porque en la democracia ven la única forma política en donde sus aspiraciones a no tener por encima a nadie que les ordene, a ser soberanos en sus propias opiniones, juicios y conductas, a no tener que estar sometido a nadie (una especie de anarquismo, diríamos, de anarquismo absoluto que está funcionando en ese sentido); esta sería la razón por la cual la democracia ha tenido esa forma de consenso tan universal que tiene.

13 ❦ 20:04

Ahora bien, ¿cómo se habría producido este consenso, y hasta qué punto este consenso habría sido favorecido por las propias clases dominantes, o las élites que conducen a la sociedad? Supuesto que efectivamente una sociedad no se organiza por sí sola ni por acumulación simplemente de opiniones, sino que necesita siempre una tradición, o una estructura de dirigentes, de élites aunque sean cambiantes, lo que llamamos la “clase política” [o como quiera] que se llame. Clase política que en absoluto puede concebirse, a mi juicio, como algo que fluya automáticamente en cada generación, sino que tiene una historia. Es decir, las élites políticas de una situación son siempre procedentes, en virtud de unos mecanismos propios, de otras élites anteriores (lo que se ve claramente en las tradiciones de los partidos políticos en las democracias de partidos, donde cada partido tiene su propia tradición siempre, además que está reforzada continuamente con iconografía de los antecedentes, de los grandes héroes del partido, &c). Y entonces las élites siempre tienen ya una canalización propia, característica, que se enfrenta a las otras canalizaciones.

14 ❦ 21:28

La hipótesis es la siguiente. Que la democracia parlamentaria, de las democracias homologadas (frente, repito, a las dictaduras o autocracias precedentes), han sido sobre todo canalizadas (ya desde la Revolución francesa, frente al Antiguo Régimen) con componentes realmente anarquistas, como digo, por los propios políticos. Es decir, las propias clases en cada momento dirigentes políticamente, se “habrían dado cuenta” (para utilizar la expresión, aunque sea muy inadecua, la expresión utilizada en la República de Platón por Critias, &c, para explicar el origen de la religión, porque una astuta casta de sacerdotes ha llegado a engañar realmente al pueblo haciéndoles creer que hay dioses donde no hay; utilizando esta expresión por rapidez y por razones heurísticas puramente), podría decirse una astuta casta de dirigentes se ha dado cuenta, que el hecho simplemente de dirigir, o de gobernar, un país democrático en este propósito se exponen continuamente a la reacción inmediata de los gobernados. Esta reacción es tan constante y tenemos tal tradición histórica que todo grupo dominante sabe que su posición de privilegio, en el momento en que gana unas elecciones, va a enfrentarse inmediatamente con la opinión de los gobernados (según aquella definición de Aristóteles de que una sociedad política contiene siempre gobernantes y gobernados). Entonces una casta sabia y astuta de gobernantes habría hecho lo posible para persuadir al pueblo de que los que mandan no son los gobernantes, sino el pueblo mismo, a través de sus representantes. Y por consiguiente, que ellos quedan preservados de este modo, quedan defendidos, de los inevitables ataques y reacciones en contra de los gobernados. Y de este modo, cada uno de los electores siempre que llegue a tener la conciencia absoluta de que su voto o su actitud forman parte integrante de un sistema global de la voluntad general, y que su contribución es decisiva a esa voluntad general.

15 ❦ 24:17

Naturalmente, este es el principio de la democracia, pero este es el principio que hay que demostrar. Y entonces de lo que se trataría es que la democracia parlamentaria, (sufragio universal, &c.) habría obtenido una forma de consenso porque cada cual ve en la democracia la forma inmediata y la única en cada momento de mantener esa situación de supremacía soberana en cuanto a opinión, la conducta, &c., &c., y el derecho a mantenerla aun cuando las dificultades del momento no lo permitan. Pero siempre con la esperanza de derribar al gobierno de turno para poder, a través de su voluntad y de su colaboración con otros ciudadanos, establecer otro gobierno. Naturalmente, esto se funda en la creencia de que la voluntad del individuo es libre, que no es determinista, y que es él el que realmente, libremente, ofrece nuevas posibilidades.

16 ❦ 25:22

Pero en realidad la cuestión sería que el mecanismo de la democracia sería una especie de “escudo apotropaico”, defensivo, de los que saben que el gobierno necesita frenar la reacción de los gobernados haciéndoles creer que ellos son los que dirigen. Entonces, la democracia sería así una especie de “opio del pueblo”, para decirlo en los términos tradicionales, en donde el pueblo cree realmente que por ser demócrata tiene garantizada ya la forma definitiva de gobierno compatible con su libertad, su no sumisión absolutamente a ningún amo, su propia personalidad, su libertad de tipo anarquista y entonces la democracia sería esto y, por tanto, podría decirse por otros muchos que sería una pura ilusión; pero suficiente (como la ilusión del cristianismo) para mantener multitudes inmensas sometidas a esta disciplina democrática con todas sus limitaciones, pero que están envueltas en esta perspectiva pragmática que sigue siendo, sin embargo, tan intencional, y tan ideal, y tan metafísica si se quiere como cualquiera otra.

Final ❦ 26:47

GTGB

Democracia

Qué es la democracia · tesela nº 1

Democracia procedimental · tesela nº 64

Democracia ateniense · tesela nº 65

La democracia se dice de muchas maneras · tesela nº 67

Democracia y racionalidad · tesela nº 68

Democracia interna de los partidos políticos · tesela nº 69

Democracias políticas y democracias apolíticas · tesela nº 70

República y Democracia · tesela nº 71

Democracia representativa · tesela nº 73

Democracia y Derechos Humanos · tesela nº 74

Dos grandes concepciones sobre la democracia · tesela nº 75

Sobre la mentira política · tesela nº 76

Democracia como sistema político / Democracia como ideología · Diccionario filosófico

Panfleto contra la democracia realmente existente · 2004

El fundamentalismo democrático · 2010

Seminario sobre la Democracia · Escuela de Filosofía de Oviedo, 2011

La democracia desde el punto de vista pragmático · tesela nº 103