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El Correo de Andalucía
Sevilla, domingo 5 de marzo de 2000
Punto de vista
página 11

España frente a Europa

Gustavo Bueno ha escrito un libro que debería ser de lectura obligada en las escuelas; en él se concluye que la unidad y la identidad de España no son cuestiones de izquierdas y derechas

Fernando Ortiz / Escritor

El filósofo y profesor de filosofía Gustavo Bueno ha escrito un libro imprescindible para quien desee comprender hoy qué es, qué ha sido y qué puede ser España. El libro en cuestión se titula España frente a Europa y ha sido publicado por Alba editorial en 1999. Acabo de hacer una primera lectura de sus páginas, subrayando con lápiz rojo aquellos pasajes para mí más esclarecedores, y pienso hacer otra más demorada, dada la densidad del volumen en cuestión. Un libro así no se publica todos los años. Aunque la claridad mental de Bueno es absoluta, lo que dice, al emplear el lenguaje riguroso del filósofo, requiere a veces lectura atenta para su comprensión. Un glosario final aclara los términos que proceden del materialismo filosófico, y que puedan extrañar al lector ajeno a esta disciplina. Lo que dice Bueno es claro, y desnuda por ello y sin quererlo muchas imposturas políticas, lingüísticas y morales. Pero hay que prestar atención al maestro si queremos desentrañar su lección, nunca gratuita. Por ejemplo, el término nación puede decirse de varias maneras que se interrelacionan entre sí, al igual que ocurre con el término imperio. No es culpa, pues, del maestro Bueno, que tenga, muy didácticamente, que pararse para decir cada una de ellas y sus postulados. Pero este decir nunca es gratuito, y sí enriquecedor. Justo al contrario de lo que ocurre con los «comunicadores» –ya sean políticos o periodistas– que se han inventado un galimatías impreciso, oscuro y presuntuoso. Y lo han inventado por una mezcla de cursilería, ignorancia y pereza, pero también porque a veces les conviene engañarnos con palabras ambiguas e incluso desprovistas de todo significado.

Aquí no se pretende explotar con oportunismo la actualidad, sino tratar de explicarla. Por eso, la serenidad es la nota dominante y obligada del libro, incluso en capítulos como el titulado El nacionalismo vasco como proyecto de secesión, no de autodeterminación, donde, por poner un ejemplo candente, se nos, explica: «Se tiene la impresión [...] que los criterios que se utilizan contra el secesionismo ("es anti-histórico, es antidemocrático, es anti-constitucional") están movidos por la voluntad de mantener oculta la verdadera "madre del cordero" de la cuestión [...], una voluntad, por cierto, análoga acaso, a la que inclina a condenar el terrorismo de ETA por su condición genérica de "violento", como si se quisiera ocultar con ello la condición específica de su violencia, a saber, la condición de "violencia asesina anti-española". Porque la madre del cordero es ésta; que los separatistas vascos o catalanes no tienen por qué ser vistos desde España como anti-democráticos, ni como anti-constitucionales (porque si se refieren a la Constitución de 1978 esto sería pura tautología), o como anti-históricos, sino, sencillamente, como anti-españoles, como enemigos de España.» Deshacer lugares comunes, repensar lo dado, es tarea del filósofo, y esto lo realiza Bueno de manera ejemplar cuando, después de analizar la cuestión, «sine ira et cum studio», concluye: «Las cuestiones relativas a la unidad y a la identidad de España no son cuestiones que puedan ser resueltas desde los principios de la democracia o de la antidemocracia, ni tampoco de los principios considerados de la "derecha" o de la "izquierda". La izquierda, en cuanto tal, o la derecha, en cuanto tal, tienen poco que decir en relación con la cuestión de la identidad o de la unidad de España; son las premisas que se mantengan acerca de estas cuestiones las que tendrán mucho que decir.» Este libro debería ser de lectura obligada en todas las escuelas de España, en cuanto los muchachos tuvieran caletre para ello. ¿Que tiene ciertas dificultades de comprensión? Más fácil fue, sin ir más lejos, comprender a un alcalde de Sevilla cuando, con maravillosa paráfrasis, en lugar de decir «evitar atascos» pronunció esta maravillosa frase, recogida para la posteridad en la Prensa (Abc de Sevilla, 9-11-1985): «Resolver problemas producidos por angosturas puntuales en articulaciones estratégicas del viario.»

 


Fundación Gustavo Bueno
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