Proyecto Filosofía en español Hemeroteca
El Comercio
Viernes, 15 de febrero de 2002
Contraportada

Extraña pareja
Iván Armesto, concursante de Gran hermano, presentó en Oviedo el libro Telebasura y Democracia de Gustavo Bueno
«Cada vez estoy más harto de la casta de los profesores», dice el filósofo

Gustavo Bueno e Iván Armesto
Gustavo Bueno e Iván Armesto mantienen su amistad desde que el primero defendió el programa de televisión.
Foto: Jesús Díaz

Paula Suárez

Extraña conjunción para algunos. Simple amistad para los dos protagonistas de la presentación del libro. Iván Armesto, gijonés, protagonista de la primera edición de Gran hermano actuó ayer de presentador de Telebasura y democracia, último libro del filósofo Gustavo Bueno.

Si en la Casa de América en Madrid el presentador fue Paco Lobatón, para la puesta de largo del libro en su casa, la Fundación Gustavo Bueno, este prefirió a Iván.

«El primer sorprendido de estar aquí soy yo» confesaba el gijonés toda vez que no se considera un «académico» y que pensó que «no iba a poder leer el libro, porque tiene un lenguaje difícil». Poco a poco, decía ayer, logró entenderlo, también porque conoce la tele «por dentro».

Iván Armesto considera que el contenido de Telebasura y Democracia es y va ser un «palo grande para muchos intelectuales». Como resumen del mismo el ahora colaborador de María Teresa Campos destaca que es «mejor el inteligente que el intelectual», idea que redondeó aseverando que «mucha gente habla con mucha soberbia de la televisión».

La réplica, o mejor dicho el cable que le echaba Gustavo Bueno no quedaba atrás. El académico de la televisión reconocía el «valor extraordinario de sus palabras» y lanzaba el órdago: «yo cada vez estoy más harto de la casta de los profesores en general, cada vez me repugnan más».

Cada vez, repetía el catedrático de la Universidad de Oviedo «creo que en las facultades de humanística el conocimiento se limita puramente a los nombres, me alegro que Iván lo haya entendido porque es para eso», para que lo entienda todo el mundo.

Gustavo Bueno aprovechó esta cita para negar un tópico que le ha llegado a sus oídos, aquel que habla de que ocuparse de la televisión es de una edad senecta y de quien ha perdido el brío para «cosas más profundas». En este sentido recordó que el filósofo es quien analiza y se interesa por las cosas de su época, «así hacía Platón y Aristóteles» apostilló.

Aunque conoció la televisión con «treinta y tantos años» el filósofo le ha dedicado ya dos libros y múltiples artículos e intervenciones.

De pie, como es habitual en sus intervenciones hizo una larga descripción del concepto de televisión, también del de obscenidad, que no otra cosa que «poner en escena lo que en principio es privado», de la opacidad y de la basura.

Este último proviene del latín barredura, y aplicandolo a la televisión debería ser aquello que precisamente se quita. A su juicio tampoco se puede hablar de telebasura, porque no es un concepto, sino una acumulación de otros muchos.

Bueno reiteró ayer su defensa de Gran hermano y su ataque a quienes se rasgan las vestiduras, «cuando no era más que una oportunidad de ver la convivencia, la misma que hacemos nosotros en nuestras casas», esa era la razón de que «la gente se quedase aterrorizada».

En Telebasura y Democracia, editado por Ediciones B el catedrático de Filosofía también analiza un manifiesto firmado en 1997 por sindicatos y asociaciones contra este tipo de televisión. De la mano de estas tesis, dice el filósofo, llegará la polémica.

 


Fundación Gustavo Bueno
www.fgbueno.es